Dios finalmente llegó a los reality shows de la televisión estadunidense, y contra todo pronóstico y por extraño que parezca, el programa cuenta con el entusiasta apoyo de las jerarquías de la Iglesia Católica. Dios o la chica (God or the Girl) enfrenta a cuatro jóvenes seminaristas católicos a sus libidos durante las semanas previas a ordenarse como sacerdotes, cuando asumirán el voto de castidad.

En los primeros episodios, oportunamente emitidos el Domingo de Pascua en el canal de cable A&E, se vio a Joe, Dan, Steve y Mike sorteando las tentaciones de la vida secular, incluyendo antiguas novias, en su tránsito hacia la sotana.

“Son brillantes, atléticos jóvenes con ambiciones, amigos para divertirse, e incluso chicas con las que podrían querer casarse. Pero bajo esa apariencia, están confundidos tratando de decidir si son llamados en una dirección completamente diferente”, señala el programa.

El más torturado es Joe, de 28 años. En el primer capítulo del programa viaja a Alemania para la celebración del Día Mundial de la Juventud Católica, donde espera encontrarse con una chica a quien nunca le declaró su amor.

Dan, de 21 años y larga melena, dejó de salir con chicas y se une a una jornada de rezos frente a una clínica de abortos. Él mismo decide poner a prueba su propia fe caminando 30 kilómetros con una cruz de 40 kilos en su espalda.

Steve tiene 25 años y aspecto de niño. Soñaba con hacerse millonario. Ahora le cuenta a sus amigos, ex compañeros de borracheras, su intención de convertirse en cura. Y Mike, de 24 años, no sabe si quedarse con su novia Aly o tomar el camino que le indica su mentor, un párroco visiblemente celoso de la influencia de Aly.

“Es sólo 1% de lo grosero que podría ser”, señaló la revista en internet Slate, aunque imaginó que “un día eso terminará por llegar” y sugirió un posible reality titulado “¿Quién quiere probar los placeres de la carne?”.

The New York Times comentó por su parte que God or the Girl “trivializa la decisión (de convertirse en cura) y las profundas creencias” involucradas en ese paso.

“Aún así, el show habría podido ser mucho peor”, agregó.

Aprobado por el clero
La Iglesia católica, que tras el escándalo de los sacerdotes pederastas ha tenido problemas para reclutar seminaristas, ha visto en la serie una vía para captar una audiencia inédita y difundir anuncios sobre la fe.

“¡Finalmente la telerrealidad se encontró con la religión!”, aplaudió la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. “La serie ofrece un tratamiento respetuoso de un paso importante en la vida…”, indicaron los obispos.

Nueva York. Cahterine Hours/AFP

Milenio diario, 26 de abril de 2006.