La Libertad de Expresión.

He empezado tres veces esta disertación y aun no logro expresar todo lo que siento, más que pienso, sobre este tema, que por supuesto es motivado por los recientes hechos noticiosos o seguramente históricos,  si es que el posible lector esta ubicado en un cercano futuro, de las diferentes reacciones que han provocado las caricaturas de Mahoma, el venerado profeta de Dios,  por parte de los creyentes musulmanes, así como  algunas otras notas periodísticas que citare a lo largo de esta reflexión. Mi confusión o contradicción, por llamarla de alguna manera, empieza con lo que se esperaría como una respuesta lógica de un escéptico soft como yo, al tema,  por lo menos, estaría de acuerdo con lo citado por Stefan Theil en su articulo del semanario NewsWeeek,


…Claro que hubo disculpas por las ofensas
causadas cuando un diario danés público
 las caricaturas del profeta Mahoma. Pero un
 punto que los lideres se mantuvieron unidos
y francamente claros, fue que no tolerarían
limitación alguna a los derechos de la
publicación de los periódicos europeos. “La
libertad de expresión no esta sujeta a
negociaciones”, declaró José Manuel Barroso,
presidente de la Comisión, al resumir el consenso
que no hizo más que fortalecer en la en que han
aumentado los gritos de ira del mundo musulmán.

Sin embargo,  de la misma Europa nos llegan noticias contradictorias de esta postura, una de ellas es la siguiente:

“Esta decisión es un golpe al corazón de la democracia”
Declaro Ken Livinstone, alcalde de Londres, sobre la
decisión de suspenderlo cuatro semanas sin sueldo por
comparar a un periodista judío con un guardia de un
campo de concentración nazi.

O esta otra que a uno le hace pensar si tendrá algo de cierto la teoría conspiradora y paranoica de que los judíos dominan el mundo.


 Cárcel a escritor que negó el Holocausto

BERLÍN.- Durante años el historiador británico David Irving gozó de una merecida fama y respeto entre la ultraderecha europea y los grupos neonazis, gracias a dos afirmaciones que lo convirtieron en un icono entre los nietos de Hitler. Irving desde que publicó su primera biografía sobre Hitler en los años 70, se atrevió a negar públicamente la existencia del Holocausto y la política de exterminio durante la última guerra mundial.
Pero ayer, el famoso y polémico historiador fue condenado por un tribunal austriaco a una pena de tres años de cárcel por haber negado la existencia del Holocausto durante dos conferencias que pronunció en 1989, ironía de la vida, en Austria, el país ubicado en el centro de Europa donde nació Adolf Hitler. En aquella oportunidad, Irving negó la existencia de cámaras de gas en Auschwitz y afirmó que la llamada Noche de los cristales rotos, que marcó el comienzo de la persecución de los judíos en Alemania, no había sido llevada a cabo por los nazis.
En un desesperado intento por eludir la acción de la justicia, Irving se declaró culpable del delito de “negación del Holocausto” tipificado en el código penal austriaco e insistió, durante el juicio, que ahora reconocía la masacre llevada a cabo por los nazis. Irving también aceptó que se había equivocado al negar la existencia de cámaras de gas en Auschwitz.

¿Que paso con la libertad de expresión? ¿Esta prohibido decir estupideces?, Aunque supongo que es porque existe una enorme diferencia en negar un hecho histórico comprobado y burlarse de un dogma, pero, para las culturas teocráticas no es así, para ellos hechos y dogmas son lo mismo, aparte  de que mucho de las reacciones viscerales y reprobables  de los creyentes musulmanes que hasta la fecha (en el ocaso del invierno del 2006) han causado más de 100 muertos, también han sido motivadas por el trasfondo discriminatorio de la posición europea, no por la diferencia de los castigos de los críticos de los musulmanes y judíos, sino, por la propia connotación discriminatoria de las caricaturas. Esto lo podemos apreciar en el mismo texto de las noticias se sigue escribiendo Mahoma en lugar de Mohamed que es el termino adecuado y seguimos diciendo Alá, sin traducir, como si fuera el “nombre del Dios de los musulmanes”, lo cual, como concepto, es tan blasfemo, como representar al profeta de Dios. Alá significa Dios y no tiene ningún sentido decir que los cristianos creen en Dios y los musulmanes en Alá, ambos creyentes lo son de la misma deidad, pero desde la época de las cruzadas seguimos sin comprender estos pequeños grandes detalles de una cultura que merece, como cualquier otra, ser entendida y respetada, por lo menos, en nuestros propios términos occidentales.
     

