Un grupo de 73 científicos de doce países descubrió un planeta muy similar a la Tierra, con océanos subterráneos de agua congelada y ubicado en plena constelación de Sagitario, aproximadamente en el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia. El planeta “OGLE-2005-BLG-390Lb”, nombre oficial mientras es bautizado con uno coloquial, tiene una masa cinco veces mayor a la de la Tierra y orbita alrededor de una estrella que es cinco veces más pequeña que el Sol.

Los investigadores principales pertenecen a las universidades Princeton de EU y St. Andrews de Escocia, y explicaron que se trata del avance más importante en la búsqueda de vida extraterrestre, ya que el exoplaneta —denominación que los astrónomos dan a los planetas extrasolares— fue descubierto gracias a la aplicación de una nueva técnica para la detección de planetas, denominada microlentes gravitacionales.

Hasta ahora, sólo era posible detectar planetas muy grandes, del tamaño de Júpiter o mayores, que no podían compartir características de similaridad con nuestro planeta.

Se trata de un lugar rocoso, congelado -con una temperatura en la superficie de unos 220 grados bajo cero, similar a la de Plutón-, y todos estos detalles son inéditos, ya que se trata de un cuerpo ubicado a unos 28.000 años luz de distancia de la Tierra.

El descubrimiento, detallado en la revista inglesa Nature, abre una nueva ventana en la exploración del cosmos en busca de planetas que puedan albergar vida.

Este planeta está, pese a ser muy frío, en lo que los astrónomos llaman “zonas habitables”, es decir, cuerpos de masa similar a la Tierra, donde las temperaturas, la gravedad y la existencia de agua en estado líquido, así como la distancia a su estrella, pudieran dar lugar a formas de vida.

Los microlentes gravitacionales utilizan el fondo estelar como una especie de lente de aumento para ayudarse a detectar estrellas lejanas y sus planetas.

Un planeta que no es visible con ningún telescopio terrestre se delata por su gravedad, que según la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein desvía la luz y distorsiona el brillo de una estrella ubicada en el fondo cuando un objeto pasa entre ella y el telescopio.

El otro planeta parecido a la Tierra y que está más cerca es “GJ 876”, que tiene 7.5 veces más masa que la Tierra, pero es muy caluroso para la vida.
La Probing Lensing Anomalies NETwork (PLANET) es una red de trabajo de pruebas de anomalías de brillo en la que astrofísicos de 12 países buscan este tipo de fenómenos.

Otros tres exoplanetas fueron hallados los años pasados gracias a este método.

En total se conocen más de 150 planetas fuera de nuestro Sistema Solar, pero suelen ser mucho más grandes que la Tierra.

Esta tecnología permitirá “observar” gravitacionalmente planetas similares al nuestro con la precisión que se necesita para determinar sus características.

El planeta se encuentra a 390 millones de kilómetros de su estrella; si estuviera en nuestro Sistema Solar, se ubicaría entre Marte y Júpiter.
Le toma diez años orbitar a su sol, una estrella enana roja común, que no emite energía suficiente para hacerla más “habitable”.

Los científicos aseguran que la búsqueda de una “segunda Tierra” es vital para develar uno de los más grandes enigmas de la naturaleza: saber si la vida es una rareza y somos una casualidad estadística, o es una constante universal.

Fuente:

http://www.cronica.com.mx/nota.php?idc=222807