El “ojo por ojo” que profesan los evangélicos para defender su posición a favor de la pena de muerte frente al “dar la otra mejilla” de los católicos, son dos conceptos que en la práctica parecieran ser totalmente opuestos pero que en esencia tienen la misma fuente: La Biblia.En Honduras, las consideraciones bíblicas sobre la pena de muerte despierta siempre criterios encontrados y eleva el debate a su máxima expresión alimentado por la avidez de la gente de encontrar soluciones inmediatas y eficaces a sus problemas cotidianos.

De acuerdo a los líderes evangélicos, Dios procuró preservar la santidad de la vida del hombre y la mujer al refrenar el homicidio en la sociedad.
Con tal fin instituyó la pena capital en los tiempos de Moisés para castigar de la misma forma el que arrebata la vida de una persona.

En el libro de Exodo, se enumeran cuatro delitos por los cuales Dios estipuló la pena de muerte: El homicidio premeditado, daño físico padres, secuestro y maldecir verbalmente a los padres.

“Todos estos delitos atroces tenían que ser pagados con la ejecución”, señala el pastor Ernesto López, vicepresidente de la Conferencia Evangélica de las Asambleas de Dios.

En el Nuevo Testamento, agrega, no se estipula la pena de muerte tan clara como el antiguo, no obstante, se hace referencia al respecto, a la autoridad y al orden que ella puede implantar:

“Dios ha dispuesto que el Estado sea agente de justicia para restringir el mal, mediante el castigo del malhechor y para proteger el bien que hay en la sociedad”, dice.

Asociado a la pena capital, los evangélicos invocan la espada, término, que según sus interpretaciones, se relaciona con la muerte, pues usada como instrumento de ejecución.

“Oíste que fue dicho ojo por ojo diente por diente pero no resistáis al que es malo más bien al que te hiere la mejilla ponle la otra”, esta advertencia de Jesús en el Nuevo Testamento contrasta, en la interpretación evangélica, con la que se lee en ese mismo texto, “cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable de juicio”.

“En esta última advertencia, Dios es más fuerte que en el Antiguo Testamento donde la pena de muerte era usada contra asesinos. Aquí, en cambio, castigo igual sería recibiría aquel que ofende a su prójimo”, explica Bernardo Simonson, pastor fundador del ministerio “Palabra Revelada” de Tegucigalpa.

“Mucha gente se escandaliza por la pena de muerte y más si la propuesta viene de un político. En Isaías 33:22 Dios nos comprueba que él es un político cuando dice que es nuestro juez, nuestro legislador y es nuestro rey”, agrega.

Añade que los gobiernos son puestos por Dios y por lo tanto tienen la autoridad de imponer las sanciones para mantener el orden dentro de la sociedad. “Si la pena de muerte es una necesidad para cumplir con el mandato divino hay que imponerla”.

La vida no debe
estar en manos de
un hombre: Católicos

En la legislación hondureña, la pena de muerte fue proscrita desde 1894 pero restaurada durante la dictadura del general Tiburcio Carías Andino (1933-1949) y nuevamente abolida con la asunción de Ramón Villeda Morales en 1957.

La tendencia abolicionista mundial registra más de 100 países pero en muchos de ellos se sigue practicando ejecuciones, muchas de las cuales, generan grandes debates políticos por alto grado de brutalidad con que se llevan a cabo.

La discusión de la pena de muerte ha sido elevada al debate público por el presidente del Congreso Nacional, Porfirio Lobo Sosa, como alternativa para reducir los hechos delictivos que azotan al país y que anualmente dejan más de tres mil personas muertas.

Lobo Sosa está dispuesto a someter el tema a una consulta pública, a través de un plebiscito, ante la oposición del Ejecutivo y la Cámara Legislativa para denunciar los tratados de derechos humanos de la el país es signatario.

Con la salvedad que se aplicaría en delitos aberrantes y debidamente comprobados, la propuesta del candidato forma parte de otras reformas que ha impulsado en el Legislativo para endurecer las penas contra las miembros de pandillas juveniles dado la participación de estos en los hechos delictivos que se registran en el país.

La Iglesia Católica y la no gubernamental Amnistía Internacional (AI), con sede en Londres, ha llevado siempre la voz de protesta en contra de la pena de muerte arguyendo que la vida sagrada y que no puede ser arrebatada, ni siquiera para sentar precedentes judiciales ni medidas punitivas para reducir los índices de criminalidad.

DON DIVINO

“La vida no debe estar en manos de ningún hombre, por tanto no puede ser motivo de propaganda política, por lo contrario esta depende de Dios y no de ningún humano”, señaló, el presidente del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Honduras, Carlo Magno Núñez.

La posición de la iglesia es clara desde el sentido de respetar la vida en todas las instancias y momentos, independientemente de qué acciones haya cometido la persona.

Para el sacerdote de la iglesia La Merced, la propuesta del presidente del Poder Legislativo, Porfirio Lobo Sosa, va en contra del principio de la vida.

Y aseguró que “estar a favor de la pena de muerte es estar en contra de la vida, porque la palabra de Dios nos invita a respetarla”.

Apuntó que los documentos de la iglesia y del magisterio del catolicismo enseñan a respetar el cuerpo y el alma, que es el templo sagrado de Dios.

