Aseguran que la iglesia, después de desdibujar la imagen del demonio como poseedora de un cuerpo humano, está cambiando su postura por el crecimiento de las prácticas satánicas. Después de todo, el Evangelio dice que Jesús hizo un exorcismo a una mujer, recuerda un sacerdote. “El exorcismo es una práctica extraordinaria que la Iglesia no dejó de realizar. Es algo que está en el Evangelio, que lo hacía Jesús y que está entre los poderes que le dio a sus apóstoles”, explicó a La Prensa el padre Eduardo Pérez Dal Lago, especialista en exorcismos.

Imágenes como las de la película El Exorcista dejaron una impresión asociada con la experiencia vivida por aquella niña poseída con un cuerpo retorcido. Pero los casos de posesión diabólica lejos están de ser un invento del mundo del espectáculo a punto tal que la Universidad Regina Apostolorum, institución vinculada con el Vaticano, comenzó a dictar un curso teórico práctico de satanismo y exorcismo, el primero de su tipo en el mundo.

La enseñanza, que está destinada a sacerdotes y seminaristas, responde a la preocupación de la Santa Sede por la enorme cantidad de jóvenes que desarrollan prácticas de satanismo en residencias privadas y el importante crecimiento que experimentaron la venta de libros y vestimenta vinculados con este tipo de ritos.

DESACTUALIZACION

Después del Concilio Vaticano II se tradujeron a la lengua vernácula, es decir, a cada idioma en particular, los rituales de todos los sacramentos a excepción del exorcismo, que fue el único ritual que quedaba aún en latín.

La tardanza de esta modernización se debió, en parte, a que por mucho tiempo se desdibujó la imagen del demonio como capaz de poseer un cuerpo y se dijo que sólo era una personificación del mal. Además, el avance médico que descubrió la existencia de enfermedades como la epilepsia, que antes era confundida con la posesión por parte del diablo, motivó a que el exorcismo perdiera el apoyo social.

“También la Iglesia tuvo esta influencia de minimizar la acción posesiva del demonio pero actualmente se cambió esta postura debido a que, después de todo, nosotros creemos en eso porque está en nuestras revelaciones”, recordó el sacerdote.

GRADOS

La tradición eclesiástica indica que la acción del demonio sobre los hombres se da de tres maneras diferentes, según el grado de dominio: la primera es la tentación, que consiste en una seducción para atrapar a la persona; luego le sigue la obsesión, en la que se insiste reiteradamente para que ceda ante la tentación; y por último, la posesión, que es el grado más fuerte con el que el demonio puede afectar a una persona.

“Tanto la tentación como la obsesión la sufrimos todos aunque la primera es más frecuente. Se enfrentan, como dice Jesús en el Evangelio, con ayuno y oración porque nosotros no tenemos poder sobre el demonio y por eso se lo pedimos a Dios que nos libre del mal como lo hacemos en el Padrenuestro”, detalló el religioso. Sin embargo, con la posesión la persona perdió su independencia porque fue poseída por el demonio.

“Cuando uno ve una crueldad excesiva, uno intuye que hay una cierta participación de algo satánico porque el hombre es malo pero, en general, lo es a su conveniencia. Esos males que se practican por simple destrucción, sobre todo contra los inocentes como los chicos, son los que motivan a intuir que esto puede tener indicios de algo satánico”, describió Pérez Dal Lago.

MOTIVOS

El origen de una posesión puede tener distintas causas que van desde una simple invocación en un juego espiritista hasta un “ritual satánico”. “Esa persona de alguna manera le abrió la puerta al demonio voluntariamente alguna veces no conciente del todo de lo que hizo por tratarse de un pacto al estilo Fausto”, precisó el religioso.

Además, el mundo de los espíritus es un ámbito desconocido que genera la atracción de cualquiera que quiera experimentar o reencontrarse con seres perdidos que esperan la intervención de alguien para expresarse. También la convicción de obtener ventajas materiales de diverso tipo o lograr un conocimiento sobrenatural que logre privilegiar la posición de una persona sobre las demás.

“Por lo general, nada grave ocurre en los juegos pero se tiene que considerar que se está incursionando en algo para lo que no se está preparado y donde fácilmente se puede caer en una confusión que termine en una tragedia”, subrayó Pérez Dal Lago.

Asimismo, se puede confundir ciertas tendencias de rebeldía como actividades satánicas. “No siempre la invocación del demonio es una práctica satánica porque algunas veces es simplemente una forma de rebeldía. Como lo satánico significa la inversión de todos los valores, algunos jóvenes llevan símbolos que se asocian al diablo para mostrar su transgresión”, afirmó el sacerdote.

Lejos están de tomar conciencia real de lo que es la muerte y sólo hacen ritos satánicos para formar parte de algún grupo o tan sólo imitar lo visto en alguna película.

LUCRO

Al mismo tiempo en que la Iglesia dispone de religiosos que estudian cómo intervenir ante un caso de posesión, hay también personas fuera del ámbito eclesiástico que vieron en el exorcismo una forma de lucrar. “Cualquier persona con buena voluntad que invoque el nombre de Dios para librarnos del demonio será escuchada. Pero la buena fe de las personas se ve defraudada por la multiplicación de negocios detrás de esto”, comentó el especialista.

La falta de educación y de una adecuada orientación en la materia provoca que muchas personas crean que sus males se deben a una acción realizada por parte del demonio. Esto se ve reforzado por la sugestión generada por gente que termina por ofrecer una solución mágica a cambio de algo monetario.

Un ejemplo de este accionar lucrativo es el de personas o grupos que pueden relacionarse con algún tipo de secta religiosa o práctica ilegal. Ante el deterioro social existente en una región, estos “curadores” aprovechan la desesperación de la gente y los convencen de que se los debe limpiar de sus aflicciones.

Contraria a esta práctica, la Iglesia Católica hace hincapié, en su ritual, sobre el aspecto espiritual de la dolencia. Al fin y al cabo, es en el ámbito del alma donde la verdadera lucha entre el bien y el mal se lleva a cabo.

Fuente: http://www.laprensa.com.ar/secciones/nota.asp?ed=1652&tp=11&no=53712