El objetivo de la osteopatía es recomponer las estructuras corporales dañadas por alguna lesión o mala postura. La imagen que se suele tener del osteópata es la de un señor grande como un armario que nos retorcerá como un trapo hasta que crujan todos nuestros huesos. A decir verdad, la verdadera osteopatía está lejos de este tópico. Como en el resto de las prácticas para la salud no convencionales (homeopatía, quiromasajes…) la osteopatía está envuelta en cierto halo misterioso que la aleja de la seriedad y el rigor que caracterizan a esta disciplina.La osteopatía es una parte complementaria de la medicina convencional, por lo que su práctica exige elevados conocimientos de fisiología y anatomía. En no pocas ocasiones, detrás de un o una osteópata hallaremos un médico o un fisioterapeuta que ha adoptado esta práctica como un método más para tratar las dolencias de sus pacientes.

La consulta al osteópata es algo común en países como Estados Unidos o Gran Bretaña, donde esta profesión está reglamentada. En Francia y Bélgica, el proceso de reconocimiento de esta actividad se está desarrollando en la actualidad. En España, la osteopatía no tiene ningún nivel de reconocimiento, pero algunas mutuas privadas la ofertan en sus servicios.

La osteopatía surge en Estados Unidos al final del siglo XIX de la mano del doctor Andrew Still. Este galeno llegó a la conclusión de que el buen funcionamiento de los órganos dependía de la existencia de una armonía entre las vísceras, los músculos, los huesos, las articulaciones y tendones. El bloqueo de uno de los componentes del cuerpo humano por parte de otro sería, según la osteopatía, causa de molestias y disfunciones.

El término que da nombre a esta práctica viene de los términos griegos ‘osteos’ (hueso) y de ‘pathos’ (dolencia), aunque algunos osteópatas prefieren atribuir la segunda parte de la palabra al término inglés ‘path’, camino, por lo que tiene esta disciplina de recorrido desde las estructuras profundas del cuerpo hasta las externas.

El osteópata debe ser capaz de reconocer, mediante diferentes técnicas, dónde se encuentra bloqueada alguna de las distintas redes circulatorias del cuerpo, ya sea el sistema arterial, venoso, nervioso, linfático o céfalo raquídeo. Así, puede que la causa un dolor en el cuello provenga de un esquince de tobillo mal curado, que ha provocado una concatenación de sutiles variaciones en toda la estructura corporal que terminan con una tensión en las cervicales. De esta manera, la misión del osteópata pasa antes por averiguar la causa del dolor que por intentar mitigar sus síntomas.

La osteopatía tiene una clara vocación holística, e intenta en todo momento ver el cuerpo humano como un todo interconectado, más que como piezas aisladas de un mecanismo más o menos complejo: esta es, precisamente, la diferencia principal entre esta práctica y otras ramas de la medicina como la traumatología o la fisioterapia.

Dependiendo de la gravedad de la lesión, el dolor o bloqueo puede desaparecer con una sesión de osteopatía o bien puede requerir la realización de varias consultas. La osteopatía está indicada para el tratamiento de patologías del aparato locomotor, como lumbalgias, ciáticas, hernias discales, esguinces, y también para las patologías derivadas de disfunciones viscerales, como estreñimiento, adherencias post quirúrgicas o hernias de hiato. Existe una parte de la osteopatía que se dedica especialmente a la zona craneo-sacral, por lo que también está indicada para el tratamiento de vértigos, migrañas, sinusitis, algunos trastornos oftalmológicos, etcétera.

Fuente:

http://mujer.tiscali.es/repor.jsp?pos=0&sub=5&content=455521