Hace ochenta años los fundamentalistas cristianos, defensores de la literalidad bíblica, hicieron que se debatiesen leyes antievolucionistas en veinte estados norteamericanos y lograron que cuatro de ellos – Arkansas, Mississippi, Oklahoma y Tennessee- prohibieran la enseñanza de la evolución en sus escuelas públicas.Uno de los portavoces de los antievolucionistas fue William Jennings Bryan, que aspiró tres veces sin éxito a la candidatura demócrata a la presidencia estadounidense. Bryan dijo en 1922: “Echaremos el darwinismo de nuestras escuelas”. En 1925 participó en el juicio contra John T. Scopes, un profesor de instituto de Dayton, Tennessee, que había transgredido la ley que prohibía la enseñanza de la evolución.

El Tribunal Supremo de EE. UU. estableció en 1968 la anticonstitucionalidad de cualquier ley que prohibiese la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas. A raíz de esto, los fundamentalistas cristianos presentaron proyectos de ley en diversos parlamentos estatales con el objeto de equilibrar la enseñanza de la ciencia de la evolución con la impartición, con el mismo número de horas lectivas, de la ciencia de la creación.En la década de 1980, Arkansas y Luisiana aprobaron leyes obligando a la explicación equitativa en sus escuelas de la ciencia de la evolución y de la ciencia de la creación, pero se consiguió derogar esas leyes por contravenir el principio constitucional de separación de Iglesia y Estado. La legislación de Arkansas fue declarada anticonstitucional por un Tribunal Federal después de un juicio en Little Rock. La ley de Luisiana fue recurrida en seguida ante el Tribunal Supremo, que la declaró anticonstitucional, porque al fomentar la creencia religiosa de que un ser sobrenatural creó al ser humano, se apoyaba a la religión, algo prohibido por la Constitución de EE.UU.

Al final de la década de 1990, ha aparecido en EE.UU. un antievolucionismo de nuevo cuño, denominado diseño inteligente (DI). Sus defensores argumentan que los seres vivos son demasiado complejos como para haber aparecido por selección natural. En cambio, los organismos son la prueba de que han sido diseñados por un diseñador inteligente. Algunos consejos escolares han ordenado que se enseñe DI como teoría alternativa a la evolución. Uno de estos acuerdos fue recurrido y el 20 de diciembre del 2005, el juez federal John E. Jones III hizo pública su sentencia (de 139 páginas). El juez afirma enérgicamente que el DI es un concepto religioso, no una teoría científica y que, por tanto, no se ha de enseñar en las escuelas públicas, de nuevo porque contradice el principio constitucional que prohíbe el apoyo a la religión por parte de las instituciones del Estado.

FRANCISCO J. AYALA, profesor Donal Bren de Ciencias Biológicas, Ecología y Biología Evolutiva, profesor de Lógica y Filosofía de la Ciencia, Universidad de California, Irvine

Fuente:
http://www.lavanguardia.es/web/20060212/51233317032.html