Calvin y Hobbes

por Bill Waterson

Sonoterapia: notas para los trastornos del alma

Dr. Rafael Varela Monte de Oca

Vender medicina seudocientífica es fácil. Sólo hace falta aprender algunos conceptos médicos básicos, mezclarlos con la charlatanería de su elección, y presentarlo con tono serio y muchas palabras técnicas. Como muestra, presentamos este botón.

Los efectos fisiológicos de la sonoterapia
El arte es el instrumento más poderoso de que dispone el ser humano para profundizar, comprender y sublimizar sus emociones y sentimientos. El enorme poder terapéutico de la música reside en que ésta se expresa en un lenguaje no verbal. Así llegamos a la musicoterapia, a la cual definimos como el uso dosificado del sonido para producir una mejoría o curación en los males psicofísicos del ser humano, lo cual además le ayuda a la comprensión de sí mismo y del mundo que lo rodea.

Bases y hechos de la musicoterapia
Las neuronas se comunican entre sí mediante sustancias llamadas neurotransmisores. Los estímulos llegados del exterior vía nuestros sentidos se transmiten por el sistema nervioso, y la cantidad de neurotransmisores produce una determinada conducta. Así, la acetilcolina se asocia con el aprendizaje, la dopamina con la fantasía (en la esquizofrenia hay exceso de este neurotransmisor), la serotonina con el equilibrio interno y las endorfinas con un efecto sedante, analgésico y antidepresivo. La música hace liberar endorfinas.

La comunicación neuronal mediante los neurotransmisores genera una corriente eléctrica, visible en el electroencefalograma. El ritmo cerebral Beta (14 a 20 ciclos por segundo), propio del hemisferio cerebral izquierdo, es el ritmo de la razón y la lógica, asociado a la vigilia o atención dirigida al exterior. El ritmo Alfa (8 a 13 ciclos por segundo) es el ritmo de la ensoñación o atención dirigida al interior del individuo, en estado de relajación. El ritmo Theta (5 a 7 ciclos por segundo) está asociado al adormecimiento; es el ritmo cerebral del chamán. El Delta es característico del sueño profundo. Los últimos tres ritmos son del hemisferio cerebral derecho; por lo tanto, una música relajante propicia el ritmo Alfa. La frecuencia de la ionosfera de nuestro planeta (resonancia Schuman) es de 7.8 ciclos por segundo. La música curativa nos sintoniza con la frecuencia vibratoria de la Tierra.

Una música sanadora debe reunir las siguientes características: ser monótona, continua y rica en armónicos o sobretonos. Instrumentos indios como la tampura y el sitar, hechos según la octava natural del cuerpo humano, resuenan con nuestro organismo. Todos éstos ayudan a sanar al hombre al ser inmunomoduladores. La voz humana es el mejor instrumento que cumple esos requisitos. Los cantos de los monjes tibetanos y los Hoomi de Mongolia, ricos en sobretonos, también inducen la respuesta de quietud.

Lo que la música debe transmitir es la intención de sanar.

Tomado del boletín gratuito El Buscador y sus caminos, vol. 15, núm. 8, agosto 2004, www.elbuscador.com.mx

Asimismo, este artículo es tomado de

http://www.dgdc.unam.mx/muegano_divulgador/

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Les recomiendo ampliamente este boletín.

Este artículo fue tomado de la sección H en Gauss del mencionado boletín.

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