Corre la sangre en el estadio de Maputo, Mozambique. La de un pollo. La muerte del ave es el momento cumbre de un ritual con el que se pretende que la selección australiana de fútbol se libre del presunto maleficio, originado en Maputo, que le persigue desde 1969. El objetivo es acabar con el mal de ojo y que Australia acuda al Mundial 2006.Pasa el tiempo y los aussies logran plaza para Alemania tras tumbar a Uruguay en la repesca. Hay en el país de los canguros mucho supersticioso que cree que el sacrificio del pollo ha contribuido al éxito tanto como el prestigioso técnico de la escuadra, Guus Hiddink. Los medios de comunicación de aquel país han dado gran cobertura a esta historia paranormal, recogida incluso por la página web de la FIFA.

Todo arranca el 29 de noviembre de 1969. Australia juega frente a Rhodesia (hoy Zimbawe) el partido de desempate de una eliminatoria de clasificación para el Mundial México 70. El duelo se disputa en Maputo, la ciudad natal del gran Eusebio. Alguien de la expedición recurre a un hechicero local para que le eche el mal de ojo a Rhodesia. Los canguros ganan por 3-1, pero después caen en la siguiente y decisiva eliminatoria frente a Israel. Australia se pierde el Mundial en el que Pelé hace magia negra con el balón.

Años después, uno de los jugadores de aquel equipo aussie , Johnny Warren, desvela en su biografía la celebración del curioso ritual. Y añade un dato clave: el hechicero nunca llegó a cobrar los 100.000 dólares que reclamó por sus servicios. Warren, muy popular en su país, cree que la mala suerte que persigue a la selección nacional en los encuentros decisivos tiene su origen en aquel impago. Está convencido de que aquel hechicero, molesto por haber trabajado sin remuneración, le echó el mal de ojo a los aussies . Y lo dice en público: «Siempre que nuestra selección sufre algún desastre, me acuerdo de Mozambique. No puedo evitar preguntarme si hay algo extraordinario detrás de este asunto».

Entra en escena un periodista de la televisión australiana, John Saffran. Charla sobre éste y otros asuntos con Warren, que muere poco después. Tras el fallecimiento, Saffran decide viajar a Mozambique. Contacta con un hechicero local, como hicieron en 1969 sus compatriotas, para que acaba con el mal de ojo. Un pollo es sacrificado en el estadio de Maputo. Su sangre baña el terreno de juego. Saffran, por supuesto, paga al hechicero. Vuelve a su país, donde poco después celebra la clasificación de Australia para el Mundial.

La sobrenatural historia tiene un punto flaco: Australia no se clasificó en 1970, pero sí logró plaza para el siguiente Mundial, el de 1974. Fue, cree la afición aussie , un paréntesis en el maleficio, pues desde entonces no había vuelto a una Copa del Mundo. Curiosamente, el torneo se celebrará en el mismo país que entonces, Alemania.

Fuente:

http://www.lavozdegalicia.es/se_deportes/noticia.jsp?CAT=107&TEXTO=4315522