Dios no ha muerto, porque nadie puede matar a Dios, que como el unicornio o las sirenas no morirá porque no existe. Pero su sombra milenaria, la episteme teísta, impregna nuestras leyes y nuestra visión del mundo. Mientras con la razón combatimos esa sombra irracional, debemos defender, ¡por supuesto!, la libertad de culto en el corazón y la casa de cada uno o en su templo.Tengo 47 años. Nací en París: hoy la Francia republicana que trajo la democracia a Occidente está amenazada por integrismos monoteístas. Fui educado católico, pero tuve la satisfacción de ver dudar a mi padre creyente y de ayudarle a morir como un hombre libre de la neurosis de Dios. La humanidad progresa en la medida en que se libera de Dios.

LLUÍS AMIGUET – 17/01/2006

– Dios vuelve y los ateos debemos combatirlo con la razón.

– ¡Por Dios! No me asuste… – Vivíamos dos décadas de ateísmo tranquilo en Occidente, pero cayó el Muro y la política, culpabilizada por el fracaso de un comunismo que era una religión de Estado, abdicó de su papel de motor del progreso fundado en la razón colectiva y se limitó a la gestión de lo inmediato. Ese espacio lo reocupan ahora las religiones.

– ¿Cómo cree usted que regresa Dios?

– La historia de la humanidad es de la conquista, con sangre, sudor y lágrimas, de un espacio de libertad, raciocinio y progreso arrancado a Dios y a quienes lo administran. Hoy ese precario espacio está amenazado por el regreso de Dios en todos los frentes: EE. UU. renueva las cruzadas frente a un islamismo simétricamente demencial…

– Temo que ésa no es la única guerra santa.

– Sufrimos una gran reacción monoteísta en el planeta: no sólo el Irán de los ayatolás, que hoy ya es una amenaza atómica, sino en nuestro propio patio trasero, en nuestros barrios, donde prolifera un integrismo islámico que, también en nombre de ese Dios, amenaza nuestro Estado laico y nuestras libertades.

– ¿Puede ser usted más específico?

– Los políticos están vendiendo ese espacio precioso de razón y progreso a cambio de poder. Sarkozy promete a los musulmanes subvenciones por sus votos. Repartirá el presupuesto de la República, fundada sobre los principios laicos de la Revolución, para financiar mezquitas y catecismos.

– No veo cómo puede llegar a eso.

– Por mandar. A cambio de su victoria, Sarkozy recortará nuestra libertad para contentar a los líderes religiosos: feminismo, derechos gays, aborto, eutanasia o la libertad de investigar se renegociarán con la connivencia de los islamistas y la ofensiva de la Iglesia oficial, que se dispone a sumarse a la fiesta.

– ¿Acaso no puede haber una fe razonable?

– Es un oxímoron. Fe y razón son enemigas por naturaleza. La ciencia sólo avanza en ese espacio que la razón humana ha ido arrebatando a la neurosis de la religión. Por eso es urgente deconstruir a Dios como hicieron Freud, Marx, Feuerbach, Sartre o Camus.

– ¿Quiere empezar aquí y ahora?

– Dios es la proyección neurótica de la frustración ante nuestros límites: nosotros somos mortales, él, inmortal; nosotros, finitos, él, infinito; nosotros, imperfectos, él, perfecto… Sus sacerdotes administran esa neurosis pueril en provecho de la casta dominante.

– Eso ya lo dijo Freud.

– Hay que recordarlo. Y comprobar que las Escrituras no resisten la lectura racional. Los ateos amamos la vida y aceptamos su final frente a las imposturas de mulás, curas y rabinos. Como Sartre o Camus, debemos volver a colocar a Dios en el debate público.

– Religión viene de religare (reunir).

– Las religiones del libro han teñido nuestra historia de violencia y muerte. El exterminio y la subordinación de los no creyentes ha sido un mandato cumplido con igual entusiasmo por cristianos, judíos y mahometanos. Juzgue usted mismo esa historia y verá que Dios nos ha traído más muerte que vida.

– ¡Jesús es amor! Los Evangelios…

– En los Evangelios hay cuarenta citas antisemitas en Marcos, ochenta en Mateo y treinta en Juan. En los Hechos de los Apóstoles hay 140. Su dulce Jesús afirma que los judíos tienen “al diablo por padre” (Juan VII; 44). ¿Por qué? Las Escrituras las redactan durante siglos múltiples escribas para servir a intereses políticos coyunturales. Por eso, con profusión de citas de cualquier libro sagrado se puede defender por igual el amor o la guerra; cualquier cosa y su contraria.

– Ateos ilustres: Stalin, Hitler, Pol Pot…

– La inquisición en 1924 prohibió en su índice la Enciclopedia Larousse, pero no el Mein Kampf: Stalin, como tantos tiranos, implantó una religión de Estado donde él era Dios. Juzgue la historia: el mundo es libre en la medida en que hemos confinado la sinrazón de Dios en el ámbito de lo privado.

– ¿Acaso en Occidente no sigue ahí?

– Dios no ha muerto, porque nadie puede matar a Dios, que como el unicornio o las sirenas no morirá porque no existe. Pero su sombra milenaria, la episteme teísta, impregna nuestras leyes y nuestra visión del mundo. Mientras con la razón combatimos esa sombra irracional, debemos defender, ¡por supuesto!, la libertad de culto en el corazón y la casa de cada uno o en su templo, pero no concibo que tengamos que subvencionar la religión privada con dinero público.

– Tal vez subvencionamos cosas peores.

– Existe un laicismo abierto que subvenciona todas las religiones, pero así ¿por qué no subvencionar la astrología y los horóscopos?

– La religión fue progreso moral.

– ¿De verdad? Dios, Alá o Yahvé bendijeron la esclavitud. Y la esclavitud bajo el Papa era peor que la del derecho romano, que, al menos, no la declaraba grata a los ojos de Dios. El judaísmo, los musulmanes o los cristianos practicaron la esclavitud. Además, Dios nos obligó a odiar nuestro cuerpo impuro y a rechazar el mundo en nombre del alma y de un más allá que consolida a los poderosos en sus poltronas del más acá.

– Todos somos iguales a los ojos de Dios.

– A los ojos de Dios… ¡Pero no de los hombres y sus leyes! En nombre de Dios debías soportar durante siglos ser esclavo o mujer, considerada inferior; ocultarte si eras homosexual, y si osabas pensar, mentir para no ser quemado por los amorosos creyentes.

– El cristianismo también fue liberador.

– Cuando surge la teología de la liberación u otros intentos feministas o progresistas, el monoteísmo de Estado siempre logra aplastarlos.

Fuente:

http://www.lavanguardia.es/web/20060117/51218023240.html