HUEJÚCAR, JALISCO.- Elisa de Santiago Flores, vecina del médico cirujano Roberto Acuña Olivares, quien se ostenta como una “eminencia” de la medicina, sostuvo que éste es sólo un maniático sexual y un estafador.
Aseguró que a sus pacientes favoritas, mujeres jóvenes por lo regular, las hace que se quiten la ropa para revisarlas sea cual sea su mal.
Aparte de ponerles un antifaz y música, elementos que sirven para hipnotizarlas y de esa manera “relajarlas” para encontrarles la enfermedad, acostumbra a “pasarles energía por los senos”.
Y así se los hace saber, según una mujer afectada quien por seguridad omitió decir su nombre.Explicó que en su cita el hombre le pidió que se desnudara para revisarla.

Y por su condición de mujer casada le comenzó a hacer preguntas indecorosas acerca de la intimidad que lleva con su esposo.

Pero la desconfianza la genera “desde su mirada” que es libidinosa y provocadora, ya que incluso afirma que puede curar sin tocar y ver por debajo de la ropa de las personas.

“Me preguntó qué me gustaba y qué me excitaba de mi esposo… y me dijo que iba a sentir rico. Es un tipo enfermo, no está bien”, dijo la afectada.

Comentó que él mismo asegura que ve a las personas por medio de la mente y que ha ido al otro mundo, pero “lo toma uno como loco”.

Anteriormente, agregó, era médico cirujano “pero de eso ya no tiene nada”.

Aseguró que Acuña es un hombre déspota, que cataloga a todos los habitantes de Huejúcar como “ignorantes” con los que no desea tener ningún roce, según reiteró Elisa de Santiago.

El alcalde de Huejúcar, Miguel Ángel Martínez Bañuelos, dijo que el médico es conocido en el pueblo como una persona “fina” en el trato, pero nunca se le ve pasear por las calles o tratar con las personas.

Y de su posible charlatanería no ha recibido ninguna queja de algún defraudado, pero quizá sea porque con él se atienden sólo pacientes de otras ciudades.

Comentó que le pareció raro un comentario que el médico le hizo un día respecto de que lo había visto en el jardín, aunque él jamás lo vio.
Acuña le aclaró que acababa de estar con él pero vía mental, ya que presume de realizar supuestos viajes astrales.

UN CASO ESPECÍFICO

A decir de la gente, Acuña llegó a Huejúcar hace aproximadamente 25 años a prestar su servicio social como médico proveniente de Nayarit y se quedó a vivir aquí.

Elisa de Santiago dijo estar dispuesta a ratificar una acusación en lo particular, ya que abusó de la confianza de su familia, pues acosó sexualmente a su hija Mayra, de 20 años.

Explicó que ella se sentía honrada por contar con la amistad del médico sin saber que sólo era “un maldito chusma déspota”.

Detalló que un día el médico, pasado en copas, llegó a su casa en compañía de su esposa y en el transcurso de la convivencia se llevó a su hija al costurero.

Ahí le dijo que la quería como mujer y no como hija, como siempre se lo había hecho saber. Se bajó los pantalones y le dijo que si lo aceptaba “eso” sería suyo.

Una vez de regreso a la sala, delante de su esposa y de ella le gritó a la muchacha “Mayra, te amo, te amo y si me aceptas nada te faltará”.

De Santiago comentó que la relación de amistad era muy estrecha y por la confianza pidió al médico en principio, que atendiera a su hija porque padece convulsiones.

Y éste, por la misma confianza se atrevía a decir a su hija que “tenía muy bonitos pechos”.

Por lo que en una de sus citas médicas le recomendó ponerse un “aceitito” preparado por él mismo para evitar las envidias de las muchachas del pueblo.

Esto sólo le causó que al poco tiempo le aparecieran por dentro de la piel unas plaquetas de papel higiénico colocadas alrededor de los senos.

Al sospechar de una enfermedad seria, llevó a su hija a que le tomaran una mamografía, que descartó cualquier cáncer.

Pero la enfermera corroboró que los pedazos de papel estaban incrustados en los senos de la muchacha.

El hecho hace sospechar, según Elisa de Santiago, que el hombre en efecto “tiene pacto con el diablo”, pues muchas ocasiones habló de que practicaba actos de hechicería y que “se sentaba con las brujas”, afirma.

Pero además “hace trabajitos con fotos por las noches” y es quizá, dijo la mujer, por donde posiblemente tenga sus entradas más fuertes de dinero.

De Santiago dijo que además el médico tiene un gusto especial por ingerir bebidas embriagantes y que varias muchachas del pueblo han sido acosadas por él, con el argumento de que las hipnotiza.

DE CONSULTORIO A FORTALEZA

Donde opera el médico Acuña es en un consultorio que se ubica al fondo de su casa. “Es un cuarto donde no entra ni un ruido de afuera… haga de cuenta que entró a otro mundo”.

Ello, contrario a los consultorios normales que dan hacia afuera.

En la calle se ubica lo que debería ser una farmacia que las autoridades de salud le obligaron a instalar, pero que nunca abre.

Enseguida se ubica una salita de espera que conduce a otro cuartito que mantiene cerrado con llave y que sólo abre para pasar al consultorio a los pacientes.

Al fondo hay otro cuarto con una cama, lugar donde realiza las hipnosis y dice a sus pacientes la enfermedad que tienen.

Ahí les coloca unos audífonos para que escuchen música y les ordena dormirse; “es como un escondite”.

“No se escucha absolutamente nada, no hay ninguna ventana… bien puede desbaratar a alguien ahí y nadie oye”, dijo la mujer.

Otra actitud “rara” del médico es que jamás atiende una urgencia y “aunque le digan que el mundo se está quemando no sale a la calle”.

Fuente: http://www.imagenzac.com.mx/2006/01/20/estado1.htm