En la víspera de Semana Santa, millones de católicos se preparan para participar de los actos litúrgicos que se celebran en esos días, pero también hay algunos que utilizan la proximidad de esa celebración para rituales de magia negra.Muchos granadinos todavía recuerdan con detalles aquella espeluznante escena, relacionada con un montón de huesos humanos, encontrados alrededor de una canasta llena de flores y junto a un círculo de veladoras ennegrecidas.

El descubrimiento lo realizó un joven que pastoreaba unos terneros y al notar que el rebaño estaba incompleto, se adentró a un lugar boscoso, cercano al Puerto Asese de Granada, en busca del animal desaparecido.

Al pasar cerca de un ceibo, descubrió una cinta blanca, como de unos 10 centímetros de ancho, que rodeaba el tronco del gigantesco árbol y sus extremos terminaban en un enorme lazo.

Dominado por la curiosidad, se acercó con cautela para examinar el extraño hallazgo, pero el corazón le dio un gran salto al verse súbitamente rodeado de huesos descarnados, y fragmentos de piel seca. Casi lanza un grito de horror al descubrir un poco hacia la izquierda, una calavera humana sobre una camiseta roja, sucia y mantecosa que al parecer pertenecía a la víctima y que llevaba puesta el día que lo asesinaron. Luego su mirada se concentró en una máscara de piel momificada que estaba a un lado, que conformaba el rostro y el cuero cabelludo del infortunado.

Preso del pánico y como si temiera a la presencia de algún espíritu maligno, el muchacho se alejó de aquel lugar e informó minutos después a la Policía del extraño hallazgo.

El capitán Álvaro Pérez Marenco, Jefe de Auxilio Judicial de la Policía de Granada, informó que cuando los investigadores llegaron al sitio, descubrieron que los restos humanos estaban dispersos en una de las cavidades, que a través de los años, forma con sus raíces esa especie de árboles. La cinta blanca que rodeaba el tronco estaba como a unos dos metros del altura y en cada una de las cavidades del gigantesco ceibo, habían veladoras con mechas ennegrecidas, como si en algún momento las habían usado. A la macabra escena se le sumaban unos escritos calados en las raíces, y una cinta roja, amarrada a una mata por uno de sus extremos, y por el otro, a unos huesos que al parecer integraban la región cervical del fallecido.

RÁPIDA MOMIFICACIÓN

De acuerdo al estudio que realizó el Instituto de Medicina Legal sobre este caso, al momento de su descubrimiento, el adolescente no tenía más de quince días de haber sido asesinado. Pero según la Policía, no hay una explicación muy clara todavía sobre las causas que provocaron tan rápido endurecimiento de su piel, a tal grado que parecía un cadáver de muchos años.

Otro detalle que a los investigadores les llama la atención es el hecho de que el cráneo del fallecido fue desprendido y dejado a un lado del cuerpo.

Se sospecha que al muchacho le extrajeron el cráneo a través de una cortadura que le realizaron por debajo de la garganta. ¿Qué razones tendrían los criminales para semejante salvajismo?, esa es una pregunta que todavía no tiene respuesta.

IDENTIFICAN A LA VÍCTIMA

Turistas y habitantes de la Gran Sultana, enterados del hecho, llegaron de todos lados a presenciar la espeluznante escena de aquella soleada mañana de Semana Santa del 2003.

La brisa del lago llegaba con fuerza, pero no lograba disipar el fuerte calor de verano que se sentía en ese momento y que hacía sudar a chorro, a todos los curiosos.

En ese momento nadie logró precisar a quién pertenecían los restos mortales, cubiertos con piel momificada, pero el hallazgo originó toda clase de comentarios. Algunos hasta asociaron el hecho con algún ritual de magia negra llegado del África, en el que según la creencia, la ceiba posee una fuerza sobrenatural que podría transformar a cualquier persona en un ser muy poderoso, siempre y cuando éste le celebre un ritual a la medianoche y le ofrezca en sacrificio la vida de alguna persona.

Según las leyendas, en algunos países del Caribe el sacrificio lo realizan con animales. Cuando el ritual es con seres humanos, los interesados en obtener ese poder buscan con tiempo en los cementerios algún hueso que durante el ritual sea juntado con alguno de la víctima, ofrecida en sacrificio. Pero el capitán Pérez explicó que el trabajo de la Policía no se concentra en investigar este aspecto, sino en el hecho de que bajo aquel gigantesco ceibo, ubicado cerca de la zona turística de Granada, se cometió un asesinato en contra de una persona que a través de las averiguaciones lograron conocer que se trataba de un joven, identificado como Johnny José Castillo Argüello.

MISTERIOSA DESAPARICIÓN

Según la investigación policial, Castillo acostumbraba deambular por las calles de la ciudad, pidiendo comida o inhalando pega. Unos días antes de aquella Semana Santa, desapareció misteriosamente y nadie volvió a saber de él.

“Pero lo logramos identificar porque a través de una fotografía que nos presentó su mamá logramos ver que el muchacho desaparecido tenía unas manchas por caída de pelo en el cuero cabelludo y eso coincidía con unas partes sin cabello que el muerto también tenía en su cabeza”, indicó el capitán Pérez.

