Hace algunos años, el libro El lenguaje secreto de las plantas convirtió en científico un hecho paranormal: las plantas tienen conciencia y responden positivamente a las palabras afectuosas y la música armoniosa. Recientemente, el investigador japonés Massaru Emoto ha divulgado sus asombrosas investigaciones sobre la conciencia del agua en El mensaje del agua, publicado por la editorial Liebre de Marzo.

El japonés Massaru Emoto, licenciado en Humanidades y Ciencias por la Universidad de Yokohama y doctor en medicina alternativa, comenzó a investigar las moléculas del agua a raíz de unos estudios sobre resonancia magnética realizados en Estados Unidos. Conocedor de las maravillosas formas en las que cristalizan los copos de nieve, se le ocurrió traspasar esta idea a las gotas de agua, congelando las distintas aguas y tomando fotografías de los cristales.

Ayudado de un avanzado microscopio electrónico con cámara incorporada, Emoto fotografió diferentes aguas de su país, Japón, y de otros lugares. Tomó instantáneas de moléculas de aguas procedentes del manantial de Sanbuichi Yusui y de Saijo, del manantial de Lourdes y del Ártico. En todas estas agua puras, los cristales formados por las moléculas de agua tenían una belleza inconmensurable, siempre partiendo de la forma del hexágono. Seguidamente, el investigador experimentó con las sucias aguas del lago Biwake y del ríoYodo, en la ciudad de Osaka. Las imágenes tomadas de los cristales procedentes de esas gotas de agua reflejaban una fealdad y falta de armonía considerables. Después, tomó instantáneas de las contaminadas aguas del dique de Fujiwara tras la oración de un monje sintoísta. Las diferencias entre las fotografías tomadas antes y después son tan espectaculares que muchos consideran que se trata de una prueba científica del poder de la oración. Los mismos átomos se habían reorganizado de manera diferente, armoniosa, después de recibir esa energía espiritual. Entonces, decidió dar un salto más allá.

Emoto probó a poner música de Bach, de Beethoven, un sutra tibetano y música tradicional japonesa, y obtuvo unos cristales armoniosos; mientras que al poner heavy metal el resultado fue una completa desestructuración. El paso siguiente consistió en escribir palabras bonitas sobre cartón en las mismas aguas. “Amor y aprecio”, “gracias” y “Madre Teresa” provocaron cambios positivos en los cristales de una misma agua, mientras que “te odio y te mataré” y “Adolf Hitler” hicieron que las moléculas del agua congelada “emitieran” mensajes inarmónicos.

Apoyo científico
En el origen de estas investigaciones está, una vez más, la evidencia de que el 70% de nuestro cuerpo y el de nuestro planeta tienen el mismo componente: H2O. Los seguidores de estas investigaciones siguen la máxima hermética “como es adentro, es afuera”, lo que en términos científicos sería la equivalencia entre lo micro y lo macro.

El agua no sólo es el vaso comunicante de la información entre nuestras células sino que, como demuestran las investigaciones de Emoto, tiene una memoria, por tanto, una conciencia, y reacciona a las emociones y las vibraciones. La equivalencia humana podría ser que una experiencia positiva recuerda hechos alegres y un momento depresivo trae a la cabeza más tristeza, retroalimentando la frustración. Las modernas teorías cuánticas apoyan estas aseveraciones al demostrar que el 99% de la información molecular es luz (o vibración). Los grupos de la nueva era han obtenido de este concepto respaldo científico para realizar tareas de sanación utilizando la oración y la música.

La ciencia cuántica ha dado la razón al poder creador del pensamiento. El experimento de los “dos agujeros” con las partículas más pequeñas de energía –fotones, protones y electrones– demostró cómo éstas actuaban de manera diferente en función de las expectativas del investigador. Ese experimento ha puesto de manifiesto que una partícula puede existir en dos dimensiones al mismo tiempo, dando lugar a la teoría de los universos paralelos o la posibilidad de que existan varias realidades al mismo tiempo.

Tomando como punto de partida estas investigaciones, diversos grupos y personas llevan un tiempo tratando de regenerar las aguas a través del pensamiento consciente.

El empresario indio Amin Daya, residente en Granada y dedicado a la instalación de plantas depuradoras, es un convencido del poder sanador de la mente. Lleva a cabo labores de purificación del agua desde hace cuantos años. Amin realiza tareas de este tipo con el agua diamantina que afirma tener la capacidad de crear. Esta agua no sólo regenera las aguas de ríos y mares contaminados sino también la salud de los seres humanos, sobre la base de la ecuación micro-macro referida al principio.

Hace dos veranos, un grupo perteneciente a la Red Ibérica de la Luz se acercó hasta Muxía, en la Costa de la Muerte, tras realizar el Camino de Santiago, para realizar una tarea de sanación. Durante diez días estuvieron allí mandando energía positiva y vibraciones a estas devastadas aguas del Cantábrico. Dicen que, en los momentos en los que se realizaban esas prácticas, se veía saltar a los delfines por los alrededores de la playa.


Autor:  Rafael Palacios
Fuente: http://www.portalnoticiaspositivas.org/articulo.asp?id=689