El descubrimiento entraña la posibilidad de obtener energía a muy baja temperatura con altos niveles de eficiencia y mínimos efectos ambientales El hecho de que una persona combustione espontáneamente sin ninguna explicación aparente ha sido motivo de polémica y tema de la ciencia ficción y el ocultismo, desde abril de 1731, cuando la condesa Cornelia Bandi, murió calcinada en Verona, sin que nada a su alrededor mostrara signos de un incendio, con lo cual se convirtió en el primer caso documentado de Combustión Humana Espontánea (CHE), fenómeno al cual la ciencia ha prestado muy poca atención, debido a sus características “paranormales”.

Ahora, en pleno siglo XXI, Zhiyu Hu, físico del Laboratorio Nacional Oak Ridge, en Estados Unidos, afirma que es posible emular los métodos altamente eficientes de la naturaleza para convertir químicos en energía térmica a temperatura ambiente.

Hu descubrió un novedoso método de ignición espontánea y combustión sostenida a tempreatura ambiente: se trata de una reacción que requiere sólo de partículas nanométricas de platino (un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro) adheridas a fibras de vidrio y lana, en un pequeño recipiente con metanol y aire.

El descubrimiento de Hu se dio en realidad por serendipia, dado que propiamente se encontró con él buscando otras cosas. El investigador dice que todo comenzó como simple curiosidad, pero pronto se percató de las implicaciones del caso y del enorme potencial que podría tener para la generación de energía e, incluso, para fines militares y de defensa doméstica.

El científico conducía un experimento con partículas de platino, metanol e hisopos de algodón, cuando se percató de que dicha mezcla producía humo. De inmediato fue a consultar con sus colegas —y coautores del trabajo— Vassil Boiadjiev y Thomas Thundat, quienes le animaron a indagar qué es lo que estaba ocurriendo.

A pesar de que aún hace falta mucha investigación al respecto para comprender este fenómeno, Hu destaca que organismos como microbios, plantas y animales obtienen su energía de los procesos de oxidación (ganancia de oxígeno) de sus propios químicos orgánicos, a temperatura ambiente.

El especialista recordó que “desde la época de la cavernas hemos quemado cosas para utilizar su energía, sin embargo, las altas temperaturas, así como todo el proceso en general, han creado muchos problemas con los que ahora debemos lidiar. De ahí que la mejor manera para resolver la crisis de energía es reemplazar el método de consumo de combustibles por otro más eficiente y de menor impacto ambiental”.

Y en efecto tiene razón pues, por ejemplo, la eficiencia de los motores de combustión interna alcanza apenas 21%, además de emitir contaminantes. Incluso las más avanzadas celdas de combustible tienen un máximo de 50% de eficiencia, además de que deben ser operadas a temperaturas mucho muy por encima del ambiente, lo cual hace que requieran además de sofisticadas y costosas tecnologías.

“Lo que tenemos aquí es la posibilidad de obtener energía a muy baja temperatura con altos niveles de eficiencia y mínimos efectos ambientales”, dijo Hu. De hecho las reacciones químicas efectuadas por el investigador, a temperatura ambiente, lograron alcanzar desde décimas de grado de elevación hasta los 600 grados centígrados de temperatura.

Asimismo, los experimentos mostraron que se puede controlar la reacción variando las proporciones en la mezcla de aire y combustible. Los científicos también descubrieron que variando el tamaño de las partículas y su forma, incluso, se modificaron los resultados de las reacciones.

Los resultados y las pruebas de esta investigacón se publicarán el próximo 18 de mayo en la versión impresa del boletín de la Sociedad Americana de Química, Energía y Combustibles.

(Con información del Oak Ridge National Laboratory)

Fuente: El Universal