Los escépticos apoyamos sin restricciones la libertad de expresión, sin embargo nos escandaliza la falta de veracidad de los vendedores de ilusiones y su constante deformación de la realidad, la información y los hechos históricos y quisiéramos que en muchos países de habla hispana  se legislara con el objetivo de crear una cultura veraz o por lo menos que la gente tuviera la oportunidad real de tener acceso a compararla con la información que se considera más de fuentes confiables, en el momento que se les trata de engañar con la basura mística. Los himbestigadores de lo paranormal se escudan y amparan en la libertad de expresión para desinformar y catalogan de nazis las pretensiones de los escépticos cuando mandan cartas a cadenas de televisión y universidades quejándose y exigiendo el respeto al derecho del publico de estar verazmente informado, cuando estos negocios o instituciones exhiben estas falacias por razones de lucro o ingenuidad.

En México hace unos pocos años se tuvo una polémica, si bien bastante disímil a las quejas que mencione, si tiene que ver con el tema: En las dos únicas empresas de  televisión abierta a escala nacional  se puso de moda, por influencia de las televisoras hispanas de EE UU, los programas de noticias amarillistas donde se exhibían escenas dantescas de cuerpos mutilados y toda la parafernalia de las noticias que buscan cautivar a la audiencia, desgraciadamente, mayoritaria que les atrae las noticias referentes a la llamada “nota roja”, pero lo más denigrante de estos programas era la exhibición de los conflictos provocados por los problemas de la pobreza. Los reporteros de ambas televisoras para supuestamente reportar la problemática urbana se introducían en las unidades habitacionales que se caracterizan por tener un patio común y pequeñísimos departamentos donde viven familias de bajos recursos económicos y debido a esto y al hacinamiento los conflictos pululan, en México se les conoce como “pleitos de vecindad”  y se considera que son desatados por la frustración que provoca la pobreza  o por la falta de educación o de plano por estupidez, pero los reporteros los mostraban como noticias de interés, y en el colmo de la degradación humana, estos incitaban a las personas a liarse a golpes para dimitir sus fantasmales diferencias. Entre las personas que no les parecía esta practica periodística como bochornosa, se elevo una protesta, pero las televisoras se escudaron en la libertad de prensa y en la opción que tenía el televidente  de cambiar de canal, aparte de que decían que ellos no hacían esta realidad solo la mostraban, sin embargo, esto no le pareció así a los diputados federales, la constitución mexicana considera las comunicaciones electrónicas como una cuestión estratégica en el desarrollo de la nación, por lo que solo “concesiona” su uso, como la televisión también tiene la función de educar los legisladores presionaron en ese sentido al llamado cuarto poder para que cancelara estos programas amarillistas, las televisoras lo hicieron muy renuentemente, no sin antes acusar a los censores de haber ganado una batalla contra la libertad de prensa y que más tarde reincidirán en su intención, sin embargo, no hay que ser muy inteligente para darse cuenta que lo que menos les importaba a las televisoras era la libertad de expresión, lo que ha ellos les importa solo era el raiting  y la consecuente ganancia económica.

  Volviendo a las noticias actuales que tiene que ver con la libertad de prensa, en mi ciudad natal se conoció un hecho vergonzoso que dio la vuelta al mundo y que fue lo siguiente:


Sola contra el gobernador

La persecución de una periodista por denunciar en México una red de pederastia desata una crisis política
La persecución a la periodista mexicana Lydia Cacho por denunciar una red de pornografía infantil con ciudadanos influyentes de por medio ha desatado un escándalo en México de grandes proporciones, que pone al descubierto las vinculaciones entre empresarios desaprensivos y políticos corruptos. El nombre de Mario Marín Torres, gobernador del Estado Mexicano de Puebla ubicado en el centro de México, se ha convertido esta semana en el exponente de la cara más sórdida de la política mexicana en plena campaña electoral. Pese a que amplios sectores de la población piden la dimisión del gobernador, este caudillo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se niega a dejar el cargo
.

