CIVILIZACIONES EXTRATERRESTRES
Isaac Asimov
Título original: Extraterrestrial Civilizations
Año de publicación: 1979
Editorial: Bruguera
Colección: Colección Naranja nº 54
Traducción: 84-02-08373-0
Edición: 1981
ISBN: 84-02-08373-0
Precio: Agotado

Comentarios de: Jorge Romo

He de confesarles algo: soy estudiante de Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Mi elección de esta carrera científica en verdad ocurrió por dos razones. La primera de ellas es que soy fanático de la ciencia-ficción. La segunda, es que deseo especializarme en una nueva área del conocimiento científico: la Astrobiología. Y hay una razón que explica las dos razones anteriores: mi obsesión por la posibilidad de que exista vida extraterrestre en otros rincones del Universo… O por lo menos en nuestra galaxia.

El genetista Joshua Lederberg y el astrónomo Carl Sagan, son los científicos que ayudaron a constituir la Exobiología como disciplina científica. Y aunque en los grupos científicos ya no se le conoce con este nombre (el nombre oficial, aceptado internacionalmente es el de Astrobiología), muchas personas aún la llaman así.

Realmente esta disciplina es la encargada de buscar indicios de vida extraterrestre en el Universo (al contrario de la Ufología, que busca inventar indicios de una visita extraterrestre sin ninguna prueba contundente) desde un punto de vista objetivo y rigurosamente científico. Y aunque aún no hay una carrera de astrobiólogo, desde todos los rubros de la ciencia es posible especializarse. En mi caso, buscaré en un futuro especializarme en Origen de la vida, con un profundo conocimiento en Química Orgánica. Asimismo, los físicos, los astrónomos, los químicos, los geólogos, etc. pueden buscar una especialización en esta disciplina.

Uno de los consejos que he recibido por parte de los científicos, es leer las dos revistas internacionales de Astrobiología, así como libros sobre el tema. A pesar de que no hay una definición exacta para esta rama de la ciencia, si hay mucho que aprender, pues sobre todo, hoy por hoy, creo que es una ciencia con mucha interdisciplinariedad.

Y como buen estudiante, obsesionado con hacer la tarea, me dispuse a buscar bibliografía sobre el tema. Cual fue mi suerte al encontrar este libro de Isaac Asimov que ilustra perfectamente esta ciencia.

Con un alto contenido de datos astronómicos, el buen Doctor nos introduce lo que en poco tiempo sería la ecuación Drake (aquella que busca calcular la posibilidad de vida extraterrestre y civilizaciones avanzadas, aunque con una sola variable certera). Nos muestra cuales son las características de algunas estrellas, y sobre todo, nos informa que es necesaria una estrella con condiciones y temperatura similares al Sol para que se pueda desarrollar la vida y nos relata las características que debería que tener un planeta para desarrollar vida microbiana. En lo que creo que es un intento por rellenar el libro, las clases de Astronomía no se detienen en ningún momento.

Como avanzamos en la lectura, Asimov, como buen escritor de ciencia-ficción, rememora algunos libros desde el siglo XVI que hablaban sobre los habitantes de los astros. Nos cuenta sobre sus libros de Lucky Star y las condiciones que deberían tener y se pensaba que tenían ciertos planetas. Nos enteramos que en siglos anteriores, la gente creía que todos los planetas del sistema solar estaban habitados por seres parecidos e inferiores a nosotros.

También hace un recuento de estrellas semejantes al Sol, sistemas planetarios, vida microbiana, así como la existencia de seres inteligentes y civilizaciones extraterrestres.

Las condiciones para que surja la vida son más raras de lo que creemos. Es necesario que exista un planeta que posea agua y los compuestos químicos necesarios. Dicho planeta, deberá estar a una distancia adecuada de la estrella para que las condiciones de temperatura sean ideales. Asimismo, deberá tener un satélite natural de un tamaño similar al de la Luna. Pese a que estas condiciones parecen sencillas, en verdad son muy escasas en la galaxia. Estas circunstancias, a veces hacen pensar que en verdad el ser humano está sólo en el Universo, y que la posibilidad de vida es muy escasa.

Y sin embargo, hay esperanza. El autor nos cuenta las últimas teorías sobre la posibilidad de superar la velocidad de la luz. Y es que, al encontrarnos en la orilla de nuestra galaxia, posiblemente no hemos sido descubiertos por alguna civilización, aunque las cosas podrían ser distintas. Tal vez superar las enormes distancias es demasiado complicado y no hay forma de traspasar la barrera que supone la velocidad de la luz, lo que posiblemente mantenga a las distintas civilizaciones atrapadas en su sistema planetario.

También se nos cuenta sobre el proyecto SETI, la búsqueda de señales provenientes de una civilización extraterrestre que cambiarían nuestra forma de ver la vida. Se menciona la posibilidad de que haya existido vida en Marte o que en la luna Europa de Júpiter, debajo de kilómetros y kilómetros de capas de hielo, pudiera existir un enorme océano atestado de vida. Y entonces surgen algunas preguntas: ¿para qué buscar vida en otros rincones de la galaxia? ¿De qué nos serviría hacer contacto con otros seres inteligentes? Parece que la respuesta es simple, pero a la vez refleja la naturaleza humana: por nuestra simple curiosidad de saber, de descubrir. Asimismo, Asimov nos dice que existe la necesidad de buscar vida ajena a la terrestre. De saber si afuera existen seres que nos enseñarían mucho, o si existen amenazas que no nos imaginamos y que sería mejor entender para refugiarnos y asegurar nuestra libertad y sobrevivencia.

Entonces, surge la gran pregunta: ¿dónde están? Con la cantidad de estrellas (unas 660.000) que tendrían las condiciones necesarias para albergar planetas que desarrollaran vida, aún no hemos recibido una visita ni recibido algún mensaje.

Cuando llegamos casi al final del libro, Asimov expone datos interesantes acerca de los compuestos orgánicos necesarios para que se origine la vida, así como su negativa ante el fenómeno OVNI y las tesis acerca de visitas extraterrestres en la antigüedad que tanto pregonaba Erich Von Däniken.

Actualmente, la ciencia ha avanzado mucho desde aquella década de los 70’s en la que Asimov escribió su libro. En 1995, se descubrieron los primeros planetas que orbitan otras estrellas (los llamados planetas extrasolares); y aunque estos planetas que se han detectado tienen el tamaño y las características de Júpiter, las técnicas actuales no permiten detectar planetas de menor tamaño. Será con el tiempo, que desarrollemos los métodos necesarios para encontrar planetas similares a la Tierra y que descubramos que posiblemente, otras civilizaciones en la galaxia se hacen exactamente la misma pregunta: ¿estamos solos en el Universo?

© Jorge Romo, 13 de enero de 2005