VALENCIA.- Las nuevas caras de Bélmez, como las antiguas, son un auténtico fraude. La única diferencia es que si las primeras se realizaron con nitrato de plata, las descubiertas a mediados del pasado mes de septiembre por el autobautizado investigador alicantino Pedro Amorós, director de la Sociedad Española de Investigaciones Paranormales (SEIP), se hicieron mediante un procedimiento más rudimentario: agua y aceite. Pero lo más curioso es el motivo que ha llevado a seres del más acá a volver a manifestarse en forma de «teleplastia»: lograr por un módico precio una sede para ubicar un Centro de Interpretación de las Caras que permita explotar comercialmente el fenómeno.El lugar elegido no podía haber sido mejor: la casa donde nació y vivió durante más de 20 años María Gómez Cámara (‘descubridora’ de las caras). El engaño ha provocado la indignación de la comunidad científica española e incluso ha motivado un exhaustivo monográfico por parte de la Sociedad Para el Avance del Pensamiento Crítico (integrada por científicos de primera fila), en la que se repasa la historia de este engaño (www.arp-sapc.org).

Hasta ahora, el consistorio estaba interesado en comprar el hogar en el que vivió Gómez Cámara y donde aparecieron originariamente las (y los) «caras de Bélmez», pero el precio era prohibitivo: 600.000 euros (100 millones de las antiguas pesetas).

Así, Amorós y varios miembros de SEIP crearon y dieron autencidad a las nuevas «teleplastias» descubiertas por la sobrina de la difunta en un lugar cuya adquisición resultaba mucho más barata: 84.000 euros, según aseguró a EL MUNDO Amorós. El engaño cuenta con la colaboración entusiasta del consistorio, que no ha querido renunciar a lo que quiere que se convierta en su principal fuente de ingresos del lugar: el turismo.

Falso currículum

Para lograr su objetivo, la alcaldesa de Bélmez ha contado con la ayuda de Pedro Amorós y su SEIP, el ente que fundó el falso ingeniero informático alicantino y en el que jamás se han producido elecciones para elegirle. Además, un pomposo «Comité Internacional de Investigación» decide quién puede ingresar como miembro (previo pago de 30 euros).

Entre otros méritos, Amorós puede alardear de organizar falsos cursos universitarios por Internet, escribir un libro (‘Psicofonías. Voces del Más Allá’) en el que incluye desde frases pronunciadas por muertos hasta una foto presuntamente auténtica de Jesús de Nazaret con varios apóstoles.

Además se presenta (sin ser cierto) como colaborador de la BBC, la desaparecida serie de televisión ‘Expediente X’, o el instituto SETI (de búsqueda de inteligencia extraterrestre). Su falso currículum fue denunciado por EL MUNDO y coincide con el resultado de las investigaciones del periodista mexicano afincado en España, Mauricio-José Schwarz.

Dado el pasado de Amorós, la SEIP necesitaba a alguien a quien pudieran utilizar para validar la aparición de nuevas caras. Para ello recurrieron al valenciano Francisco Máñez, un investigador de temas paranormales conocido por su escepticismo y prudencia para abordar estos temas, y poco amigo de afirmaciones categóricas. Máñez y el ingeniero Joaquín Abenza se reunieron el pasado 25 de septiembre con Amorós y otros miembros del SEIP.

Precisamente, en el mismo suelo donde han aparecido las nuevas caras Máñez explicó un sencillo sistema para realizar caras a mano: bastaba con humedecer el suelo, buscar algún tipo de mancha, y repasarlo con un dedo impregnado en aceite para que se fijara la imagen durante cierto tiempo.

Según explicó Máñez a EL MUNDO –y han corroborado otros testigos– «resulta muy extraño que las caras aparecieran tras mi explicación». «Yo no puedo decir quién las ha falsificado», afirma, «ya que no estaba delante cuando se hicieron las caras, pero sí que tengo algo más que sospechas». El método utilizado que Amorós reconoce haber usado para fijar las teleplastias aparecidas (explicado en su página web) se parece extrañamente al descrito por Máñez.

Tanto él como Abenza creen que si fueron invitados a Bélmez fue en calidad de «convidados de piedra» para ser utilizados como testigos. Según Abenza, aficionado a estos temas y con experiencia profesional en el terreno del hormigón, «yo fui con la intención de hacer unas pruebas básicas que podrían determinar, sin duda, si las presuntas teleplastias tenían origen paranormal. Pero a pesar de tener la confirmación previa por parte de la SEIP de que se podrían realizar experimentos, la realidad fue que los actuales dueños de la casa no permitieron la realización de los mismos en las condiciones que hubiesen sido necesarias». De hecho, aunque sí que fueron invitados a la casa de los sobrinos de María, no se les mostró la habitación donde, casualidad, aparecieron las famosas (y rentables) nuevas caras.

Puesta en escena

Amorós asegura que Máñez está desacreditando sus investigaciones, aunque dice desconocer el motivo. Dice, además, que sus trabajos están validados por la labor de varios ingenieros técnicos con experiencia en el campo del cemento, y que han certificado el origen paranormal de las «teleplastias». Además, asegura tener unas «psicofonías» que ratifican sus palabras.

El 8 de febrero de este año, pensando ya en explotar esta versión paranormal del Celtiberian Show, la alcaldesa y el Comité Internacional de la Asociación de «cazafantasmas» (cuyos miembros son todos españoles), ya firmaron un acta en la que se inventariaban las caras existentes en la casa original. La razón: allí se quería ubicar el museo que prometía el programa electoral del PSOE en la localidad (la Junta de Andalucía no quiere saber nada del asunto). El alto precio que pedían los herederos de María Gómez por la casa complicaba la operación.

La puesta en escena incluía la aparición de nuevas caras en otro lugar cuya compra fuera más asequible y, cuando aparecieron la alcaldesa María Rodríguez Arias y la SEIP, se pusieron manos a la obra. En septiembre, las «teleplastias» aparecieron en la casa en la que nació la descubridora, a menos de 200 metros de donde se encuentran las primeras. Lo siguiente fue anunciarlo a bombo y platillo y poner en marcha la caja registradora. Mientras, para evitar nuevas investigaciones que puedan comprometer la versión oficial, la sede del futuro museo está cerrada.

La familia, por su parte, ha negado públicamente la existencia de contactos con el Ayuntamiento para vender la casa en la que aparecieron las caras que dieron lugar a este fenómeno.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2004/11/28/sociedad/1101615058.html