Primer acto: la mujer viajaba junto a su esposo cuando vieron una cosa-luz en el horizonte. Segundo acto: en casa se percataron de que habían perdido dos horas de sus vidas. Tercer acto: las hipnosis revelaron algo sobrehumano.La noche del 19 de octubre de 1961 los esposos Betty y Barney Hill regresaban de un largo viaje a Canadá. Cerca de su ciudad de residencia, Portsmouth, Estados Unidos, vieron una luz obstinada y movediza en el horizonte. Al principio la confundieron con una estrella, luego con un planeta, y al final con un avión “que aparecía y desaparecía” mientras los acompañaba por la ruta, según publicó el diario español “El Mundo”.

Barney tenía entonces 39 años, era de raza negra y trabajaba en el correo; Betty, de 41, era blanca y laboraba como supervisora en un Departamento de bienestar infantil. Ambos habían emprendido unas largas vacaciones para huir del estrés social provocado por ser una pareja interracial, en tiempos que la segregación por esta causa multiplicaba las injusticias en el país. La tensión le había provocado a Barney una úlcera, razón por la cual decidieron escapar por un rato.


La historia de los Hill fue la primera denuncia de personas que dicen haber sido abducidas por alienígenas. El domingo, Betty falleció de un cáncer al pulmón a los 85 años.


Silbido metálico


Aquella noche, el resplandor en el horizonte motivó la curiosidad de ambos. Barney se apeó del automóvil con sus prismáticos. Distinguió luces y ventanas -la cosa se aproximó aún más- y luego creyó ver siluetas en el interior. Atemorizado regresó al vehículo y arrancó a toda velocidad hasta llegar a casa.


Allí se percataron de que el tiempo de viaje no cuadraba con lo que habían planificado. Había dos horas que estaban en el aire, dos horas que se perdieron en alguna misteriosa región.


Los Hill vivieron con esa extraña pesadez durante meses. Según testimoniaron, sólo recordaban la visión de la cosa y el sonido de un silbido metálico. Dijeron, además, que le comunicaron esto a las autoridades de la Base Aérea de Pease, quienes les contestaron que, efectivamente, un objeto no identificado había irrumpido en sus radares a la hora señalada.


Pelados y grises


Pasaron dos años desde el incidente. La pareja vivía un infierno, la úlcera de Barney empeoraba, padecía de ansiedad severa, hipertensión, insomnio y pesadillas: como si fueran un enigma, en estos delirios nocturnos ambos eran introducidos en un lugar desconocido contra su voluntad.


Atorados por las aparentes chifladuras, los Hill buscaron la ayuda médica de un eminente psquiatra y neurólogo experto en hipnosis. El doctor los sometió a regresiones y grabó sus palabras. El descubrimiento los dejó patitiesos.


Hipnotizados, narraron que una nave espacial descendió en la carretera, luego unos hombrecitos los secuestraron y los sometieron a exámenes físicos. Antes de soltarlos los indujeron, vía hipnosis, a que jamás recordaran lo sucedido.


Los extraterrestres eran pelados, de metro y medio de estatura, de piel gris, cabezas que parecían peras y ojos enormes, rasgados, gatunos.


La historia tuvo detractores testarudos, aunque también impulsó a muchos a contar experiencias similares que hasta entonces permanecían veladas por temor al escarnio público.


Una de las pruebas de los defensores de los Hill es que gracias a sus descripciones fue trazado un mapa cósmico basado en las instrucciones del líder alienígena. Años más tarde, dos de esas hipotéticas estrellas fueron verificadas por la ciencia.


Fuente: http://www.lun.com/internacional/detalle_noticia.asp?cuerpo=701&seccion=803&subseccion=901&idnoticia=C38279867393831