Un curandero, acusado de intrusismo profesional por hacerse pasar por médico especializado en tratar el cáncer, negó hoy haber cometido ninguna estafa y afirmó que es el “apóstol de Amate”, a quien se apareció la Virgen y que ha logrado numerosas curaciones.En el juicio que hoy comenzó en el juzgado penal 2 de Sevilla, el acusado J.J.L.G. negó haber sido el autor de unos carteles, colocados el ambulatorio de Las Candelarias, en los que se identificaba con un número oficial del Colegio de Médicos de Sevilla y afirmaba tener una vacuna infalible contra el cáncer.

En el juicio que hoy comenzó en el juzgado penal 2 de Sevilla, el acusado J.J.L.G. negó haber sido el autor de unos carteles, colocados el ambulatorio de Las Candelarias, en los que se identificaba con un número oficial del Colegio de Médicos de Sevilla y afirmaba tener una vacuna infalible contra el cáncer.

El fiscal pide 28 meses de cárcel para el procesado por delitos de intrusismo profesional y contra la salud pública, porque supuestamente colocó carteles anunciadores de su consulta en los que, bajo el título de “Jaque al cáncer”, aseguraba que el hospital Virgen del Rocío había demostrado en un 71,4 por ciento de los casos que su vacuna “no sólo detiene el tumor, sino que lo hace desaparecer”.

En su declaración ante la juez, J.J.L.G. manifestó que él no colocó esos carteles, aunque el teléfono que figuraba en los mismos coincidía con el suyo y el nombre del supuesto doctor era su segundo apellido, y lo explicó diciendo que “tiene muchos enemigos”.

Al término de la primera jornada del juicio, el procesado dijo a los periodistas que “soy curandero por tradición familiar, heredada de mi abuelo” y “recordó” que fue protagonista el 27 de enero de 1995 de una aparición de la Virgen en el Parque Amate que tuvo un amplio eco en la prensa sevillana.

Aquel día, según el curandero, la Virgen le dijo: “Soy vuestra Santa Madre y este lugar ha sido elegido para abrir una puerta de luz al mundo” y a continuación le anunció que “muchos milagros acaecerán en tus manos y un día te llamarán a declarar ente el tribunal de los hombres”, presagio del juicio a que ahora es sometido, según el procesado.

J.J.L.G. tenía su consulta abierta en una calle del Cerro del Aguila y, según varios pacientes que acudieron como testigos, en ningún momento afirmó ser médico colegiado sino “curandero o naturópata”, y todos quedaron satisfechos con los servicios. Según estos testimonios, el procesado les dio unas pastillas fabricadas por él mismo, que en la mayoría de los casos dieron resultado o en todo caso “no hicieron nada, ni bueno ni malo”, y otra joven “iba allí a rezar y estaba muy a gusto”, según el testimonio de su madre.

Según la Policía que investigó el caso, el acusado vendía su vacuna contra el cáncer por 25 euros cada sesión y se identificaba en sus panfletos con el número de colegiado 332 del Colegio de Médicos, correspondiente a un estomatólogo fallecido. Los folletos presuntamente difundidos por el acusado afirmaban que su tratamiento consistía en unas “lectinas de viscum album” que “paralizan los procesos degenerativos cancerosos” y que se debían administrar en una dosis inicial de cinco al mes.

En la placa de su consulta, el procesado se identificaba como “titulado superior en Terapias Biológicas, Acupuntura, Hipnosis y Quiromasaje”, aunque carecía de cualquier título oficial, según la acusación.
El fiscal pide 28 meses de cárcel para el procesado por delitos de intrusismo profesional y contra la salud pública, porque supuestamente colocó carteles anunciadores de su consulta en los que, bajo el título de “Jaque al cáncer”, aseguraba que el hospital Virgen del Rocío había demostrado en un 71,4 por ciento de los casos que su vacuna “no sólo detiene el tumor, sino que lo hace desaparecer”.

En su declaración ante la juez, J.J.L.G. manifestó que él no colocó esos carteles, aunque el teléfono que figuraba en los mismos coincidía con el suyo y el nombre del supuesto doctor era su segundo apellido, y lo explicó diciendo que “tiene muchos enemigos”.

Al término de la primera jornada del juicio, el procesado dijo a los periodistas que “soy curandero por tradición familiar, heredada de mi abuelo” y “recordó” que fue protagonista el 27 de enero de 1995 de una aparición de la Virgen en el Parque Amate que tuvo un amplio eco en la prensa sevillana.
Aquel día, según el curandero, la Virgen le dijo: “Soy vuestra Santa Madre y este lugar ha sido elegido para abrir una puerta de luz al mundo” y a continuación le anunció que “muchos milagros acaecerán en tus manos y un día te llamarán a declarar ente el tribunal de los hombres”, presagio del juicio a que ahora es sometido, según el procesado.
J.J.L.G. tenía su consulta abierta en una calle del Cerro del Aguila y, según varios pacientes que acudieron como testigos, en ningún momento afirmó ser médico colegiado sino “curandero o naturópata”, y todos quedaron satisfechos con los servicios. Según estos testimonios, el procesado les dio unas pastillas fabricadas por él mismo, que en la mayoría de los casos dieron resultado o en todo caso “no hicieron nada, ni bueno ni malo”, y otra joven “iba allí a rezar y estaba muy a gusto”, según el testimonio de su madre.

Según la Policía que investigó el caso, el acusado vendía su vacuna contra el cáncer por 25 euros cada sesión y se identificaba en sus panfletos con el número de colegiado 332 del Colegio de Médicos, correspondiente a un estomatólogo fallecido. Los folletos presuntamente difundidos por el acusado afirmaban que su tratamiento consistía en unas “lectinas de viscum album” que “paralizan los procesos degenerativos cancerosos” y que se debían administrar en una dosis inicial de cinco al mes.
En la placa de su consulta, el procesado se identificaba como “titulado superior en Terapias Biológicas, Acupuntura, Hipnosis y Quiromasaje”, aunque carecía de cualquier título oficial, según la acusación.

Fuente: http://sevilla.abc.es/sevilla/pg050208/actualidad/sevilla/sevilla/200502/08/curandero.asp