La evidencia de la persecución que fue objeto la periodista es una grabación hecha publica de una conversación telefónica que sostuvo el gobernador Mario Marín con un empresario que es precisamente el denunciado por el trabajo periodístico de la reportera, lo indignante en este caso, aparte de las acusaciones de depredación sexual infantil y la red de una mafia de magnates pededastras protegidos por gobiernos locales, que todavía no se ha probado, es la admisión, en esta grabación, de la persecución que se efectuó a la reportera por parte de un organismo de gobierno violando las  garantías individuales que deben gozar las personas, aun aquellas que bien pueden equivocarse en su trabajo periodístico y son culpables de difamación, pero eso no puede justificar la violación de los derechos humanos, la distorsión de la justicia y la  transgresión de la división de poderes y sobre todo la disposición del estado en concesionar la justicia a una persona con poder económico en detrimento de un tercero, y aceptar dadivas por ello.

Esta noticia o hecho, no es un caso aislado, en México las agresiones o presiones de gobiernos locales  a  periódicos críticos es frecuente, y empeora porque se suman las agresiones de parte de poderosos grupos delictivos, que con total impunidad balacean periodistas y se ha llegado al colmo de que comandos armados se introducen a las instalaciones de los rotativos y amedrentan con ráfagas de armas de fuego a los trabajadores de la información.

Pero no es el único mal que aqueja a la prensa mexicana, tal parece que uno de sus peores problemas provienen de ellos mismos, empezando porque el surgimiento de los medios electrónicos masivos de comunicación en México, en su versión noticias, se podría definir como la creación de un departamento de propaganda gubernamental, como lo definió el sagaz y camaleónico político mexicano Muñoz Ledo. La prensa electrónica estaba seriamente restringida hasta hace poco, la información independiente y critica ha provenido y proviene de una muy pequeña y valiente porción de la prensa escrita, pero no necesariamente se ha arraigado en la prensa electrónica, es más,  este fenómeno de la nefasta e interesada relación simbiótica entre gobierno y televisión todavía es muy patente en los estados, provincias o departamentos; las televisoras locales son abiertamente progobiernistas y nunca emiten el mínimo juicio contra el gobernante en turno, y sus reportajes de denuncia nunca evidencian los errores de la gestión gubernamental.

En los últimos años la prensa mexicana ha pasado a ser más independiente y crítica, pero esta muy lejos del nivel de profesionalismo de otros países, los dueños de medios están más interesados en conservar y ensanchar el poder real que les da su propia prensa que en ejercer un trabajo periodístico más serio. Esto queda patentizada por la evidencia del  cabildeo  que la principal televisora mexicana ha hecho entre los políticos para la aprobación de una ley de radio y comunicación que favorece sus pretensiones monopólicas e incluso, en el colmo de esta incongruencia, la ley es conocida por el nombre de la empresa que la cabildea.

Una de las noticias que pondría como ejemplo del pobre desempeño de los noticieros televisivos es la siguiente.
 
Lentitud y desesperación en el rescate de los 65 mineros mexicanos

SAN JUAN DE SABINAS (MÉXICO).- Los responsables del rescate de 65 mineros atrapados desde la madrugada del domingo en el norte de México no han logrado contactar con ellos, pero confían en encontrarlos con vida. Mientras, sus madres y esposas ven pasar las horas con desesperación sin que las tareas de salvamento avancen.
Los trabajos para acceder a la zona de la mina Pasta de Conchos donde el pasado domingo se produjeron derrumbes a causa de una explosión provocada por acumulación de gas progresan poco, ha señalado Javier García de Quejedo, director general de Industrial Minera de México.
“En este momento llevamos un avance de 350 metros pero no hemos llegado al lugar de la explosión. No podemos saber qué hay detrás del derrumbe así que mentiría si les diera una apreciación sobre la condición de los trabajadores”, explicó Rubén Escudero, gerente de la explotación carbonífera.
Leopoldo Castillo, un minero de las cuadrillas de rescate con 35 años de experiencia, dijo antes de bajar al lugar que las dificultades son muchas.

Como es sabido ocho días después de ocurrido el accidente, ante la obtención de nueva evidencia, o, ya sabida pero ocultada, se informo que los mineros habían muerto; debido a que la explosión que había provocado la acumulación de gas grisú había alcanzado los 600° centígrados y que nadie pudo haber  sobrevivido. En esta tragedia se pudo apreciar las cuestionables actuaciones de la iniciativa privada, el gobierno federal, el estatal y el sindicato minero, pero también, la provinciana actuación de los noticieros televisivos y no se diga del noticiero del canal local, que estaba más ocupado en destacar la actuación del gobernador que en informar verazmente de lo ocurrido. Ambas pregonaban más las bondades de su despliegue tecnológico  y humano; que en mostrar o cuestionar el infructuoso rescate. Fue, para mí, muy penoso comprobar  que su intención era aumentar su raiting, no informar.

