Un reclamo valido e inteligente.

Recientemente el destacado escritor, celebre articulista y reconocido intelectual mexicano Carlos Monsiváis, en una ceremonia donde el estado mexicano otorgaba el máximo reconocimiento a los representantes de ciencia y artes del 2005, externo, en el uso de la palabra, como representante de los premiados, una critica a la sistemática violación que el actual gobierno de derechas hace al estado laico. Si vemos este debate desde las preferencias políticas e incluso religiosas que cada uno pueda tener, no se podrá apreciar la enorme importancia de este reclamo, la valides de él tampoco es cuestionable, como ejemplo verdaderamente inmediato, al término dela ceremonia, cuando el Presidente de la Republica también hizo uso de la palabra, terminó su discurso diciendo en una pausada y enfática provocación “Dios les bendiga a todos”. La crítica del escritor de “Nuevo Catecismo para Indios Remisos” fue franca, directa pero sobre todo muy inteligente. Entre las muy interesantes y provocativas cosas que dijo, en especial se le ha dado relevancia a su ataque al secretario de estado, que en México, es el encargado de la política interior, ya que este funcionario ha manifestado su credo religioso en el uso de sus funciones publicas, como lúcidamente señalo el articulista más agudo de México, “Es por lo menos insólito, un secretario de Gobernación que apenas toma la palabra instala su púlpito virtual (o verbal)”. (en esa palabra su voz se quebró) “Como ciudadano y creyente, Abascal está en su perfecto derecho de proclamar las ventajas de la fe, como secretario de Estado no”, porque no hay tal cosa como un señor que si vigila el proceso electoral es laico, y deja de serlo si olvida por completo la estructura ética de la institución donde devenga salarios y tribunas”. Dando ejemplos muy concretos de la manifestación de estas expresiones, que los funcionarios públicos mexicanos actuales se han excusado en practicar en el uso del derecho que tienen como cualquier ciudadano a la libertad de expresión y en la practica de una nueva política que ellos consideran como plenamente democrática, admitiendo con ello su profunda ignorancia al significado o practica del laicismo por parte del estado.

Como era de esperarse la respuesta del Secretario de Estado Carlos Abascal fue un pobre insulto ramplón, tan gris e insulso como su manejo de la política interior.

Estado Laico y democracia.

A mi lo que más poderosamente llamo mi atención es el énfasis que hizo, aunque aclaro que en esta faena lleva muchos años, de la defensa del estado laico como requisito inequívoco de la viabilidad democrática. El ensayista que por 25 años dirigió el suplemento con mayor prestigio intelectual La Cultural en México, dijo:

”El Estado laico conlleva obligadamente la ética republicana que, sin negar en lo mínimo el papel de las religiones como espacio de formación de valores, deposita en la educación y las leyes los valores éticos de la sociedad no teocrática.”

”El laicismo respeta todos los credos, pero no acepta el retorno a un dogma religioso como criterio único, muy probablemente para que no se acuse al país de clonar el siglo XVII. “

”La validez del Estado laico se ratifica al examinar la conducta opuesta: la variedad de expresiones de intolerancia a nombre de la trascendencia no definida para mejor enarbolarla.”

Como decía, obviando nuestras preferencias políticas o nuestro apego o despego a nuestra religión o ausencia de esta práctica, es primordial recalcar este logro de la cultura mexicana del siglo XIX, como sabiamente lo expone y ha expuesto este destacado cronista de la cultura mexicana. En mi personal punto de vista, también podríamos obviar el hecho de que fue un logro de los liberales o si el arquitecto máximo de ella fue Benito Juárez, la importancia es la trascendencia del hecho, esta importancia tiene que ver con la funcionalidad democrática que no es entendida, por varios de los principales integrantes del actual gobierno. Sin la practica del laicismo, no hay democracia, ya que la democracia debe estar basada en que, primero, estoy representado, ya sea como mayoría o minoría en cualquiera o en los tres diferentes poderes republicanos y segundo y tal vez más importante, es que mis derechos estén plenamente protegidos por el estado. Un estado laico es el único garante de la libertad, igualdad y tolerancia de la sociedad hacia los practicantes de una determinada religión o ninguna. Los elementos de un gobierno que de facto prefieran o demuestren su favoritismo hacia una determinada religión o ensalcen la conveniencia de practicarla, están invitando a la sociedad creyente a la intolerancia, en detrimento de la democracia en general y principalmente en los derechos de las minorías o incluso, mayorías silenciosas.

