Hasta fortalecer sus extremidades y adquirir la destreza motriz necesaria para erguirse sobre sus dos patas traseras, los “bebes” de algunas especies de dinosaurios herbívoros gateaban torpemente en cuatro patas, según afirma un reciente estudio de paleontólogos canadienses publicado en la revista Science. Robert Reisz, de la Universidad de Toronto, llegó a esa conclusión tras estudiar embriones fósiles de 190 millones de años -los más antiguos que se conocen-, pertenecientes a la especie Massospondylus carinatus. “Las patas delanteras y la cabeza tan largas, y el cuello posicionado horizontalmente, indican que las crías debían andar en cuatro patas”, escribió Reisz en Science.

A diferencia del común de los saurópodos -gigantescos dinosaurios herbívoros que caminaban en cuatro patas- que lo sucedieron, algunos paleontólogos como Reisz sostienen que los ejemplares adultos de este antecesor de tan sólo cinco metros de largo era capaz de caminar en dos patas.

Para Reisz, los saurópodos extendieron el andar en cuatro patas infantil del M. carinatus hasta su edad adulta. Así, con cuatro patas de soporte, los dinosaurios herbívoros habrían sido capaces de desarrollar dimensiones y pesos corporales muy superiores a los de su ancestro bípedo.

“Realmente es un fenómeno muy raro -dijo el investigador canadiense a la edición online de la revista New Scientist-. No conozco ningún otro vertebrado viviente que camine en cuatro patas al nacer y luego en dos patas, a excepción de los seres humanos, pero nosotros somos terriblemente raros de pequeños.”

Los huevos de dinosaurio estudiados por Reisz fueron hallados en 1978 en el parque nacional Golden Gate Highlands, de Sudáfrica. Pero debido a su extrema fragilidad no pudieron ser analizados hasta ahora que los paleontólogos cuentan con sofisticadas herramientas que permiten abrir el cascarón sin destruir su valioso contenido.

Evolución

“La retención de rasgos morfológicos juveniles en las formas adultas de especies descendientes es un mecanismo evolutivo llamado «pedomorfosis», y su presencia en los dinosaurios ya había sido sugerido por el paleontólogo argentino José Bonaparte en 1979”, comentó a LA NACION Rodolfo Coria, investigador del Conicet y de la Secretaría de Cultura de Neuquén.

“Y aunque estoy de acuerdo en que los rasgos del cráneo del M. carinatus que luego aparecen en saurópodos adultos son explicados por este mecanismo, no estoy de acuerdo con la idea de que este dinosaurio haya sido bípedo. La relación entre húmero y fémur no condice con ello.”

Además, remató Coria, “todas las huellas fósiles que existen del M. carinatus muestran un andar en cuatro patas.”

Por Sebastián A. Ríos

Fuente: www.lanacion.com.ar