La reconquista de la Luna está a punto de comenzar. La NASA ha puesto ya su engranaje a todo motor para volver a pisar el suelo de nuestro satélite. ¿Podrá la Humanidad dar un nuevo paso en 2018? El experto en temas espaciales Luis Ruiz de Gopegui, que trabajó durante 30 años para la agencia estadounidense, analiza para El Cultural las posibilidades de éxito de este programa y sus repercusiones.La NASA ha anunciado recientemente los detalles más relevantes de una nueva iniciativa espacial que pretende ampliar su horizonte dentro del campo de los vuelos tripulados. Se trata de desarrollar todos los elementos básicos (dos nuevos lanzadores, un módulo lunar y un pequeño vehículo con capacidad para transportar hasta el satélite a cuatro astronautas) que le permitirían regresar a la Luna por el año 2018. Esta nueva iniciativa tiene ya la aprobación del presidente de los EEUU aunque le faltan la del Congreso y la del Senado, que son bastante más difíciles de obtener. No se trata de un anuncio sorpresa puesto que en enero de 2004 George Bush ya había anunciado un importante cambio de rumbo en la exploración tripulada del espacio por parte de los EEUU, que consistiría en abandonar paulatinamente los programas de la Estación Espacial Internacional y de los Transbordadores Espaciales y encaminarse, también paulatinamente, hacia el regreso a la Luna y finalmente hacia un “deseado” viaje al planeta Marte.

Cuestión de tecnología

El aspecto técnico de esta iniciativa en lo referente al viaje a la Luna parece muy razonable. No requiere el desarrollo de ninguna nueva tecnología. Los motores que utilizarían los cohetes lanzadores serían los mismos que se utilizan actualmente en los Transbordadores Espaciales con muy pequeñas modificaciones. El módulo de descenso y ascenso lunar sería una versión moderna del utilizado en las misiones Apolo de los años 69-72. La nave que llevaría a los astronautas de ida y vuelta a la Luna sería el Vehículo de Exploración Tripulada en el que la NASA lleva trabajando ya más de dos años. La forma de llegada a la Tierra utilizaría el sistema de retrocohetes y paracaídas con caída en suelo firme utilizado por los soviéticos y rusos desde hace más de cuarenta años. Y finalmente los ensamblajes en órbita serían los mismos que se vienen realizando sin problemas relevantes desde hace medio siglo. Otra cosa es el subsiguiente viaje a Marte sobre el que no se ha dado ningún detalle dado lo lejano que está en el tiempo (no antes del 2030).

Se habla de que el programa costará unos 104.000 millones de dólares que se invertirán en los próximos 13 años. Nos estamos refiriendo por supuesto sólo al programa lunar, sin hablar para nada del viaje tripulado a Marte. Esos millones representan un gasto anual de unos 8.000 millones de dólares.

En la actualidad los presupuestos de la NASA rondan los 16.000 millones de dólares anuales, es decir que el nuevo programa lunar requeriría una inversión del 50% del presupuesto de la NASA, que es una cifra muy de acuerdo con lo que la agencia americana invierte actualmente en vuelos tripulados. El proyecto se podría sacar adelante sin tener que recurrir a ningún presupuesto extraordinario, pues en los tiempos actuales en los que la economía de los EEUU pasa por momentos difíciles pensar en inyecciones monetarias extraordinarias resulta poco realista. Hay, sin embargo, un pero importante. Se trata de la continuidad. Es preciso que el próximo presidente de los EEUU y que el siguiente administrador de la NASA mantengan este interés por regresar a la Luna, de lo contrario sería muy difícil llevar a la práctica el programa lunar o se retrasaría tanto que perdería mucho interés.

Respecto a la fecha, el año 2018, creo que puede ser un objetivo muy razonable. En el año 1996, hace casi una década, publiqué un libro (Hombres en el espacio, McGraw-Hill, Madrid) donde se decía (página 264): “No parece posible que el hombre regrese a la Luna… antes del año 2020”.

