La carrera espacial que ha llevado a científicos de todo el mundo al planeta Marte está jalonada de grandes éxitos, pero también de estrepitosos fracasos.En los más de 40 años de intentos por posar una nave terrestre en suelo del planeta rojo, sólo tres han logrado su objetivo (los vehículos Viking I y II y la Mars Pathfinder), pero siete misiones se han quedado en el camino. Si los científicos no logran contactar con el Beagle2, serán ya miles los que aseguren que los fallos no se deben a simples problemas técnicos. ¿Estarán los marcianos intentando evitar que les descubran? Muchos ufólogos ya llevan años anunciándolo…

El primer fracaso.

El 2 de diciembre 1971 la sonda espacial rusa Mars 3 logra un hito para la historia espacial: desprender un pequeño vehículo de exploración que debía descender al planeta rojo para, desde allí, transmitir imágenes e información de primera mano. El pequeño ‘lander’ impactó contra la superficie marciana a una velocidad de 20 metros por segundo. Desplegó sus antenas sin problemas, y comenzó a emitir señales a la sonda Mars 3 (en órbota alrededor del planeta rojo) apenas 90 segundos después del aterrizaje. 20 segundos más tarde, se perdió la señal y jamás se volvió a recuperar.

Pérdida múltiple

El año 1988 no fue tampoco bueno para los viajes espaciales al planeta rojo. Dos sondas rusas, la Fobos I y la II, desaparecieron sin dejar rastro, la primera en su viaje de aproximación a Marte, y la segunda cuando se acercaba a uno de sus satélites, Phobos. Esta última pudo enviar un mensaje a la Tierra antes de desaparecer: su cámara enviaba la imagen de un gigantesco objeto rectangular que se aproximaba amenazante hacia ella. Hay quienes, era de esperar, sostienen que se trataba de una nave extraterrestre.

Mars Observer

En agosto de 1993, la sonda espacial Mars Observer perdió de forma total el contacto con la NASA, once meses después de su lanzamiento y apenas tres días antes de su esperada entrada en la órbita de Marte.

Gran fracaso

Uno de los mayores varapalos para la exploración marciana fue la pérdida de la sonda Mars Climate Orbiter, en 1999. No tanto por las esperanzas puestas en esta misión, sino por los fallos de principiantes que motivaron que la sonda se desintegrara al entrar en la atmósfera de Marte: un inverosímil error de principiantes motivado porque los estadounidenses miden todo en millas y los rusos, que habían colaborado en el proyecto, en kilómetros.

Robot estrellado

Apenas tres meses después, en diciembre de 1999, la Nasa sufría otra grave pérdida: la Mars Polar Lander, un robot destinado a pasearse por la superficie del planeta rojo que desapareció durante los últimos minutos de su maniobra de amartizaje. Tras siete días de angustiosa espera, la Nasa tiró la toalla y dio la misión por perdida.

Sin embargo, no todo han sido fracasos a la hora de tratar de investigar el planeta más cercano a la Tierra. Aunque dos tercios de las misiones dirigidas al planeta rojo no han culminado con éxito, los robots Vikings I y II, y la Mars Pathfinder sí lograron posarse sobre la superficie de Marte, y emitir diferentes imágenes del planeta, así como tomar muestras de rocas, polvo y minerales.

Las pioneras

Los primeros robots que pisaron suelo marciano fueron el Viking I y II, que en 1996 se posaron en la Chryse Planitia y la Utopia Planiti. Las imágenes que enviaron permitieron saber que el color rojo del suelo y el cielo marciano se debe en su mayor parte a dióxidos de hierro.

Mars Pathfinder

Esta misión fue sin duda uno de los mayores éxitos de la Nasa, cuando se posó sin problemas el 4 de julio de 2000 en Ares Vallis y permitió a los humanos descubrir un mundo polvoriento y lleno de rocas, esculpido por el viento y las inundaciones catastróficas.

Fuente:

http://www.elmundo.es/elmundo/2003/12/25/ciencia/1072371807.html