¿Pero quién o quiénes lo seleccionaron para apartarlo de sus amigos y llevaron hasta el gigantesco ceibo sin que nadie pudiera enterarse? Ese es otro misterio, como también no existe una explicación clara sobre las causas por la cual la víctima no logró quitarse aquella ligadura roja que le colocaron en el cuello y luego escapar, si aparentemente tenía las manos libres para poderlo hacer.

La Policía ha desplegado una exhaustiva investigación sobre este caso.

El capitán Pérez Marenco informó que en la búsqueda de los autores de este crimen han entrevistado a muchas personas, entre ellas, los muchachos con quienes el adolescente se mantenía en el parque y otros lugares de la ciudad.

Pero ninguno de ellos supo decir con quién estuvo la víctima durante las últimas horas de su existencia. Sólo recuerdan que un día desapareció misteriosamente y que jamás lo volvieron a ver.

La Policía de Granada informó haber empleado muchas horas de investigación y análisis de este hecho, pero a pesar de todos los esfuerzos, todavía no logran identificar a los responsables de este horrendo crimen.

CREE FUE SACRIFICADO

Tampoco los especialistas de Medicina Legal lograron precisar las causas de la muerte del infortunado muchacho, que residía en un barrio de la periferia de Granada, pero la Policía presume fue a consecuencia de asfixia que pudo haberle provocado la cinta roja que le amarraron a la garganta.

Sin embargo, algunos familiares de la víctima creen que el adolescente fue asesinado en algún ritual diabólico que llegaron a realizar a Granada gente de otro lugar.

“Por qué esa maldad existe, yo no le encuentro ninguna otra explicación a todas esas cosas extrañas que encontraron en el sitio donde hallaron los huesos de mi hijo”, aseguró su mamá Guillermina del Carmen Castillo Espinoza, de 42 años.

La mujer relató que en reiteradas ocasiones ha ido a la Policía a preguntar sobre los avances de las investigaciones, pero todavía no le han dicho nada sobre los autores del crimen.

ESPERA JUSTICIA

La Policía informó que continuará investigando el caso y aunque a la fecha tiene muy pocos datos sobre la identidad de los responsables del crimen, consideran que este asesinato será esclarecido.

La mamá del muchacho informó que después de la misteriosa muerte de su hijo, se ha entregado más a las enseñanzas bíblicas y ora para que los criminales sean encontrados y capturados.

“A mí me interesa que esa gente que mató a mi hijo, aunque sean brujos, paguen por lo que hicieron”, dijo.

ÚLTIMO ENCUENTRO CON SU MAMÁ

La mamá del adolescente Johnny José Castillo Argüello explicó que el día del hallazgo, la Policía llegó a su casa a decirle que debía ir a un lugar cercano a la zona turística de Granada a reconocer unos huesos que habían encontrado, porque consideraban que se trataba de su hijo.

“Yo supe que era él por la ropa, pues a pesar que se encontraba sucia y arrugada, pude darme cuenta que era la que andaba la última vez que vino a la casa”, dijo doña Guillermina del Carmen Castillo.

Un tanto llorosa, la mujer relató que su hijo había tomado las calles desde que tenía ocho años y por más que intentó enderezarlo, nunca lo pudo lograr.

Unos días antes de desaparecer, llegó a su casa a decirle que quería cambiar de vida porque ya estaba cansado de tanto desprecio que recibía en las calles y de que lo miraran como un delincuente.

“Recuerdo que cuando él vino a decirme esas cosas, yo estaba embarazada de mi último niño, eso hace ya casi dos años. Yo lo abracé y le dije que regresara a su casa, al lado de su familia que lo quería”, indicó con voz quebrantada por la emoción.

Agregó que ese día ella se alistaba para ir a la iglesia evangélica y le pidió que la acompañara, pero el muchacho le respondió que la esperaría en la casa. Cuando regresó, ya no lo encontró y desde esa ocasión jamás lo volvió a ver.

“Pero a mí me parece que mi hijo presentía que algo extraño le ocurriría, porque él nunca me había hablado de esa manera. Creo que quiso decirme algo, pero no pudo. Él acostumbraba venir a la casa cada dos o tres días, pero desde aquélla plática nunca volví a saber de él”, dijo.

Según la mujer, cuando la Policía la llevó al lugar del hallazgo sintió un escalofrío al ver aquella cinta blanca que rodeaba el tronco del árbol. Aquella canasta llena de flores marchitas, los candelabros y todos los otros detalles que habían en el lugar, le parecieron propios de algún ritual de magia negra, en el que a su hijo lo habrían usado como sacrificio.

OTRO HECHO SIMILAR

El trabajo de investigación que desarrolló la Policía para encontrar a los responsables de la muerte del joven los condujo a descubrir que en el departamento de Chontales se produjo hace unos 15 años un hecho similar al de Granada. Sólo que en aquel caso, los autores fueron capturados y enjuiciados.

Por: Carlos Martínez Morán
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Fuente: http://www.laprensa.com.ni/alerta_l18/alerta_l18-20050303-01.html