Uno de los mayores enigmas de la astronomía moderna es que 90% del Universo es invisible.

Esa misteriosa “nada” es conocida como materia oscura, un extraño material invisible para la actual tecnología telescópica.

Y lo único que hasta ahora sabían con certeza los científicos, es que esta materia oscura existe.

Pero ahora un equipo del Instituto de Astronomía de Cambridge, en Inglaterra, al fin ha sido capaz de situar los límites de esta materia en el espacio y medir su “temperatura”.”Sin duda es un descubrimiento interesante porque nos explica mucho más del entorno en el cual vivimos”, le dijo a BBC Mundo Alejandro Gangui, del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, en Argentina.

Volumen mágico

La ciencia ha logrado hasta ahora entender mucho sobre lo que se denomina “materia bariónica”, la materia “normal” que forma las estrellas, planetas y las personas.

Pero los investigadores han tenido muchos problemas para comprender qué constituye el principal material del que está formado el cosmos.

Y es que la materia oscura no puede detectarse directamente porque no emite luz o radiación.

Sólo se sabe de su presencia por la forma en que las galaxias rotan.

Es decir, las estrellas de las galaxias se mueven tan rápido que si no hubiera un material invisible que las mantuviera juntas por atracción gravitacional, éstas explotarían.

Con esta observación los científicos han establecido que la materia oscura compone más de 95% de todo el material cósmico.

Más oscura que bariónica

Pero ahora los investigadores de Cambridge lograron obtener nueva información tras un estudio detallado de 12 galaxias enanas ubicadas cerca del límite de nuestra propia Vía Láctea.

Los científicos utilizaron los telescopios más grandes del mundo, incluido el VLT (siglas de Very Large Telescope en inglés) ubicado en Paranal, Chile.

El equipo realizó mapas detallados en 3D de las galaxias basándose en el movimiento de sus estrellas para “trazar” la impresión de la materia oscura entre ellas y medirla con precisión.

Después de 7.000 mediciones separadas, los científicos pudieron establecer que las galaxias contenían 400 veces más materia oscura que materia bariónica.

Según los investigadores británicos, este “volumen mágico” corresponde a una cantidad 30 millones de veces la masa del Sol.

Y también pudieron inferir que la velocidad a la que se mueven las partículas de la materia oscura es de unos 9 Km. por segundo.

“Éstas son las primeras propiedades físicas de la materia oscura que somos capaces de determinar, además de su mera existencia”, dijo a la BBC el profesor Garry Gilmore, del Instituto de Astronomía de Cambridge.

Sorpresas

“Las teorías actuales inferían que las partículas de la materia oscura eran más bien frías”, afirma Alejandro Gangui.

“Esto es porque si las partículas que componen la materia oscura tienen mucho movimiento, y son calientes, es difícil que se queden quietas y puedan formar estructuras más grandes como estrellas, galaxias, etc.”, afirma el investigador.

Pero las observaciones de los astrónomos de Cambridge indican que estas partículas, si se mueven a 9 Km. por segundo, son en realidad muy calientes, en términos cósmicos, con unos 10.000º centígrados.

Lo cual sorprende a los investigadores.

Según Gangui, si la materia oscura es “caliente”, esto podría cambiar la forma como pensamos que las estrellas y las galaxias evolucionaron en el universo.

Más grande que todas

Quizás el descubrimiento más sorprendente de los astrónomos británicos, es que vivimos en una lugar mucho más grande de lo que pensábamos.

El estudio detallado de las galaxias enanas permitió a los investigadores “concebir” nuestra galaxia con más precisión.

Descubrieron que la Vía Láctea es mucho más grande de lo que se creía.

De hecho, dicen, la Vía Láctea es la galaxia más grande del universo local, mucho más grande que Andrómeda.

“Nunca hemos podido sacar una fotografía de nuestra propia galaxia”, dice Gangui.

“Pero ahora, midiendo el peso de cada una de las galaxias locales se pudo deducir cuál es la masa que tiene cada una de estas galaxias y descubrieron que la Vía Láctea es la mayor”, señala.

Sin embargo, si hemos vivido miles de años sin saber lo que compone a la materia oscura, ¿para qué nos sirven todos estos descubrimientos?

“Queremos saber qué es exactamente lo que nos rodea”, señala Gangui, “y explicar el entorno astronómico en el que vivimos”.

“Igual que en la época previa a Copérnico se pensaba que la Tierra era el centro del universo y se vio que no era así, ahora también podríamos tener nuestra revolución copernicana”.

“Ahora sabemos que la materia que nos forma no es la más abundante del universo y que nuestros protones y neutrones no son más que una contaminación de la materia global que forma el Universo”, concluye.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/778707