Sobre las cenizas del antiguo Alcázar de Madrid se alza el majestuoso Palacio Real, una construcción con pasajes algo oscuros en su historia. Las leyendas hablan de muerte, fantasmas, espíritus, exorcismos y hasta apariciones de animales.MADRID.- Leyendas y supersticiones populares encontraron en el Palacio Real (Bailén, s/n) su más digno continente. Si ya antes de su construcción los lugareños recordaban con temor historias de duendes, fantasmas, brujas y obreros muertos -molestos por ver perturbada su paz con las obras del Alcázar-, el paso de los siglos avivó aún más el mito esotérico.

La historia nos lleva hasta el día de Nochebuena de 1734. Mientras Felipe V pasaba las fiestas en el Palacio del Buen Retiro, misteriosamente el fuego devoraba el Alcázar y las llamas destruían para siempre pinturas y objetos de gran valor. Comienza entonces una remodelación iniciada por Filippo Juvara y seguida por Juan Bautista Sachetti y Ventura Rodríguez que no está exenta de leyendas. Por ejemplo, durante su construcción se rumoreaba la existencia de fantasmas o demonios que trepaban por sus muros aún por concluir ante el asombro y miedo de los obreros.

También hubo «accidentes laborales» achacados a espíritus malévolos que empujaban al vacío a los trabajadores. Ante estas manifestaciones maléficas, Felipe V decide realizar un exorcismo.

Su esposa, Isabel de Farnesio, una mujer con fama de supersticiosa, también liga sus sueños a esta construcción. Cuenta la leyenda que tras una espantosa pesadilla en la que veía cómo un terremoto asolaba Madrid, ordenó retirar todas las estatuas de las balaustradas y colocarlas en la plaza de Oriente. Quiso así poner a salvo su vida de una premonición en la que moría aplastada por una gran estatua.

Exorcismos

Pero mucho antes, otro rey, Carlos II el Hechizado, fue sometido a un exorcismo en Palacio en 1698. Y es que ya por esos años, según recuerda Jesús Callejo en su libro «Un Madrid insólito», se hablaba de un duende que recorría las estancias de Palacio asustando a propios y extraños. Pero como suele ocurrir con muchas leyendas e historias antiguas, en esta ocasión terminó con nombre y apellidos, pues el susodicho duende burlón pudo ser un confidente sigiloso de María de Austria. Apresado finalmente, convirtió su vida en una leyenda de espías.

Y si sus muros fueron testigo de hechos que muchos calificaron como paranormales, su entorno también ha pasado a la historia con leyendas de misterio. Es el caso del Campo del Moro, un bello jardín palaciego que en sus orígenes sirvió de escenario de torneos y cacerías y que, con el paso del tiempo se trastocó en paraje fantasmal para la aristocracia.

El fantasma embozado

Mucho se habló del fantasma embozado del Campo del Moro -quizá para tapar embarazos no deseados- y del oso desaparecido. Para esta última leyenda siempre se retrotrae a las noches de luna llena, cuando se escuchan los gruñidos del animal y los alaridos de su adiestrador, un húngaro que desapareció la noche que el plantígrado abandonó su jaula para siempre…

Por MABEL AMADO

Fuente: abc.es