Traducido de http://www.skepdic.com

Los testimonios y las anécdotas vívidas son unas de las formas más populares y convincentes de “evidencia” presentadas por creyentes en lo trascendental, lo paranormal, y lo pseudo científico. Sin embargo, los testimonios y anécdotas en tales temas son de casi cero valor en establecer la probabilidad de las afirmaciones que se intentan respaldar. Una narración sincera y vívida de el encuentro de uno con un ángel, un extraterrestre, un fantasma, un Pie Grande, con auroras púrpuras alrededor de pacientes moribundos, un radiestesista, un gurú levitador, o un cirujano psíquico, es de poco valor empírico en establecer la racionalidad de creer en tales asuntos. ¿Por qué? Bueno, una razón es que tales narraciones son intrínsicamente desconfiables e influenciables. No son de más validez que las narraciones de clientes satisfechos de los últimos programas para perder peso que se anuncian por televisión. De hecho, los obviamente parciales testimonios de los anunciantes son superiores a la mayoría de los testimonios de aquellos quienes afirman que han visto ángeles: nosotros podemos al menos imaginaros una forma de probar las afirmaciones del anunciante. No hay una prueba concebible para visiones de ángeles.

Los testimonios de “experiencias personales” en los temas paranormales o sobrenaturales no tienen valor científico. Si otros no pueden experimentar la misma cosa bajo las mismas condiciones, entonces no hay manera de verificar la experiencia. Si no hay forma de probar las afirmaciones hechas, entonces no habrá forma de saber si la experiencia fue una falsa ilusión o fue interpretada correctamente. Si otros pueden experimentar la misma cosa, entonces es posible hacer una prueba del testimonio y determinar si la afirmación basada en ella vale la pena creerse. Por ejemplo, un lector envió el siguiente ejemplo del efecto placebo:

Cuando niño vomitaba cada vez que subía a un avión, hasta que una azafata me dijo que probara tomar alka-selzer antes de volar. Funcionó! Desafortunadamente, también sabía horrible, así que probé medio vaso. También funcionó. Después de un tiempo, el solo poner el alka-selzer en el vaso fue suficiente…

[Delano DuGarm]

Este lector fue lo suficientemente astuto para reconocer que, aunque los testimonios de las maravillas del alka-selzer no serían de mayor valor que los testimonios de los radiestesistas sobre las maravillas de la radiestesia, sí sería posible probar los efectos del producto. Por otro lado, un testimonio de haber sido transportado al cielo durante la noche para bailar con los ángeles es uno que nunca podrá ser probado. Tale testimonio es científicamente inservible porque no puede ser probado.

La razón de que los testimonios de radiestesistas son científicamente inservibles es porque en tales asuntos deben ser controlados el pensamiento selectivo y el auto-engaño. La mayoría de los radiestesistas ni siquiera se dan cuenta de la necesidad de hacer una prueba controlada de sus poderes para desechar la posibilidad de que se estén engañando a sí mismos. Están satisfechos con su experiencia como radiestesistas. Las pruebas controladas para radiestesistas probarán de una vez por todas que no están siendo selectivos en la obtención de evidencias, o sea, contar solo los éxitos y convenientemente ignorar o desvalorar los errores. Las pruebas controladas pueden también determinar si otros factores, tales como pistas geológicas visibles, pueden ser más significativas en predecir éxitos en la radiestesia. Por eso, en y de ellos, los testimonios de los radiestesistas son científicamente inservibles.

Si tales testimonios son científicamente inservibles, ¿por qué son tan populares y por qué son tan convincentes? Hay varias razones, creo. Los testimonios son muchas veces muy vívidos y muy detallados, haciéndolos parecer muy creíbles. Muchas veces son contados por gente entusiasta, quienes parecen ser fiables y honestas, sin ninguna razón aparente para querer engañarnos. Muchas veces son contados por con alguna semblanza de autoridad, tales como un doctorado en psicología o en física. Finalmente, los testimonios son creíbles porque la gente quiere creerlos. Sin embargo, los testimonios que son de afirmaciones no comprobables simplemente no tienen ningún valor y punto. Y los testimonios de afirmaciones sí comprobables son muchas veces inservibles hasta que son probados.

Finalmente, debe ser notado que los testimonios son muchas veces utilizados en muchas áreas de la vida, incluyendo la ciencia médica por médicos para tratar pacientes, y que darle una debida consideración a tales testimonios es considerado inteligente, no tonto. Un médico usará los testimonios de sus pacientes para llegar a conclusiones sobre ciertos medicamentos o procedimientos. Por ejemplo, un médico tomará evidencia anecdotal de un paciente sobre una reacción a un nuevo medicamento y usará esa información para decidir si ajustará la dosis prescrita o cambiará el medicamento. Esto es bastante razonable. Pero el médico no puede escuchar el testimonio selectivamente, escuchando solo aquellas afirmaciones que encajan en sus propios prejuicios. Hacerlo sería arriesgarse a lastimar el paciente de uno. Tampoco deberá la persona común ser selectiva cuando escuche testimonios sobre las maravillas de una nueva medicina dietética o de tales prácticas como el Foro de Landmar o de Cientología.

P. ¿Qué hay sobre los testimonios? ¿Puede una experiencia personal demostrar lo que funciona?

R. Los “tesimonios” son narraciones personales de la experiencia de alguien con una terapia. Son generalmente subjetivas: “me ciento mejor,” “he tenido más energía,” “no tuve náuseas,” “el dolor se fué,” y así. Los testimonios son intrínsicamente selectivos. La gente tiende mucho más a hablar sobre su “sorprendente cura” que sobre algo que no funcionó para ellos. Los proponentes de los métodos “alternativos” pueden, claro, seleccionar cuáles testimonios usarán. Por ejemplo, vamos a suponer que si 100 personas están enfermas, 50 de ellas se recuperarán por sí mismas aún sin hacer nada. Entonces, si todas las 100 personas usan cierta terapia, la mitad se pondrá mejor aunque ni siquiera el tratamiento esté haciendo nada. Esta gente podrá decir “yo tomé la terapia X y mi enfermedad se fue!” Esto sería completamente honesto, aunque la terapia no haya hecho nada por ellos. Entonces, los testimonios son inservibles para juzgar la efectividad del tratamiento. Hasta donde sabemos, aquellos que dan testimonios pueden ser solo personas que se sintieron bien. O, suponiendo que de 100 pacientes que probaron terapia, 10 pacientes no tuvieron cambio, 85 se sintieron peor, y 5 se sintieron mejor. Los cinco que mejorar pueden bastante honestamente decir que se sintieron mejor, aunque casi nadie que probó el remedio se mantuvo igual o empeoró!