En México la prensa es un negocio que nunca ha estado consiente de su responsabilidad social, salvo destacadísimas excepciones. En esta problemática, la ciudadanía también tiene una parte importante de culpa, ya que no se es nada critica o escéptica al respecto. Los “informadores” editorializan las noticias y las personas las toman como verdades absolutas. Pero en la mayoría de los casos son juicios de  estos opinologos, que distan mucho de ser periodistas o informadores, como se jactan en catalogarse. Lo más curioso de todo esto, es que la opinión más critica y centrada   que he escuchado al respecto de las ultimas noticias y de la actuación de los medios, ha provenido de un príncipe de la iglesia, lo que nos debe enseñar que ninguna opinión debe ser condenado por el simple hecho de provenir de una persona que en muchos otras cuestiones difiera enormemente de lo que opinamos. La cual es la siguiente:


PIDE RIVERA CARRERA ESCLARECER CASO MARIN Y HACER JUSTICIA

México, 19 Feb (Notimex).- El cardenal Norberto Rivera Carrera se pronunció porque primero se esclarezca el caso que involucra al gobernador de Puebla, Mario Marín, para que se aplique la justicia y no quede el asunto en un plano de escándalo mediático, político o anecdótico.
Entrevistado al término de la misa dominical en la Catedral Metropolitana, el también arzobispo primado de México explicó que quienes han actuado mal y se arrepienten y buscan un camino distinto tienen el perdón de la Iglesia.
Sin embargo, reiteró que “lo primero que se tiene que hacer es esclarecer los hechos, porque muchas veces la gente se queda con una impresión confusa si oyen tantas voces que la gente no sabe qué pasó realmente”.
Al preguntarle si Mario Marín debe renunciar al cargo de gobernador dijo “no quiero constituirme como juez como lo hacen muchos de los medios de comunicación”.
Subrayó que en México existen instancias y procedimientos para juzgar los crímenes que cometen autoridades “y no quedarse solamente en el nivel mediático, en donde alguien de los medios de comunicación ya lo condenó y por eso ya es culpable y le falta la sentencia y ahí se queda”.
Enfatizó que es necesario que a quien se le compruebe un delito pague por éste, aunque aclaró “yo no sé cuál sería la sentencia que le diera el juez, yo no soy juez”.
Reiteró que las autoridades deben actuar para que se haga justicia a quienes resultan lastimados por un crimen, a fin de que no pase como en ocasiones en las que “no se llega a la justicia, se queda solamente en el escándalo político, en el escándalo mediático”.

Es precisamente una característica de los medios mexicanos: “enjuiciar”, basados en sus propias interpretaciones, a los diferentes protagonistas de las notas escandalosas. Pero en los tribunales mexicanos es común observar que ni siquiera existen elementos de juicio para procesarlos. Otra cuestión contradictoria, como señala el purpurado, es que después de hacer un circo con la noticia no se le da seguimiento a la impartición de justicia o la falta de esta, una vez que pasa de moda la noticia, a los medios les tiene sin interés el resultado, ya que eso no vende.  Señalaba Carl Sagan, burlándose un poco de los cuestionamientos de sus conocidos soviéticos en la época de la guerra fría, cuando estos le decían de las “diferentes contradicciones del sistema capitalista” diciéndoles que si existía una contradicción en el régimen comunista es  nombrar a un periódico pravda (verdad). Sin embargo cabe preguntarse si actualmente no existe un conflicto de intereses entre la información oportuna, confiable y veraz y el raiting.

Para dejar una nota de optimismo en este tema les transcribo la opinión dela historiadora Deborah Lipstadt, quien fue demandada por el ahora convicto por negar el holocausto. Para que ustedes, amables y pacientes lectores, si es que los hay, puedan apreciar más la nobleza e inteligencia de este ultimo  artículo, me permito transcribirle primero la introducción a la demanda; en palabras del propio juez.


