La NASA desveló que más de 70 de las polémicas fotografías de soldados muertos en Irak son en realidad de los siete astronautas que perecieron en la tragedia del transbordador Columbia el año pasado.






Sábado, 24 abril 2004
IBLNEWS, AGENCIAS
“Muchos medios de comunicación de todo el país están identificando equivocadamente los ataúdes envueltos por la bandera de los tripulantes del Columbia como si se tratara de víctimas mortales de Irak”, señaló la agencia espacial estadounidense, informa EFE.

En la segunda mayor tragedia sufrida por la NASA, los siete tripulantes del Columbia murieron el 1 de febrero de 2003 cuando el transbordador se aproximaba a tierra tras una misión científica de 16 días.

“Se solicita a los editores que confirmen que las imágenes utilizadas en sus noticieros sean en realidad las de bajas estadounidenses y no las de los astronautas”, manifestó la NASA.

Ante una solicitud respaldada por la Ley de Libertad de Información, la Fuerza Aérea publicó más de 300 fotografías en su sitio de internet que mostraban los ataúdes de soldados en la Base Dover, en el estado de Delaware.

Esta misma semana un diario, “The Seattle Times”, y un página de internet, www.thememoryhole.org, empezaron a divulgar las imágenes inéditas de los ataúdes de los soldados muertos en Irak, tras lo cual el Pentágono ha vuelto a restringir la difusión de estas fotografías.

La controversia coincide, además, con un cambio en la actitud general de los medios de difusión de Estados Unidos que han empezado a mostrar imágenes más crudas del combate, las muertes y la destrucción en Irak.

El brigadier general Mark Kimmitt, subdirector de operaciones de la Coalición ocupante de Irak, declaró hoy a la cadena de televisión ABC que la política del Pentágono establece claramente que las primeras personas que tienen derecho a ver a los soldados muertos deben ser sus familiares.


Para añadir más leña al fuego, el pasado domingo una foto tomada en Kuwait dentro de un avión en el que iban a ser trasladados los féretros de los soldados aterrizó en la portada del Seattle Times . Tres días después, la mujer que la tomó, Tami Silicio, que trabajaba para una empresa dependiente del Pentágono, fue despedida a pesar de que su intención era precisamente que se mostrara que los cadáveres «eran tratados con honor y respeto».

«Yo ciertamente sé que no querría que mis seres queridos fueran parte de un espectáculo público antes de tener la posibilidad de llorarles en privado», se justificaba el general Mark Kimmitt desde Bagdad en la cadena de televisión ABC.