Hace más de una década que nos dejó Maritxu Erlanz de Guller, más conocida como Maritxu Guller, más aún como la bruja buena de Ulía. Navarra del Roncal afincada en San Sebastián, fue nuestra adivina oficial, el referente amable del mundo mágico en una sociedad en la que no se habla demasiado sobre el más allá.
Encuentro en el DV de hace veinte años, 16 de febrero de 1986, una entrevista a Maritxu firmada nada menos que por J. J. Benítez. Tras su conversación, desvelaba el informador que «Maritxu se ha convertido, entre otras muchas cosas, en ángel guardián de muchos y muy destacados personajes de la vida pública… y menos pública. Quedé maravillado cuando, de pronto, con esa espontaneidad que le caracteriza, y que torna lo más duro en dulce, me reveló que ‘vela por la seguridad del Rey’».

«Antes de que nuestros reyes emprendan cualquier viaje -me dijo como si tal cosa-, extiendo mis grimorios y veo y siento y sé si hay o no peligro…».

J. J. Benítez intentaba definir los grimorios de Maritxu Guller como «fórmulas mágicas – matemáticas – intuitivas – secretas – lógicas para ver venir el futuro». En aquella entrevista, Maritxu comentó que acababa de patentar en Suiza sus grimorios, anotados en «docenas de libretas de viejo hule».

Respetada por los interesados en lo paranormal y también por los escépticos, Maritxu Guller se labró una fama de buena adivinadora. Como escribía Benítez, «sus aciertos en materia de predicciones se remontan a los primeros confines de su propia vida. Fue sobrecogedora, por ejemplo, su visión -pocas horas antes de que sucediera- del maremoto de Agadir. En aquellas fechas, la tierra tembló en su corazón antes que en las costas africanas. ¿Y qué decir de la muerte del general Franco? ¿Cómo enumerar los cientos de casos de desaparecidos y secuestrados que particulares o las propias autoridades han puesto sigilosamente en sus manos? El mundo, como yo, quedaría boquiabierto si conociera el sinfín de políticos, empresarios y artistas que -antes de dar un solo paso- han mirado a los ojos celestes de Maritxu, en busca de una sencilla esperanza».

J. J. Benítez preguntaba a la bruja por el futuro.

«- ¿El futuro?… Bueno. No habrá guerra, si es a eso a lo que te refieres…

– ¿Guerra? -intervine de nuevo, tratando de comprender-. ¿No habrá guerra mundial?

– No, no la veo»…

Fuente:
http://www.diariovasco.com/pg060216/prensa/noticias/San_Sebastian/200602/16/DVA-SSB-210.html