Resumen de los hechos principales
1.1 En esta causa, el demandante, David Irving, sostiene que se ha cometido una difamación contra él en el libro “Denying the Holocaust – The Growing Assault on Truth and Memory”, publicado por Penguin Books Limited y escrito por la profesora Deborah Lipstadt,
1.2 Los hechos principales de la causa pueden resumirse de la forma siguiente: Irving se queja de que determinados párrafos del libro de  Deborah Lipstadt le acusan de hacer apología del nazismo y de admirar a Hitler, y de distorsionar hechos y manipular documentos para demostrar su teoría según la cual el Holocausto nunca ocurrió.
1.3 No es necesario decir que el contexto de estos hechos es el de sentimientos muy fuertes. Por ellos, es importante que destaque al principio de esta vista que no considero parte de mis funciones como juez determinar qué ocurrió o no ocurrió en Alemania bajo el régimen nazi. Será necesario que describa en una cierta extensión algunos hechos históricos. Surge esta necesidad porque debo evaluar las críticas o (como dice Irving) los ataques que se le han hecho como historiador a la luz de las pruebas históricas disponibles. Pero no es mi tarea elaborar una opinión sobre qué ocurrió, y menos aún dictar sentencia. Es una tarea que corresponde a los historiadores. Es importante que los que lean esta sentencia tengan en mente la diferencia entre mi papel como juez, resolver el asunto en disputa entre las dos partes, y el papel del historiador, que trata de proporcionar una narración precisa de hechos pasados.
Las partes
1.4 David Irving, el demandante, inició su carrera de escritor a principios de los 60, poco después de abandonar el Imperial College de Londres. Es el autor de unos 30 libros, la mayoría de ellos sobre los hechos que tuvieron lugar antes de y durante la Segunda Guerra Mundial (siendo escritos y publicados algunos en Alemania). Entre los títulos más conocidos destacan The Destruction of Dresden, Hitler’s War (ediciones en 1977 y 1991, Goebbels – Mastermind of the Third Reich, Goering – a Biography y Nuremberg – The Last Battle

1.7 En cuanto a sus ideas políticas, se describe a sí mismo como un conservador con puntos de vista cercanos al laissez-faire. Menciona que no le gusta la ola incontrolada de inmigración desde países de la Commonwealth.
1.8 La segunda demandada, Deborah Lipstadt, vive y trabaja en Estados Unidos. Se crió en un hogar judío tradicional (sus padres emigraron de Polonia y Alemania). Estudió en el City College de Nueva York, y un año en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde se matriculó en una serie de cursos sobre Historia del Holocausto, alargando su estancia un año más. A su vuelta a Estados Unidos, obtuvo un master y un doctorado en Estudios Judíos.
1.9 Desde entonces, Lipstadt se ha dedicado a impartir clases de Historia Judía Moderna, en especial sobre el Holocausto. En 1993 se trasladó a la Universidad Emory, un instituto de investigación en Atlanta, Georgia, donde es Profesora de Estudios Modernos Judíos y el Holocausto. Ha escrito dos libros sobre las reacciones ante el Holocausto, Beyond Belief: the American Press and the Coming of the Holocaust 1933-1945 y el libro que ha provocado la demanda, Denying the Holocaust. Éste último fue publicado por Penguin Books en Estados Unidos, y después en una edición de bolsillo en Inglaterra.

Les transcribo la admirable opinión de la escritora judía. Creo que resume brillantemente las primeras contradicciones que expuse sobre la libertad de expresión y llega a una conclusión que comparto y sobre todo admiro dado su nobleza y sobre todo su inteligencia, ya que supo donde estaba la razón, no obstante, de ser ella, una protagonista interesada en este drama.

OPINIÓN
La libertad de expresión debe aplicarse por igual tanto a aquellos que son odiosos como a los que son virtuosos.

