No sólo el remordimiento hizo que Tomasa Martínez se entregara a la policía por matar y enterrar a su nieto en el patio de su casa de Tlalpan. Hubo algo más que ya no pudo soportar: el espíritu de Dante Alexander se le apareció en tres ocasiones, según relató la mujer a las autoridades.
La última vez fue la madrugada del lunes. De inmediato Tomasa se levantó de la cama y se presentó ante la policía.

En el expediente TLP1-T2/294/03-06 la mujer detalló que unos días después de que ocultó el cadáver, vio al espíritu. Dante Alexander, de 3 años, pasó corriendo entre las plantas de la casa de láminas y madera asentada en una zona irregular de la colonia El Zacatón.

Al principio creyó que sólo era el momento, pues acababa de sepultar al niño en ese mismo patio; pero, días después, la aparición se repitió: Tomasa oyó las risas del niño. Dice haberlo escuchado en el lugar donde el niño acostumbraba jugar.

Las apariciones no terminaron. La última fue la madrugada del lunes. Ese día, relató, estaba recostada en su cama cuando sintió que algo le toco el hombro. Abrió los ojos y ahí, frente a ella, estaba Dante Alexander observándola.

Tomasa decidió entregarse y revelar que el niño no se había extraviado, sino que lo había enterrado en su casa.

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http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=233754