En esta semana, diferentes medios a nivel nacional, difundieron la nota de que, en todos los platos giratorios de los microondas, se aparecía una imagen de la Virgen.

No faltaron voces que aseguraban que esto era una prueba de que se acercaba el fin de los tiempos.Caray! Parece que la Edad Media, después de todo, no está tan en medio y aún rasca al siglo XXI.

Perdemos de vista que la historia del niño que alguna vez se divirtió buscando figuras en las nubes, puede ser la tuya, la mía o la de cualquiera.

Todos, en un momento dado, hemos sentido la emoción de descubrir en la amorfa nubosidad, la imagen de un elefante, de un pato, de un fantasma o de una bailarina.

Esa cualidad, de arrancar imágenes familiares a las configuraciones caóticas, no nos abandona nunca.

Cuando menos lo pensamos, en un techo manchado por falta de pintura, de pronto se asoma y nos saluda una cara grotesca o reconocemos el perfil de un viejo conocido.

Este efecto, tan de nosotros, se llama pareidolia. Es palabra aún no hospedada en el diccionario, pero ya usada por muchos.

Su etimología, claramente griega, se deriva de “eidolon” (‘figura’, ‘imagen’) y el prefijo “par” (‘junto a’).

Así que la idea implícita es: “imagen adjunta”. Con cierta frecuencia, corren noticias de que la Virgen o el rostro de Cristo, se han aparecido en un comal, en una tortilla quemada, en un trozo de madera, en un muro despintado y ahora se agregan los platos de los microondas (bueno, todo se moderniza).

Es virtud de la pareidolia, explicar estas apariciones “milagrosas”, y así, cerrar la puerta a charlatanes que buscan sacar beneficio de este fenómeno.

Hay pareidolias famosas, que aún hoy, son tema de discusión. Aquí recordamos, que en 1977; causó revuelo el “descubrimiento” de un rostro de piedra en una de las fotos de Marte, tomadas por el Viking 1; se trata, sin duda, de una formación natural, pero los fanáticos de los OVNIs, lo han tomado como evidencia de una supuesta civilización extraterrestre.

Ojalá, los medios de comunicación hicieran su chamba y con rapidez apagaran los fuegos del fanatismo.

Pero, parece que es más rentable dejar que la gente siga perdida en la obscuridad medieval.

Fuente:

http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=51721