Una experiencia personal

Yo provengo de una familia que no es practicante de ninguna religión y al igual que el celebre ganador de premio de periodismo del 78, que proviene de una familia de religión protestante, he aprendido la conveniencia de no hacerlo explicito, en un país donde la mayoría es de manifestación católica romana, digo de manifestación ya que en la practica, como atinadamente dice el Doctor Honoris Causa de diversas universidades, en realidad de facto son ateos, o como dice él; ateos prácticos, pero curiosamente, aunque son poco o cero practicantes de su religión, cuando uno les manifiesta su falta de fe, es inmediatamente burlado o socarronamente agredido o discriminado, por lo que uno aprende, en mi caso particular no quiero generalizar, a pasar de ser un ateo militante y manifiesto a uno silencioso e incluso a pasar por católico, si se quiere progresar en el trabajo o ser un miembro de la sociedad para poder ser invitado a las diferentes fiestas, que en México, las más importantes empiezan con un ritual católico: Bodas, Quince años (que es una espectáculo donde se presenta a la sociedad de una joven católica virgen debutante), Fiestas Parroquiales, etc. Incluso la unión más digna, reverenciada y significativa entre dos amigos debe ser por medio del más representativo ritual religioso llamado Bautizo, donde el amigo más intimo de la familia o más poderoso es el Padrino del bautizado, en la practica es una “boda religiosa” entre dos amigos, claro que sin sexo, solo amistad y cariño fraternal perpetuo, es más indisoluble que el mismo matrimonio. En fin si uno quiere ser funcional en la sociedad mexicana se debe pasar por católico y ello implica entender la gama de practicas dentro de las diferentes comunidades del catolicismo romano, por ejemplo yo nací en una ciudad muy religiosa donde casarse por el rito católico es estar casado, en donde la unión libre es impensable, sin embargo, a media hora de esa ciudad, en una sociedad que se podría decir que es aun más católica, la unión libre es practicada indiscriminadamente, ya que la mayoría de la población es muy pobre y efectuar una boda religiosa es económicamente prohibitivo, por lo que por lo regular se efectúa un tradición llamada “me la lleve” , donde el joven varón le propone a la mujer un rapto convenido, “él se la lleva”, con su consentimiento, a la casa de sus padres, en ella él solicita una habitación aparte, en esta región del centro de México, las casas están construidas en un esquema prehispánico, la mayoría de las habitaciones, incluido la cocina y el baño, son independientes y todas dan a un patio central, lugar preponderante en
la actividad diaria de las mujeres que se quedan en casa (lavando) o para las fiestas mencionadas, una vez solicitada esta habitación, la madre del joven, le insiste a la “raptada” que si esta segura de sus sentimientos para tomar esa decisión, incluso le propone que ella misma la va a dejar de vuelta a su hogar, la muchacha le confirma que se quiere quedar y entonces les asignan una habitación, al otro día “van a pedir perdón” a los padres de la ahora mujer del varón ( en México se dice “Mi Vieja”, en sentido despectivo o cariñoso) en casa de los padres de la antaño doncella también s efectúa un rito establecido que incluso ha llegado a ser tan común y conocido que las propias frases hechas son idénticas “¿Pero por que hicieron esto muchachos?” “Se hubieran esperado” dice el Padre muy condescendientemente, el nuevo yerno responde en una excusa conocida y sabida de antemano “Usted comprenda que no tenemos los medios para casarnos” en una expresión que si mi memoria no me falla es exactamente la misma en las diferentes y comunes rituales de “pedir perdón”, la madre fingiendo un enojo, regaña a los jóvenes mientras ayuda a la hija a hacer su maleta con sus pertenencias llenándola de consejos, el ahora suegro pide una botella de licor y terminan en una esperada borrachera con su nuevo yerno. Todo lo anterior es una práctica normal, pero en la ciudad que nací se consideraría pecaminosa.

Cito este dato anecdótico para enfatizar los diferentes matices que el católico mexicano y no sé si mundial o por lo menos hispano, le da la practica de su religión, por lo que no se puede o no es deseable incluirla en ninguna de las actividades de un estado, no por ser “mala” la religión en sí, sino, por lo impractico, entre muchos otros factores de mayor peso que el citadísimo ganador de premios literarios ha mencionado. Siempre me he preguntado, como un viejo aficionado a ver las series televisivas anglosajonas, tan recurrentes a, o especializadas en, abordar la temática judicial, donde se ve, en los juicios actuados, el procedimiento de toma de juramento a los testigos por medio de que lo hagan a través de la Biblia, sin embargo, el estado no enseña religión, ¿Cómo pretende solicitar un juramento a través de la visión personalizada que cada creyente tiene de su religión? siempre habrá una “razón religiosa” para violar ese juramento por lo singular que es para cada creyente la interpretación de su fe, por eso la religión tiene que circunscribirse al ámbito personal o de su comunidad religiosa, lejos de lo que se pretende, no es universal.

Ya con esta me despido

Se que muchos católicos están consientes de la conveniencias del estado laico, las minorías y mayorías silenciosas no dejamos de agradecer que vivamos en un estado laico y recientemente democrático, pero, como en todo, la practica es lo importante, decir por parte de funcionarios públicos que sí se respeta el estado laico, pero literalmente se ondea una bandera religiosa, es, además de verdaderamente demagógico y antidemocrático, un retroceso a uno de los máximos logros de la cultura mexicana en este intento de construcción de una sociedad civilizada.