ROMA, jueves, 8 septiembre 2005 (ZENIT.org).- El 13 de octubre comenzará el segundo curso sobre «Exorcismo y oración de liberación» impartido por el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» (www.upra.org) junto al Grupo de Investigación e Información Sociorreligiosa (www.gris.org). Para profundizar en los objetivos y motivos de este curso, Zenit ha entrevistado a Carlo Climati, periodista y escritor, autor de varios ensayos traducidos por países de diferentes continentes sobre el satanismo juvenil.

–¿Cómo surgió la idea de organizar un segundo curso sobre exorcismo y satanismo, después del que ya impartieron en febrero, marzo y abril del año pasado y que recibió una inesperada cobertura por los medios de comunicación de todo el mundo?

–Climati: Se daba la necesidad de responder a numerosas peticiones que han venidos de varias partes del mundo. El segundo curso se celebrará del 13 de octubre de 2005 al 9 de febrero de 2006, con una pausa a mediados de noviembre y a mediados de enero. Está reservado a los sacerdotes y a los estudiantes de licencia en teología que se preparan al sacerdocio. Además será posible seguir el curso por videoconferencia desde Bolonia, Perugia, Asís, Maddaloni (Caserta, Italia) y otras ciudades del mundo.

–¿Cuáles son las novedades de esta edición?

–Climati: Todos los profesores del primer curso han sido confirmados. A éstos, se les sumarán el arzobispo Angelo Comastri, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, y monseñor Andrea Gemma, F.D.P., obispo de Isernia-Venafro, para la sesión inaugural, así como algunos exorcistas para la sesión conclusiva.

–¿Cuál es el balance del primer curso que impartieron?

–Climati: Óptimo. En total, participaron 127 personas, procedentes de Italia (101), África (10), México (5), Brasil (5), Estados Unidos (3), Austria (1), Alemania (1), Eslovaquia (1). En particular, fue muy apreciado su carácter interdisciplinar, que permitió una visión completa de los argumentos, incluso desde un punto de vista científico. Entre los objetivos del curso estaba sin duda el de sacar de una visión superficial y sensacionalista un argumento tan difícil y delicado. Podemos decir que hemos alcanzado el objetivo.

–El interés que prestaron los medios de comunicación de por ese primer curso, ¿contribuyó a este resultado?

–Climati: Sin duda. Periódicos, radios, revistas, agencias de noticias y canales de televisión de todas las partes del mundo hablaron de nuestra iniciativa con un lenguaje correcto y equilibrado, que correspondía al espíritu del curso. Nuestro sincero agradecimiento se dirige a todos los periodistas que dieron a conocer ese curso, por la seriedad que demostraron en su trabajo de información.

–¿Cuáles son los objetivos del segundo curso?

–Climati: Además del tema del exorcismo, se hablará mucho del problema del satanismo y de las sectas. Este segundo curso también tiene el objetivo de ofrecer a los sacerdotes instrumentos útiles para su trabajo pastoral de información y de apoyo a las familias. Algunos episodios referidos por los medios de comunicación recientemente tienen que ser una señal de alarma para tomar en serio un problema que todavía es infravalorado: el aumento del interés por el satanismo. El sacerdote, con su sólida preparación, puede ofrecer una contribución importante para afrontar este problema, que puede afectar sobre todo a los jóvenes.

–¿Cómo describiría el fenómeno del satanismo juvenil?

–Climati: El satanismo juvenil es, sobre todo, un satanismo casero, «hecho en casa». Cada vez hay más chicos que confiesan su fascinación por el culto del diablo y por un mundo con atmósferas lúgubres y oscuras. Para muchos de ellos, las sombras parecen ser más atractivas que la luz.
En el satanismo «hecho en casa», los jóvenes no adhieren a ninguna secta. Prefieren organizarse en un pequeño grupo de amigos. Se divierten con ritos macabros que improvisan después de haber leído un libro o visitado una página web en Internet. Por desgracia, como lo demuestran las crónicas, pueden llegar a cometer actos de violencia y homicidios.

El satanismo «hecho en casa» es un fenómeno más dañino todavía que el de las sectas. Una secta, de hecho, puede descubrirse y controlarse fácilmente. Pero la iniciativa personal de tres o cuatro muchachos se sale de control. Sólo se logra intervenir cuando el mal ya ha sido hecho. Por este motivo, es importante ofrecer una información adecuada a las familias. El sacerdote, en este sentido, puede tener un papel determinante y una acción preciosa de prevención.

Fuente: es.catholic.net