UN ESTUDIO MÉDICO ALEMÁN ASEGURA QUE LAS AGUJAS QUE SE UTILIZAN EN ACUPUNTURA DA IGUAL DÓNDE SE PONGANLos estudios de mayor envergadura que los seguros médicos han dedicado nunca a la acupuntura han arrojado un resultado sensacional: clavar agujas tiene un efecto real, pero da igual dónde se claven. ¿No serán los éxitos de la medicina china fruto de una sugestión de proporciones inmensas?

Aparentemente, los médicos alemanes se atenían estrictamente a las reglas tradicionales chinas. Para localizar un punto de acupuntura muy importante para tratar los dolores de espalda se bajaban seis pulgares siguiendo el curso del “meridiano de la vejiga” por la cara posterior del muslo y desde allí avanzaban otros tres centímetros hacia dentro. Justo ahí se encontraba el punto en el que debían introducir una aguja en la carne del paciente entre tres y cinco milímetros de profundidad.

Un grupo de acupuntores experimentados había inventado para la ocasión este punto de acupuntura ficticio, a tres centímetros de distancia del “auténtico”, llamado Yinmen (“puerta magnífica”), que es donde la tradición indica que se deben clavar las agujas cuando hay problemas de espalda, sobre todo en caso de ciática, y además no hay que hacerlo penetrando únicamente unos milímetros como en el modo de proceder ficticio, sino que hay que ahondar entre dos y cuatro centímetros.

El embuste forma parte de la estrategia de los Gerac (“German acupuncture trials”), los estudios científicos sobre acupuntura más amplios de la historia, efectuados por encargo de varios seguros médicos con el objetivo de aclarar si esta práctica tiene efectos reales o no. Los enfermos se distribuyeron en tres grupos: los asignados al primero fueron tratados con el procedimiento original chino; los del segundo sólo recibieron, sin saberlo, sesiones de acupuntura ficticia, y los del tercero, con la medicina convencional.

Dolores crónicos

Los primeros resultados del tratamiento de dolores crónicos de espalda y de rodilla provocados por la artrosis fueron presentados recientemente en el Congreso de Ortopedas celebrado en Berlín, y desconcertarán por igual a escépticos y seguidores convencidos: la acupuntura es efectiva, mucho más incluso que la medicina oficial, pero la ficticia es igual de efectiva que la original china.

¿Significa eso que en el refinado arte de la acupuntura da igual donde uno clave las agujas? ¿Ha desenmascarado el estudio Gerac toda la filosofía china del Yin y el Yang como mero número de salón? Y ¿no son francamente penosos los resultados alcanzados por la medicina oficial?

Tomemos como ejemplo el dolor localizado en la región lumbar: tras seis meses de terapia estándar con medicamentos y entre 10 y 15 “aplicaciones”, como masajes o fisioterapia, sólo la cuarta parte de los pacientes experimentó una disminución patente del dolor o una mejora apreciable de la movilidad de la columna. Sin embargo, después de 10 o 15 sesiones de “auténtica” acupuntura, la cuota de éxito era casi del 50%. Pero lo gracioso del caso es que la acupuntura ficticia alcanzaba unos resultados casi igual de buenos.

“Imagínese, me quedé asombrado”, comenta el director del proyecto, Hans Joachim Trampisch, experto en estadística médica de la Universidad del Ruhr. El acupuntor y director del estudio, Albrecht Molsberger, admite, a su vez: “Yo habría apostado a que la diferencia entre la acupuntura auténtica y la ficticia sería mayor”.

¿Cómo se explican los desconcertantes resultados de estos estudios? ¿Es posible que detrás de los éxitos curativos logrados con ayuda de las agujas no haya más que sugestión, más que una especie de efecto placebo de proporciones gigantescas? Y, en caso afirmativo, ¿deberán los seguros médicos pagar por ello a pesar de todo? Por otro lado, ¿por qué pagan terapias de la medicina oficial que está claro que funcionan mucho peor?

