Desde tiempos inmemoriales han habido adivinos, chamanes, brujos y profetas que han sido motivo de atención de toda la gente, incluso de gente cultivada. Las predicciones de lo que sucederá ha sido siempre una parte de la cultura, si se quiere. Cuentan que un célebre profeta había anunciado que el fin de los días sería el 31 de diciembre del año 999, o sea el último día del primer milenio. La gente desesperada, atónita y hasta aterrada, buscando una muerte al menos acompañada de su fe -dicen- que se encontró en templos; así apiñados decidieron esperar la muerte. Llegó la medianoche del día enunciado, advino la aurora espléndida y llena de vida del día 1 de enero del año 1000 y no pasó nada. Hemos vivido los humanos mil años más.Investigadores psíquicos le atribuyen a la Gran Pirámide profecías extraordinarias y en estos días circula un libro breve sobre la Biblia Codificada, donde anuncia el fin de los días en una conflagración maldita el año 2006.

Igualmente, muchos predicadores, adivinos y profetas describieron la personalidad de muchos papas de la cristiandad. Hubo muchos papas buenos, con ciertos poderes extraordinarios, hubo también malos y hasta corrompidos como Alejandro VI (Rodrigo Borgia). En el siglo XV Clemente V (Bertram de Cot) disolvió la Orden de los Templarios mostrando ya la debilidad de la iglesia frente al Estado. El rey vicioso, holgazán de Francia, Felipe 2do. “El Hermoso”, que deseaba dinero fácil, que ya les había arrebatado a los Templarios como préstamo, quiso todo el dinero que éstos, supuestamente tenían. Bertram de Cot o papa Clemente V abrió proceso por orden de aquel rey y no sólo no perdonó a ninguno de los miembros de la orden, los quemó vivos a gran parte de ellos. Los demás huyeron a Escocia, York, la Isla de Malta y a la Palestina (Monte Carmelo).
Rodolfo Benavides, un investigador de estos motivos, publica en la década del 50 un libro titulado “El Secreto de la Gran Pirámide”. Ahí sostiene que después del Papa Juan XXIII (Angelo Roncalli) habrían sólo cuatro papas más, según la profecía de la Pirámide. El siguiente papa sería judío, el segundo de los enunciados sería el papa “El Sol”; el tercero “Media Luna” y el cuarto “Pedro II”. No dice porqué “El Sol” y “Media Luna”, ¿qué quiso decir con esos apelativos incomprensibles? Veamos lo que sucedió luego; al morir Juan XXIII, asumió el sumo pontificado Giovani Batista Montini, con el nombre de Pablo VI. Efectivamente había sido papa de origen judío.

Luego de éste, asumió el papado Albino Luciani con el nombre de Juan Pablo I. Según Yallup en su obra “En nombre de Dios” este papa fue envenenado en el propio Vaticano porque se supone que quiso poner en orden algo que parecía ya ineluctable: la corrupción relativa a los bancos Ambrosiano y Vaticano donde operó una gran mafia. El papa consecuentemente duró un mes. La pregunta que hace Gallup es: “Para que asesinaron al papa que quería investigar el asunto, si iba a ir otro papa? Interpretando la profecía del libro de Benavides este pontífice que duró tan poco era el papa “El Sol”. ¿Quizá porque duró lo que dura un día? ¿Un sol? Bueno, luego vino el papa que acaba de fallecer y ser enterrado: Juan Pablo II, llamado por esa profecía papa “Media Luna”.

Este simbolismo no se puede interpretar. Algunos dicen que Media Luna significa el Islam, pero Juan Pablo II, o, Karol Wojtyla ha muerto sin ninguna relación con el Islam (el mundo árabe), al cual, según la Biblia codificada, Busch ha alterado como si fuera el avispero y se producirá el fin de los días comenzando en Medio Oriente.

Ahora debería venir el cuarto y según la profecía el último papa con el nombre (que se pondrá él) de Pedro II (San Pedro fue el primero) y luego de él ya no habría más el Vaticano. Ahora nos toca esperar si esto se cumplirá para creer en adelante en profecías.

Por Vicente Gonzáles-Aramayo Zuleta
Es Abogado, escritor nacional con título, miembro de número de la Academia de Ciencias Jurídicas, docente Univ.

Fuente: http://www.lapatriaenlinea.com/content/view/632/14/