El iceberg B-15A, un hielo flotante de 115 kilómetros de longitud, golpeó y quebró una península del Polo Sur llamada Drygalski, a la que mutiló 5 mil metros de superficie.En la que ha sido calificada como la más grande colisión del siglo sobre la superficie de la Tierra, el pasado viernes el iceberg B-15A, un hielo flotante de 115 kilómetros de longitud, golpeó y quebró una península del Polo Sur llamada Drygalski, a la que mutiló cinco kilómetros de superficie.

Aunque choques de ese tipo pudieron haber ocurrido en algún otro momento de la historia geológica de la Tierra, este es inédito porque pudo ser fotografiado, gracias a un satélite, el Envisat, de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés).

El cuerpo fracturado está hecho de hielo, pero por su dureza se consideraba desde 1920 como una parte permanente del mapa de la Antártida, en el costado que se orienta hacia el Pacífico, entre Nueva Zelanda y Chile.

Para tener una idea de la magnitud de los cuerpos que chocaron, hay que señalar que el hielo flotante mide, de punta a punta, la misma distancia que separa a las ciudades de México y Puebla, mientras que la península que recibió el golpe mide, desde su base, poco más de 70 kilómetros, la distancia entre la ciudad de México y Cuernavaca. Por último, el fragmento que se desprendió mide cinco kilómetros, poco más de la distancia entre al Palacio Nacional y el Castillo de Chapultepec.

“Durante los últimos meses observamos esta colisión como si se tratara de una vieja paradoja filosófica: ¿Qué ocurre cuando una fuerza incontenible choca contra un un objeto inamovible?”, indicó la ESA en el comunicado oficial que dio a conocer la fractura.

El iceberg B-15A es el fragmento más grande que quedó del iceberg B-15, que se separó de la capa de hielo Ross en marzo del año 2000.

Durante cinco años ha estado girando alrededor de la superficie continental de la Antártida a una velocidad de 10 kilómetros por día, lo cual podría parecer un deplazamiento menor, si no se toma en cuenta que su superficie total es de 2 mil 500 kilómetros cuadrados, 1.7 veces la extensión de la ciudad de México.

El satélite Envisat pudo captar el impacto gracias a un sistema de radar que le permite fotografiar continuamente la superficie del Polo Sur, a pesar de la ausencia de luz que caracteriza esa región durante la mitad del año, debido a la inclinación del planeta y las constantes tormentas de nieve.

Antimio Cruz
EL UNIVERSAL