El odio contra la verdad.
POR DEBORA LIPSTADT

Mis amigos pensaron que yo estaría celebrando la semana pasada, luego de que una corte austriaca sentenció al escritor británico David Irving a tres años de cárcel por negar el Holocausto. Hace algunos años, Irving me demandó por describirlo haciendo eso mismo, y por llamarlo “guerrillero de Hitler”. Pero yo tenía una buena razón para hacerlo. Al describir a Hitler como “el mejor amigo” que tenían los judíos, Irving había afirmado que “muchas más personas habían muerto en el coche del senador Kennedy en Chappaquiddick* que en las cámaras de gas de Auschwitz”. También había amenazado con formar una organización llamada Sobrevivientes Auschwitz , Sobrevivientes del Holocausto y Otros Mentirosos, y la llamo por sus siglas en inglés ASSHOL (que en inglés quiere decir “imbecil”).
El juez me dio la razón al describir a Irving como antisemita, denunció sus afirmaciones como “perversas”, “que llevaban a falsas conclusiones” y “poco realistas”. La semana pasada, Irving trato de convencer a la Corte austriaca de que, como resultado de nuevas evidencias, había cambiado sus puntos de vista. Pero tres jueces que presidían el juicio rechazaron el cambio de postura, y lo compararon con “una prostituta que durante decadas no había cambiado su comportamiento”.
Pero no tengo ganas de celebrar. Me molesta coartar la libre expresión. Hace una semana el alcalde de Londres Ken Livinsgtone fue suspendido por un mes luego de comparar a un reportero judío con un guardia nazi de prisiones. La violencia derivada de la publicación de las caricaturas danesas que se burlaban del profeta Mahoma ha causado que los europeos se pregunten si aquellos que protestan (y en especial los que incitan a la muerte de los dibujantes) comprenden la naturaleza de la democracia y la libertad de expresión. Como muchos, me estremecí cuando otros diarios europeos reimprimieron las caricaturas. Pero encarcelar a unos por negar el Holocausto mientras se apoya el derecho de los dibujantes a satirizar a otra religión es una doble moral. David Irving no es un emblema en pro d ela libertad de expresión. Una vez amenazó con demandar a un investigador de EE UU y a su editor si no quitaban de un libro las criticas sobre su persona. Cuando el libro apareció en Reino Unido, tras una gran demora, las críticas habían sido quitadas o al menos suavizadas. Ahora ese mismo hombre está tras las rejas y se queja de que se violenta su libertad de expresión.
Es cierto que el negar el Holocausto tiene una repercusión diferente en Alemania y Austria. Pero ¿no sería más efectivo que se rechazara y marginara a aquellos que glorifican a Hitler o que niegan sus actos, antes que proscribirlos? Yo contrarresté con toda honestidad el discurso lleno de odio de odio de Irving, porque eso es lo que es. En la corte demostramos que cada una de sus afirmaciones son tonterías. El abrumador fallo del juez a mi favor fue arrollador para todos los que negaban el Holocausto; sus argumentos centrales se deshicieron a la luz del día. Irónicamente, si hubiera habido una ley contra la negación del Holocausto, nunca hubiéramos tenido la oportunidad de demostrar que esa negación es mentira. Derrotar a Irving fue dulce porque yo tenía razón.
En lugar de mirar hacia la ley, dejen a aquellos que son fieles a la verdad histórica que luchen contra los resentidos, esgrimiendo hechos e investigaciones genuinas. Una mayor apertura, no una menor, puede causar a veces dolor. Pero al final, las sociedades se fortalecerán.

Estoy por completo de acuerdo con ella. Solo me resta agregar a este tema una anécdota o leyenda, no puedo asegurar que sea una falacia o sea verídico, ya que lo leí hace tiempo en un libro de dudosa veracidad, además que no he encontrado en Internet algo que lo confirme.

Se dice que el Arzobispo de Canterbury declaro que dejaba de creer en  Dios ya que no había ninguna evidencia de su existencia, como es natural, más que lógico, fue cesado de su cargo, pero los demás Obispos ingleses protestaron por la decisión,  ya que alegaban que ninguna persona puede ser despedida de su trabajo por sus ideas religiosas.

Este mito o leyenda va más allá de una simple  noticia bizarra. Nos da el mensaje de que los derechos humanos son más importantes que las ideas y que las ideas, aunque vitales, son en el ultimo de los casos personales. Las grandes ideas humanas: democracia, libertad, religión, nación, independencia, economía, etc, no pueden estar encima de los derechos de las personas y esa debería ser el paradigma de las individuos, sociedades y sistemas políticos y sociales.  Nunca podremos estar seguros de que nuestras ideas sean verdades absolutas, pero lo que sí podemos sentir es empatía por las personas, estas tienen el derecho de decir estupideces y estas pueden lastimarnos porque insultan  lo más sagrado de nuestras creencias, pero, eso solo puede obligarnos a decirles estupidos o si en verdad estamos seguros de nuestras creencias a ignorarlos.