Bernhard Egger, de la Federación Nacional de la AOK (Caja Local de Enfermedad), comenta que “la gran diferencia entre los resultados de ambas terapias podría deberse en parte a que los pacientes que recibieron el tratamiento estándar se sentían decepcionados por no haber sido incluidos en el grupo tratado con acupuntura. Muchos sufrían intensos dolores desde hacía años y les hacía mucha ilusión ser tratados con acupuntura”.

Pero también es verdad que, por lo menos en el estudio dedicado al dolor de rodilla, los pacientes tratados con acupuntura recibieron más atenciones por parte del médico que los pacientes tratados con procedimientos estándar, un punto débil dentro de la metodología empleada que puede haber originado distorsiones. Además, por el momento nadie sabe si el efecto positivo de la acupuntura dura más de seis meses.

Pero el hecho de que además parezca que da completamente igual dónde se claven las agujas resulta especialmente incómodo para todos aquellos acupuntores que han elevado a categoría de dogma el trabajar siguiendo única y exclusivamente reglas chinas originales. Precisamente uno de los mejores conocedores de la historia de la medicina china, el sinólogo e historiador médico Paul Unschuld, de la Universidad de Múnich, declara: “Este resultado no me sorprende lo más mínimo”.

Según Unschuld, tanto dentro como fuera de China existe un gran número de tradiciones acupuntoras que a veces presentan considerables diferencias entre sí. El médico acupuntor Ulrich Eberhard, procedente de Madrid, confirma también que “en la acupuntura japonesa se aplican estímulos mucho más sutiles que en la china”. Según Unschuld, al final apenas es posible determinar qué procedimiento es mejor: “Mientras no perjudique al paciente, da igual qué variante emplee el médico”.

Además existen indicios que apuntan a que quizá toda la eficacia de esta terapia resida en el propio pinchazo y, en consecuencia, todas las teorías sobre meridianos y sobre el “equilibrio de los elementos” no serían más que pura filosofía. En este sentido, los últimos experimentos de la investigación sobre el dolor revelan que cada vez que se pincha la piel se liberan mensajeros químicos capaces de inhibir el dolor.

A esto probablemente hay que añadir el efecto de la sugestión. Según Michael Zenz, de la Universidad del Ruhr, terapeuta especialista en dolor y director de estos estudios, “toda terapia invasiva implica un contacto muy íntimo entre médico y paciente, y por eso alcanza resultados particularmente buenos, sobre todo en el tratamiento del dolor”. De hecho, una serie de experimentos revela que, por lo general, las inyecciones ficticias contra el dolor dan mejores resultados que las pastillas ficticias.

¿Qué sentido tiene que los médicos sigan recibiendo una formación exhaustiva en medicina tradicional china? El estudio Gerac supone también una terrible amenaza para las grandes organizaciones de acupuntura alemanas que se ofrecen a los seguros médicos y a las organizaciones médicas como únicos centros de formación serios. Según Trampisch, la demanda de mayor formación es más cuestionable que nunca. Norbert Schmacke, de la Universidad de Bremen y miembro de la comisión federal, es de la misma opinión: “Probablemente ya no se pueda seguir sosteniendo la afirmación de que sólo los acupuntores debidamente formados están en condiciones de lograr buenos resultados”.

Los seguros médicos tampoco se han librado del ridículo. Los estudios Gerac han sido posibles porque había interés en certificar la eficacia de la acupuntura para empezar a pagarla de manera oficial. Su temor era que los asegurados se pasaran a la competencia.

Para seguir pagando los tratamientos de acupuntura a pesar de los resultados de los aún inconclusos estudios Gerac, los seguros médicos han encargado la ejecución en paralelo de estudios conocidos como “de cohorte”, en los que se admite a cualquier paciente que desee recibir tratamiento de acupuntura para paliar dolores de espalda, rodilla o cabeza. Sólo en los estudios de cohorte han recibido tratamiento para más de 1,9 millones de pacientes.

Der Spiegel (15/11/04, 00.16 horas)
Fuente: http://www.periodistadigital.com/object.php?o=35709