Sus creadores la definen como “una nueva forma de explorar el Universo”. Y su prueba de fuego será el martes 21, cuando la nave Cosmos 1, que viaja a bordo de un misil ICBM modificado, despegue desde un submarino ruso situado en el Mar de Barents, para convertirse en la primera nave espacial que viajará por el espacio impulsada únicamente por una vela solar. La nave, de unos 100 kilos de peso, tiene un eje central y ocho hojas de vela, cada una ‘empaquetada’ en un contenedor del tamaño de una lata de café. Las velas están fabricadas con ‘mylar, un material plástico altamente resistente, y miden unos 15 metros de largo cada uno, aunque son extremadamente delgadas, de tan sólo 5 micras de grosor. Los tubos huecos colocados a lo largo de los lados de cada hoja de mylar son inflados con gas de nitrógeno para desplegar la vela, y cada hoja tiene unos pequeños rotores que permiten controlar su movimiento desde Tierra.

La Cosmos 1 ha sido desarrollada por la Planetary Society, una institución privada fundada por Carl Sagan en 1980, que se dedica a numerosos proyectos de investigación astronómica, así como a la exploración de Marte, objetos próximos a la Tierra o la búsqueda de vida extraterrestre. El lanzamiento se afectuará desde el Mar de Barents, el martes.

Una vez la Cosmos 1 alcance la órbita terrestre, el equipo de la misión pasará el mes siguiente monitorizando la órbita de la nave y preparando el despliegue de las ocho láminas que servirán como velas solares. Después se llevará a cabo la labor más crítica: el despliegue de las velas. El propósito de la misión es ir incrementando la energía de la órbita, de tal forma que la presión de la luz vaya elevando la nave cada vez a más altura sobre la Tierra. Los paneles sobre los que se sujeta la vela solar que forma parte de la Cosmos 1 pueden rotar, de tal forma que se podrá orientar las velas de perfil en aquellos momentos en los que se desea que la luz solar no incida sobre la misma.

Mientras esté en órbita, la Cosmos 1 será suficientemente brillante como para ser visible desde la Tierra, por lo que la Planetary Society ha convocado a los aficionados a la astronomía de todo el mundo a que se animen a fotografiar la nave, que tendrá una órbita circular casi polar (78º) a aproximadamente 825 km de altura.

La misión de la Cosmos 1, eso sí, no será muy larga. Aproximadamente un mes después de su lanzamiento, el mylar que compone las velas solar irá degradándose debido a la propia radiación solar. Es posible que transcurrido este tiempo, la sonda haya incrementado su altura como para mantenerse en una órbita estable, pero los científicos barajan como más probable la posibilidad de que tras el final de la misión la órbita vaya decayendo lentamente y la Cosmos 1 acabe sus días reentrando en la atmósfera terrestre.

La experiencia con la Cosmos 1 pretende ser una prueba previa a la realización de vuelos impulsados con estas velas más largos y complejos. La ventaja de las velas solares es que la presión que ejerce el Sol sobre las mismas es constante, pudiéndose sin necesidad de combustible alcanzar una velocidad de 16000 km/h en 100 días, multiplicándose ésta por 10 en sólo tres años de vuelo. A esta velocidad, sería posible alcanzar Plutón en tan sólo cinco años. En comparación, la nave New Horizons, que viajará a este remoto planeta empleando propulsión química y una asistencia gravitacional con Júpiter, tardará más de 9 años en llegar a su objetivo.

Las velas solares ya han sido probadas tanto por la NASA como por la agencia espacial japonesa, pero la Cosmos 1 es la primera nave que volará al espacio impulsada con este tipo de propulsores. La idea, sin embargo, no es nueva. Ya la contemplaba hasta el director de cine George Lucas, que para la última trilogía de la Guerra de las Galaxias equipó al Conde Doku con una nave muy similar a la Cosmos 1.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2005/06/20/ciencia/1119257589.html