Puede ser que refugiarse en la brujería signifique una “trampa esotérica”. Lo que nadie puede hacer en el mundo del fútbol es desconocer este fenómeno que, lejos de perder vigencia en tiempos modernos, cobra mayor fuerza que en la misma época medieval, donde observar brujas surcando los cielos montadas en escobas era más frecuente que avistar un ovni, según cuenta la historia. De hecho, la mayoría de los futbolistas se escudan en la mala suerte al momento de analizar una derrota, o reconocen que la suerte estuvo de su lado al ganar esos partidos imposibles.Curiosamente, en el mundo de los hechizos deportivos suelen cruzarse todo tipo de personajes. Están aquellos que profesan esta creencia puntillozamente y no descuidan ningún detalle que pueda atraer a la mala suerte. Y están los otros, los que quieren negar la brujería pero, a la vez, reafirman su existencia con la consabida frase: “… que las hay, las hay…”.

Un caso patente es lo que ocurrió con aquél Juventud Antoniana que clasificó a los viejos nacionales en la década del ’70. “En aquél torneo no hacíamos goles ni debajo del arco. Me acuerdo que dominábamos los partidos pero era imposible ganar”, recuerda Juan Carlos Cháneton, ex jugador de aquél equipo.

Pero el “mal” antoniano se subsanó al poco tiempo: una comisión de la Brigada de Investigaciones allanó la casa de una mujer que se dedicaba a la brujería, y allí grande fue la sorpresa: “En una habitación esta mujer tenía fotos del equipo de Juventud. En ella estábamos todos los jugadores con alfileres clavados en las piernas, y con moños hechos con lana de color rojo al rededor del cuello de cada uno de nosotros.

Sinceramente, no creo en esas cosas, pero cuando destruyeron eso comenzamos a ganar. Parece increíble, pero es la pura verdad. Incluso el caso tuvo una gran repercusión en la prensa salteña”, recuerda el ex wing izquierdo del equipo “santo”.

Del otro lado del río…

“Un jugador uruguayo, Adhemar Canavessi, se sacrificó para conjurar el daño de su propia presencia en la final de las Olimpíada del 28, en Amsterdam. Uruguay iba a disputar esa final contra Argentina. Canavessi decidió quedarse en el hotel y se bajó del autobús que llevaba a los jugadores al estadio. Todas las veces que él había enfrentado a los argentinos, la selección uruguaya había perdido, y en la última ocasión él había tenido la mala pata de hacerse un gol en contra. En el partido de Amsterdam, sin Canavessi, Uruguay ganó”.

“El día anterior, Carlos Gardel había cantado para los jugadores argentinos en el hotel donde se hospedaban: Para desearle suerte, había estrenado un tango llamado “Dandy”. Dos años después, se repitió la historia: gardel volvió a cantar Dandy deseando éxito a la selección argentina. Esa segunda vez fue en vísperas de la final del Mundial del 30, que también ganó Uruguay. Muchos juran que la intención estaba afuera de toda sospecha, pero más de uno cree que ahí tenemos la prueba de que Gardel era uruguayo…”

Fragmento extraído del libro “El fútbol a sol y sombra”, del escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, y que sirve para reflejar que las supersticiones y creencias no sólo envuelven a la pelota en nuestro país, sino que son patrimonio de casi todas las latitudes.

El manosanta “trucho”

Noche de viernes de la temporada 2002-2003. Juventud jugaba un partido más de la “B” Nacional, y tenía que ganar por ser local, y para mejorar la floja campaña que venía realizando.

De pronto aparece un hombre de obesa figura al “Padre
Martearena” vestido con poncho salteño, ojotas, una vincha con plumas de colores y un palo largo como bastón. Se encamina hacia un arco, y hace una extraña reverencia. Va hacia el otro, y ejecuta el mismo movimiento.

Después sale de la cancha, se va hacia las plateas y le saca 200 pesos a un ex directivo que hoy ocupa un alto cargo en la Municipalidad, bajo la promesa de que el equipo ganaría sin problemas. Esa noche Juventud perdió, y hoy todos se preguntan quién era aquél extravagante personaje. Una cosa está clara: quizás de brujería no sabía mucho, pero manejaba como pocos el arte de ganar plata sin laburar. Que los hay… los hay.

La bruja de Quilmes

Caso famoso, si los hay. Se trata de una señora a la que habían recurrido los directivos de Quilmes para que los ayude a ascender. Luego de recibir la “ayuda” de la bruja en cuestión, ganando una seguidilla de partidos, los directivos no cumplieron con el pago convenido. A partir de ahí, Quilmes comenzó a perder. “Los directivos se volvieron locos, fueron a buscar a la bruja con la guita para pagarle, pero se dieron con la novedad de que había fallecido. El caso tuvo en vilo a todo Quilmes, porque hasta el día de hoy juran y perjuran que todo fue real”, recordó el “Tahuichi” Sergio Albornoz, jugador de Quilmes en aquella época y actual volante antoniano.

Dicen que en su lecho de enferma, antes de morir la bruja lanzó una maldición: varios años de penurias para Quilmes. Un dato: en la temporada 2000-2001, Quilmes perdió tres chances en el mismo año para ascender a primera. Una vez cumplido el plazo impuesto por la bruja, de la mano de Gustavo Alfaro, se dio con el gusto de subir a primera. Al parecer, a la “bruja” que contrataron ahora le pagan en término, pues Quilmes está jugando la Copa Libertadores de América…

Fuente: http://www.eltribuno.com.ar/2005/deportes/20050313_220547.php