Los hombres y mujeres ante el palacio presidencial en la capital haitiana están furiosos. Algunos parecen estar bajo la influencia de drogas. Otros juran que lucharán hasta la muerte por su presidente, en el caso de que los rebeldes lleguen a la ciudad.
Junto a las armas, también se defenderán con ritos vudú, dicen. “Es muy fácil asesinar a alguien con vudú”, afirma uno de ellos. Sólo hay que ir a ver a un sacerdote, donar algo de dinero, y él mostrará cómo hacerlo.

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