Aunque en el Antiguo Testamento se haga mención de que se puede aplicar la pena capital, esa es renovada por Jesucristo y El también nos enseñó la ley del amor y nos dice en su palabra “yo he venido para que tengan vida y que la tengan en abundancia”, concluyó.

Entonces, cuestionó, “cómo es que el ser humano va a tomar en sus manos una decisión y una tarea que únicamente le compete a Dios, el dador de la vida”.

VIDA ES VIDA

El párroco de la iglesia Inmaculada Concepción de Comayagüela, Carlos Castro, afirmó, por su parte, que la postura de la iglesia es categórica y evangélica, porque ningún ser humano puede atentar contra ese don maravilloso y sagrado que Dios ha regalado a la humanidad.

“Indistintamente de que un candidato presente una moción de pena de muerte, la Iglesia Católica basa y fundamenta su criterio de la vida desde el mismo momento en que Dios nos la provee y es el único dador de la misma”, aclaró.

Es por eso que desde el punto de vista de la fe y del cristianismo, aseguran, que no pueden ir a favor de un hecho tan abominable.

“En diversas circunstancias, ya sea por eutanasia, asesinato o por cualquier otra, la vida es la vida, por eso la iglesia eleva su voz profética en contra de toda forma de arrebatarla, incluso el aborto”.

Jesús murió en la cruz para la salvación de todos, eso quiere decir que Dios nos ha creado para la vida, “porque la misma fe nos enseña dentro de la palabra y del magisterio de la iglesia que después de esta vida trascendemos a otra, lo que indica que El es el Dios de la vida y no de la muerte”.

Formas de ejecución

Hoy en día se usan principalmente los siete métodos. La horca y el fusilamiento son los más extendidos. El ahorcamiento aparece en los ordenamientos jurídicos de 78 países y el fusilamiento en los de 86.

Cuando se prevén ambos métodos, el fusilamiento se reserva con frecuencia a los delitos en tiempos de guerra o para condenas a muerte dictadas por tribunales militares. Estas cifras incluye los países en que la pena de muerte sigue vigente, pero ya no se aplica.

1. AHORCAMIENTO

El preso es colgado de una cuerda atada alrededor del cuello y muere debido a la fuerza que, por la gravedad, ejerce el peso del cuerpo. La inconsciencia y la muerte son causadas por lesiones en la médula espinal o, si esto no es suficiente, por estrangulamiento, debido a la constricción de la tráquea.

2. FUSILAMIENTO

La ejecución la lleva a cabo un único sujeto o un pelotón. El preso muere por una o varias de las siguientes causas: lesiones de órganos vitales, como el corazón, lesiones del sistema nervioso central o hemorragias.

Aunque en un disparo a corta distancia en la nuca debería producir la inconsciencia inmediata, el procedimiento puede durar más tiempo en los fusilamientos.

3. ELECTROCUCIÓN

La electrocución surgió en los Estados Unidos en 1888, alegándose que sería más humana que la horca.

El procedimiento consiste en amarrar al preso a una silla construida para este fin; los ejecutores sujetan electrodos de cobre húmedos a la cabeza y a una pierna del condenado, las cuales han sido rasuradas para asegurar un buen contacto. Se aplican fuertes descargas de corriente eléctrica durante breves períodos. La muerte se produce por paro cardíaco y parálisis respiratoria.

4. INYECCIÓN LETAL

Este método de ejecución consiste en inyectar por vía intravenosa y de manera continua una cantidad letal de un barbitúrico de acción rápida en combinación con un producto químico paralizante. El procedimiento es similar al utilizado en un hospital para administrar una anestesia general, pero los productos son inyectados en cantidades letales.

Cualquier resistencia por parte del reo puede originar que el veneno entre en un músculo o una arteria, lo que causaría dolor. Encontrar una vena adecuada para insertar la aguja no es tan sencillo y en ocasiones requiere una pequeña intervención quirúrgica.

5. EJECUCIÓN POR GAS

El condenado es amarrado a una silla dentro de una cámara hermética; se le ata al pecho un estetoscopio conectado a unos auriculares en la vecina sala de testigos para que un médico pueda controlar el desarrollo de la ejecución. Se libera gas cianuro en la cámara, envenenando al preso cuando este respira. La muerte se produce por la asfixia debida a la inhibición por el cianuro de los enzimas respiratorio que transfieren el oxígeno desde la sangre a las demás células del organismo.

6. DECAPITACIÓN

Según el método utilizado en Arabia Saudita y en Qatar, y previsto en la legislación de la República Árabe del Yemen y de los Emiratos Árabes Unidos, se separa la cabeza del tronco mediante un golpe de sable.

Aunque la intención es que el filo aguzado del arma corte rápidamente la médula espinal y provoque la inconsciencia por el trauma, pueden ser necesarios varios golpes, ya que el sable es un arma relativamente ligera y la duración de la ejecución depende de la fuerza y de la destreza del verdugo.

7. LAPIDACIÓN

La ejecución por lapidación suele llevarse a cabo estando el reo enterrado hasta el cuello o atado de algún modo. La muerte puede ser causada por lesiones en el cerebro, asfixia o una combinación de lesiones. Como una persona puede soportar golpes fuertes sin perder el conocimiento, la lapidación puede producir una muerte lenta. La pena de muerte supone que el Estado lleve a cabo exactamente el mismo acto que la ley sanciona más severamente. Pero no hay forma más premeditada ni a sangre fría de dar muerte a un ser humano que mediante una ejecución.

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