La “Ley de Similares” de la Homeopatía

Por Stephen Barrett, M.D.

Los proponentes llaman “Ley de Similares” (“Lo similar cura lo similar”) al principio básico de la homeopatía. Esta sostiene que las sustancias que causan que las personas sanas tengan síntomas puedan curar enfermedades que tengan estos síntomas. Esta idea es una forma de “magia compasiva” similar a la idea primitiva que comer el corazón de un león haría valiente a una persona.

Se dice que el fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann, M.D., basó su teoría en una experiencia en la que él ingirió corteza de quino, la fuente de la quinina utilizada para tratar la malaria. Después de ingerirla, experimentó sed, palpitación en la cabeza, y fiebre – síntomas comunes a la malaria. Decidió que el poder de la medicina para curar la enfermedad provenían de su habilidad de producir síntomas similares a la enfermedad misma. Entonces él y sus primeros seguidores llevaron a cabo “probaciones” en las cuales administraron hierbas, minerales, y otras sustancias a gente saludable, incluso a ellos mismos, y llevaron registros detallados de lo que observaron.

Los síntomas que reportaron durante las probaciones se compilaron en unos extensos libros de referencia llamados materia medica, cuyos proponentes consideran como evangelio. Sin embargo, la mayoría de las probaciones fueron hechas hace 100 y 200 años atrás, cuando la ciencia médica estaba en su infancia. Se conocía muy poco sobre la naturaleza de la salud y las enfermedades o sobre cómo conducir experimentos que separaban la causa y el efecto de la coincidencia.

El hecho que un síntoma ocurra después de tomar una sustancia puede tener varias explicaciones. Durante un día típico, la mayoría de las personas experimentan pensamientos y sensaciones corpóreas desagradables ocasionales. Para determinar si una sustancia realmente causa un síntoma, sería necesario comparar gente que reciba la sustancia con gente que reciba una sustancia de control. Para evitar la predisposición, ni los experimentadores ni los sujetos a prueba deberán saber quién obtiene qué.

Las probaciones usadas para compilar materia medica no fueron realizadas en esta forma. Hubieron muchas variaciones en las cantidades de las sustancias administradas, en el momento de las administraciones, en la manera en que se registraba la información, y en la cantidad de los estudios – y no existieron controles. Entonces es imposible saber si los síntomas reportados fueron realmente relacionados a la administración de las sustancias de prueba. Además, muchos síntomas pudieron haber sido el resultado de la sugestión de los sujetos de prueba.

“Un Diccionario de Materia Medica Practica”, una colección de 3 volúmenes ampliamente utilizada del autor John Henry Clarke, M.D., ilustra la insensatez involucrada en las probaciones. El libro contiene unas 2,500 páginas que describen los síntomas que supuestamente fueron reportados siguiendo la administración de unas 1,200 sustancias. Las páginas más descriptivas contienen más de 100 afirmaciones, lo que significa que el número total de síntomas excede los 200,000. El libro no indica cuándo o cómo se hicieron las “probaciones” originales o quién reporta la mayoría de los hallazgos específicos. Entonces sería imposible examinar si los estudios fueron hechos propiamente, quién los hizo, y si los hallazgos fueron reportados con exactitud.

Muchos de los síntomas enlistados son extraños. En lac felinum se anexa “No puede soportar el olor a almejas, a las cuales ella es por naturaleza aficionada.” En lacrodectus mactans se anexa “Grita despavorida, exclamando que perdería su respiración y moriría”. En magnesia sulphurica se anexa “estupidez”. En oleum animale se anexa “Cánticos, tintineos, y zumbidos en oídos”. En natrum carbonicum se anexa “se apresura a levantarse de la cama en la mañana”. Algunos listados incluyen síntomas que ocurren predominantemente en un lado del cuerpo, como “una sensación enfermiza en el testículo izquierdo”. Supuestamente todas son útiles en determinar si el paciente puede “encajar” en un remedio en particular.

Aún si los reportes de probación fueran consistentes, no existe razón lógica sobre el por qué las sustancias que pudieran producir síntomas curarían tales síntomas. Tampoco hay evidencia de estudios apropiadamente diseñados que demuestren que la “ley de similares” realmente funcione. La forma real para probar que algo funcione es probar si ayuda a gente enferma. Esto requiere pruebas clínicas en las cuales las personas que obtengan la sustancia de prueba se comparen a personas que no. Ningún producto homeopático jamás ha sido comprobado como efectivo; y la vasta mayoría de los productos jamás han sido probados clínicamente.

Este artículo fue publicado originalmente el 20 de Marzo del 2002 en http://www.homeowatch.org/basic/similars.html

Traducción y Publicación por:

  • Lalo Márquez con los permisos de:
  • Stephen Barrett, M.D.
    Board Chairman, Quackwatch, Inc.
    NCAHF Vice President and Director of Internet Operations