Los satélites argentinos nunca llegarán a Marte, pero tienen su lugar en el firmamento. Uno de ellos fue elegido por la NASA para medir la salinidad del mar. Esto es: la NASA coloca en el satélite un equipo que vale 200 millones de dólares y el aparato argentino lo pasea por el espacio para que logre su objetivo. El anuncio correrá por cuenta de Sean O’Keefe, el timonel de la agencia norteamericana, que viene especialmente a Buenos Aires.

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