Me sorprendió en mis primeras prescripciones homeopáticas, hace ya casi un cuarto de siglo, que los pacientes que acudían por una patología concreta no sólo mejoraban de su enfermedad, sino que conseguían, según manifestaban, un beneficio de su estado general. Así, individuos con tendencia a procesos víricos de repetición disminuían dicha propensión. De este modo, la homeopatía actuaba como un excelente sistema de prevención de enfermedades comunes, que tantas bajas ocasionan en nuestro entorno laboral.

¿Se imaginan los beneficios de integrar la homeopatía en un plan de salud global? En niños, en especial al inicio de la escolarización, se lograría disminuir la frecuencia e intensidad de las enfermedades propias de la infancia y, por consiguiente, del absentismo escolar.

En los años posteriores y hasta la adolescencia, la medicina homeopática podría aumentar el rendimiento escolar, potenciar aspectos como la concentración y la memoria, y mejorar el tono anímico. En la edad adulta, se conseguiría reducir el absentismo laboral, especialmente en poblaciones de riesgo, y aumentar el bienestar y la motivación del trabajador. En deportistas de elite, un tratamiento individualizado reforzaría la consecución de objetivos (de forma totalmente natural y sin dopaje). Los medicamentos homeopáticos son de administración sencilla, baratos y exentos de cualquier efecto secundario. Ello no quiere decir que el papel de esta terapéutica pueda o deba ser sólo preventivo, pero sí que éste representa uno de sus aspectos más notorios.

Fuente:

http://www.lavanguardia.es/web/20060306/51236346359.html