La sustancia es compatible con el tejido humano, e incluso puede usarse en el cerebro.

Lo denominan titania y se emplea para administrar un fármaco contra la epilepsia, informa Tessy López, investigadora.

Estudian su empleo en el proceso de cicatrización posoperatorio

LAURA POY SOLANO

La capacidad de manipular la materia átomo por átomo es una de las innovaciones más ambiciosas y complejas de la ciencia moderna. Su campo de aplicación se extiende desde la medicina hasta las industrias electrónica, textil, energética, cosmética y de construcción, entre otras.

Una de las áreas de experimentación más prometedoras de la llamada nanotecnología es la creación de nuevos materiales que puedan ser aplicados en novedosos tratamientos médicos que permitan curar enfermedades célula por célula, reparar tejidos, mejorar los sistemas inmunológicos y desarrollar mecanismos más eficaces para la administración de fármacos que ataquen padecimientos hasta hoy incurables.

En este último campo, Tessy López Goerne, pionera en el desarrollo de nanomateriales en México y coordinadora de la Red de Nanociencia para Neurología y Neurocirugía Molecular, destacó que desde hace una década comenzaron en nuestro país las primeras investigaciones para desarrollar materiales biocompatibles con el tejido humano para utilizarlos como “pequeños vehículos que descargarán la dosis necesaria de medicamento para atacar determinada enfermedad”.

Material único

Actualmente, aseguró, hemos obtenido un nanomaterial “único en el mundo” compatible con el tejido humano e incluso biocompatible con cualquier parte del cerebro, sin dañar las neuronas o causar inflamación neuronal.

Un acuerdo suscrito en 2004 con el Instituto Nacional de Neurología y Neurociencias y especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), permitió utilizar el material nanoestructurado, es decir, creado molécula por molécula, denominado titania, e iniciar una primera fase de investigación para el tratamiento de padecimientos neurológicos como la epilepsia.

En entrevista con La Jornada, señaló que al desarrollar un material nanoestructurado biocompatible con el tejido cerebral, “demostramos en estudios de laboratorio que este pequeño cilindro que mide un milímetro por 1.3 milímetros, puede contener un antiepileptico con dosis para un año y mantener una liberación controlada de fármacos neurológicos”.

El proyecto denominado Nanomateriales sol-gel biocompatibles con tejido cerebral y liberación controlada de fármacos, se enfocó al tratamiento de la epilepsia debido a que en México se estima que existen poco más de dos millones de personas afectadas por esta enfermedad, ya que después de las cefaleas, la epilepsia es uno de los padecimientos más recurrentes.

Al desarrollar un material nanoestructurado, indicó, con un tamaño y porosidad variable logramos no sólo que fuera compatible con el tejido cerebral, también existe la posibilidad de tratar diversos padecimientos, ya que al emplearlo no se causa ningún daño neurológico.

López Goerne afirmó que tras concluir la primera fase del proyecto, “iniciamos una nueva etapa en la que participan más de cien investigadores de diversos campos científicos, como neurofisiólogos, químicos, físicos, ingenieros y especialistas en simulación molecular, además de 10 instituciones mexicanas, por lo que hemos sido reconocidos por la Comunidad Europea como una red científica”.

Verificar resultados

El siguiente paso, aseguró, es volver al laboratorio y verificar los resultados para ver como funciona y libera el medicamento en especies más grandes, no sólo con ratas de laboratorio, para que en un futuro, de ser exitoso, se pueda aplicar en seres humanos.

Con más de 25 años de experiencia en el campo de la nanotecnología y el desarrollo de materiales, la especialista y catedrática de la UAM señaló que esta casa de estudios tramita la patente de este nanomaterial “que fue desarrollado en México y que esperamos tenga diversas aplicaciones para beneficio de los pacientes”.

Uno de ellos, agregó, podría ser la aplicación de una proteína empleada para la cicatrización en procesos posoperatorios que actualmente resulta muy costoso para las instituciones de salud, y de aplicar el “nanomaterial que hemos diseñado se podría ubicar en alguna parte del cuerpo para que se liberara la cantidad necesaria y por el tiempo indicado”.

Fuente: La Jornada.