El enorme meteorito que impactó en Yucatán y formó un cráter de 180 kilómetros de diámetro podría no ser el responsable de la extinción masiva de especies de hace 65 millones de años, de acuerdo con científicos europeos.
Markus Harting, investigador de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, explicó que las esférulas de cristal derretido encontradas en lugares tan distantes como Haití o Texas señalan, al igual que las encontradas en el sureste mexicano, una antigüedad de sólo 300.000 años.

Así, el infame meteorito que causó el gigantesco cráter de impacto de Chicxulub en Yucatán quedaría exculpado de la desaparición de los grandes saurios, y habrá que buscar una explicación alternativa tanto a la extinción masiva como a la capa de iridium que cubrió el planeta hace 65 millones de años.

“Es posible que este mineral extraterrestre quizá no tuvo relación directa con la extinción. El libro de misterios de los dinosaurios tendrá que ser escrito otra vez…” aseguró Harting.

Estas esférulas cristalizadas de material fundido fueron arrojadas en todas direcciones por el tremendo impacto y han sido localizadas en el más amplio estudio de sedimentos en América Central y en Texas.

México, Guatemala, Belice, Haití y Texas tienen en sus sedimentos estas rocas, lo que revela que en algún momento hubo condiciones ambientales similares, producto del impacto.

En abono a la teoría de la extinción, hay evidencia en todo el planeta de una capa de iridium extraterrestre en la capa correspondiente a la era geológica Cretácica Terciaria (K-T), de hace 65 millones de años.

Es la evidencia más importante de quienes defienden la teoría del megaimpacto asesino.

“En esencia, este trabajo confirma que la capa de sedimentos lanzados del impacto de Chicxulub ha sido objeto de erosión, transporte y redistribución a lo largo de los años, y que las áreas de distribución originales se corresponden a un radio similar en todas direcciones.

No se trata entonces de una evidencia deducida, como la del iridium, sino a una que se corresponde plenamente con la lógica de distribución de material de impacto, añaden.

Para los que se resisten a abandonar la teoría del meteorito asesino, Harting ofrece la posibilidad de que Chicxulub pudo ser responsable de la extinción de las amonitas, alguna vez comunes criaturas marinas semejantes al nautilus.

Por otro lado, tortugas y cocodrilos expuestos al impacto y al “invierno nuclear” subsecuente a la explosión simplemente resistieron, a pesar de ser animales que necesitan mucho el Sol y son de clima cálido.

Markus Harting asegura que la capa de iridium es “indudablemente de origen espacial, pero hay otras posibilidades para explicarla. Es posible que la Tierra y el Sistema Solar entero pasaran en ese momento por una densa nube de polvo galáctico. Esto hubiese sido mucho menos dañino que un impacto de meteorito; el polvo de iridium se pudo haber mezclado con la lluvia y depositado en lagos y océanos alrededor del mundo, y explicar su presencia global hace 65 millones de años”.

La teoría que se desvanece

El Cráter de Chicxulub es un cráter de impacto, localizado al norte de la Península de Yucatán, su centro se localiza aproximadamente debajo de la población de Chicxulub en Yucatán, México.

Las investigaciones apuntan a que esta estructura de impacto data del Cretáceo tardío, hace aproximadamente 65 millones de años.

El tamaño del meteorito se estima que era de unos 10 km de diámetro, y al impactar creó un cráter de 180 km de diámetro, liberando un estimado de 4.3×10²³ joules de energía (equivalente a 191,793 gigatones de TNT) al momento del impacto.

El impacto provocó un gigantesco tsunami en todas direcciones, que golpeó la isla de Cuba fuertemente.

La emisión de polvo y partículas, causó cambios ambientales quedando, la superficie terrestre, totalmente cubierta por una nube de polvo. Esta secuencia coincide con la teoría postulada por el físico Luis Álvarez y si hijo Walter, geólogo, para la extinción de los dinosaurios, pudo haber sido causado por el impacto de un meteorito de tales dimensiones.

Esta teoría era, hasta ahora, las más ampliamente aceptada por la comunidad científica.
Sin embargo, la principal evidencia es una delgada y dispersa capa de iridium en este límite geológico alrededor del mundo.

El iridium es un metal raro en la Tierra, pero abundante en los meteoritos.

Por ello, pese a no contar con evidencias físicas de la distribución de este material directamente desde el foco del impacto, se aceptó que era parcial o completamente responsable de la extinción entre los periodos Cretáceo y Terciario, en la que desaparecieron los grandes saurios.

Fuente:
http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=233543