Hielo e hidrógeno

Lo que no está especificado claramente en la iniciativa lunar presentada por el Administrador de la NASA es el propósito para el que se intenta regresar a la Luna. Se habla de una base lunar que podría situarse en la zona sur del satélite donde se sabe que hay grandes cantidades de hidrógeno y de hielo. Pero no se dice nada más. También se habla de dos viajes a la Luna por año. Ir a la Luna es una cosa y establecer allí una base lunar es algo muy diferente porque es mucho más costoso y requiere mucho más tiempo de actividad extraterrestre.

Una base lunar es un pequeño conjunto de instalaciones que hagan posible la estancia corta (dos o tres semanas) de un reducido grupo de astronautas y científicos en el satélite. Una base lunar puede proporcionar beneficios interesantes a la humanidad. La Luna es un lugar muy apropiado para hacer astronomía avanzada desde ella, es una plataforma altamente estable, mucho más que la que sustenta al telescopio Hubble. Además, está libre de interferencias ópticas y readioeléctricas, sobre todo en su cara oculta, circunstancia que no se da en el Hubble. La atmósfera lunar es extraordinariamente tenue, también mejorando a la que rodea al Hubble. La gravedad lunar es muy baja, lo que permite construir allí grandes estructuras que prácticamente no se deformen con el cambio de postura. La Luna posee zonas criogénicas naturales muy convenientes para la astronomía infrarroja. También permitiría hacer interferometría de muy larga base apoyándose en la Tierra. En la luna se puede “recolectar” Helio-3, un gas que allí es muy abundante. Sería fácil transportarlo a la Tierra dado que no sería muy costoso ya que es muy ligero. El Helio-3 puede ser muy valioso en el futuro para facilitar la fusión nuclear, lo que proporcionaría una fuente casi inagotable de energía limpia.

Pero no son éstas las únicas aplicaciones de una base lunar, aunque posiblemente sean las más importantes. Una base lunar bien equipada podría utilizarse como taller para el entrenamiento de astronautas para misiones interplanetarias, campo excepcional para la experimentación en robótica, laboratorio para medicina espacial, plataforma para el ensamblaje y aprovisionamiento de naves interplanetarias, cementerio muy seguro para el almacenamiento de residuos nucleares de larga vida activa, etc…Una de las claves del éxito de la base lunar sería que se pudiera construir al menos parcialmente aprovechando los propios recursos lunares, es decir, materiales extraídos de la superficie de la Luna o a escasa profundidad y que permitirían la obtención de cementos y de otros ingredientes similares. Se cree que algunos metales, así como hidrógeno y oxígeno, también pueden obtenerse en la Luna sin recurrir a instalaciones demasiado sofisticadas.

El proyecto de una base

Pero nada de lo anterior está especificado en la propuesta del Administrador de la NASA y se corre el peligro de que se vaya a la Luna y se regrese y no se haga prácticamente nada más. Se podría repetir la historia de la Estación Espacial Internacional que cuando se “vendió” se les dijo a los contribuyentes que allí se podrían obtener medicinas muy sofisticadas que servirían para salvar vidas y que sólo se podían fabricar en el espacio. Posteriormente se ha comprobado que eso no es así, por lo que la Estación Espacial está perdiendo interés de forma alarmante.

El proyecto de una base lunar es un programa muy ambicioso aunque sea una base pequeña. La Luna es un ambiente muy hostil: las variaciones de temperatura entre la noche y el día (cada uno dura aproximadamente 14 días terrestres) es de casi 300 grados centígrados, las radiaciones procedentes del Sol y la galaxia llegan allí con gran intensidad y la continua lluvia de micrometeoritos puede ser muy peligrosa. Por eso sería muy conveniente recurrir a la cooperación internacional, lograr que participe Europa y países como Rusia, China, Japón, Australia, Canadá, Brasil, Corea, etc…Por otra parte, hablar del viaje a Marte para el año 2030 me parece prematuro y sin mucho sentido. Queda mucho camino por recorrer antes de poder enviar seres humanos a Marte.

Luis RUIZ DE GOPEGUI

Fuente:

http://www.elcultural.es/HTML/20060427/Ciencia/CIENCIA17141.asp