Las poblaciones que disponen de una policía eficaz construyen sociedades complejas y prósperas en las que predominan las conductas de cooperación. Por el contrario, cuando no hay policía los individuos se sienten inseguros, se vuelven desconfiados y sus relaciones sociales se empobrecen.No, no es un panfleto de los Mossos d´Esquadra ni un anuncio de oferta de empleo de la Guardia Urbana. Son las conclusiones de una investigación que ha analizado la influencia de los individuos que ejercen de policías en la organización de una sociedad de primates – el orden de mamíferos al que pertenecemos los humanos-. La investigación, que se presenta hoy en la revista científica Nature, se ha basado en el macaco de cola de cerdo – una especie originaria de los bosques del sureste asiático, que mide medio metro de longitud (sin contar la cola) y que vive en grupos formados por decenas de machos y decenas de hembras-.

¿Podrían estas observaciones explicar el origen de la policía en las sociedades humanas? “Los mecanismos de solución de conflictos, como las conductas policiales, modulan cómo los individuos construyen sus redes sociales. Por lo tanto, tienen importantes implicaciones para la evolución de la complejidad social”, contesta por correo electrónico Jessica Flack, primatóloga del Instituto de Santa Fe (EE. UU.) y primera autora de la investigación. Y ninguna especie de primate ha desarrollado una complejidad social comparable a la de los humanos.

El uso imparcial de la fuerza para resolver conflictos sólo se ha observado en un reducido número de especies, como chimpancés, gorilas, macacos de cola de cerdo y humanos. En otras muchas especies, se ha observado un uso parcial de la fuerza: quien interviene está a favor de un bando u otro; por lo tanto, no interviene como un policía sino como un matón.

“En las sociedades de primates, los conflictos frecuentes amenazan con desestabilizar las redes sociales”, escriben los investigadores en la revista Nature. Para estudiar la influencia que las fuerzas del orden tienen sobre la estabilidad social, los científicos analizaron un grupo de 84 macacos de cola de cerdo y apartaron a tres machos del resto del grupo. Estos machos eran de los más fuertes, de los más respetados y los que más intervenían cuando aparecía un conflicto: eran los policías.

Una vez apartados del grupo, los investigadores vieron cómo el número de congéneres con los que cada macaco se relacionaba disminuía. Se reducía también el contacto entre macacos de estatus diferente – “las conductas policiales favorecen la cooperación entre individuos con acceso desigual a los recursos sociales”, concluyen los investigadores-. Pero aumentaba la relación de cada macaco con los individuos de su entorno inmediato – “las conductas policiales favorecen una sociedad abierta e integrada, más que una formada por camarillas”-.

“Es realmente notable cómo unos pocos animales poderosos tienen un efecto en las vidas de todos los miembros de un grupo social”, declara Frans de Waal, del Centro Yerkes de Investigación de Primates en Georgia (EE. UU.) y coautor de la investigación, en una nota de prensa. Para de De Waal, que el 23 de febrero ofrecerá una conferencia en CosmoCaixa, “en las sociedades humanas a veces asociamos el poder con efectos negativos, pero estos individuos mantienen la paz de manera activa y de este modo fortalecen el tejido social. Cuando no están, las relaciones sociales en el conjunto del grupo tienden a deteriorarse”.

Fuente:

http://www.lavanguardia.es/web/20060126/51227312120.html