Algunas veces, las nubes toman caprichosas formas que asemejan rostros humanos. Lo mismo ocurre en ocasiones con formaciones rocosas incluso. En los extremos de esto hallamos libros como Seducción Subliminal (Prentice Hall, 1973), en el que Wilson Bryan Key es el responsable de una de las obras más absurdas jamás escritas.El rostro de Cidonia.
Manuel López Michelone.
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Cidonia’s face

Se supone que en muchos anuncios de bebidas y tabaco, por ejemplo, se han incluido mensajes con motivos sexuales. Puede ser que entonces alguien descubra una mujer desnuda entre los cubitos de hielo o palabras como sex o fuck escondidas por ahí.

Esto es, tal vez, parte de la manera en como nuestro cerebro ve, intentando en muchos casos hallar una interpretación racional a lo que nuestros ojos observan. Sea como sea, es un hecho que hay una tendencia a que ciertas figuras caóticas tomen la forma de cosas que nos parecen familiares.

Hace pocos años, los entusiastas de los OVNIs y demás tonterías han descubierto imágenes extrañamente familiares, tanto en Marte como en la Luna. La idea detrás de esto es tratar de demostrar o sugerir la presencia de criaturas extraterrestres en algún otro astro dentro del universo. Por ejemplo, H. Percy Wilkins, en 1953, un británico retirado ahora, que se dedicaba a hacer planos lunares, descubrió una especie de puente como los que hacemos los hombres en la Tierra. En 1959, Frank Edwards escribió al respecto y de inmediato los fanáticos de los OVNIs gritaron a los cuatro vientos que se trataba de evidencia de vida en la Luna.

En 1955, Donald Keyhoe, en The Flying Saucer Conspirancy, reportó que análisis espectroscópicos habían demostrado que el material de dicho puente ¡era metálico! Cuando el astrónomo Donald Menzel dijo que no podía ver el dichoso puente, Keyhoe lo acusó de colaborar con una vasta conspiración gubernamental para esconder la verdad sobre los OVNIs.

Ya en 1976, el fanático de OVNIs George Leonard dijo que los puentes lunares era una de las evidencias menos controversiales obre la Luna. Curiosamente, dichas construcciones lunares desaparecieron cuando la nave Apolo tomó fotografías cercanas de la Luna. Tales puentes no eran otra cosa que imágenes creadas por sombras y, luces. A pesar de todo, los creyentes de los extraterrestres mantienen este mito.

En 1977, el ingeniero eléctrico Vincent DiPrieto mostró una foto tomada por la nave espacial Viking que orbitó Marte. Al principio, él pensó que se trataba de un truco fotográfico.La imagen mostraba una montaña que recuerda la cabeza de algun ser humano. La NASA dio a la luz pública esta fotografía muy poco tiempo después de ser tomada, dejando en claro que se trataba de una formación rocosa natural. No obstante, DiPietro, conjuntamente con Gregory Moleenar (un científico de computadoras), publicaron un libro de 77 páginas llamado Unusual Martian Surface Features. Los autores conceden que puede tratarse de una formación natural, creada por la erosión en la superficie marciana. Sin embargo, añaden: “si se trata de un evento de la naturaleza, hace de ésta un entre demasiado inteligente”. Curiosamente, existen otras fotografías tomadas de esta formación, las cuales han sido ignoradas por los fanáticos OVNInautas. Es evidente que la nave Viking (así como otras que han orbitado Marte) captura imágenes en diferentes espectros electromagnéticos. Quienes no se dedican a la ciencia acaso les parezca extraño, pero hay cámaras infrarrojas (es decir, que toman la radiación infrarroja nada más) o, bien, películas especiales para capturar solamente cierto tipo de radiación lumínica, no necesariamente en el espectro visible. Si ven esas fotografías descubrirán la verdad sobre el rostro de Cidonia. Todas las versiones de la fanaticada OVNI (incluyendo al inefable Jaime Mausán), no dejan de ser versiones, no sólo parciales del asunto, sino totalmente falsas.

Como sea, la gran cabeza en Cidonia nos debería dejar alguna buena enseñanza. Si uno busca en un conjunto caótico de información, es fácil hallar combinaciones que parecen increíbles. Cada página de un libro de números generados al azar contiene patrones fascinantes, con posibilidades ínfimas de contener un patrón específico o creado a propósito de antemano. Cada mano de un juego de cartas, como el bridge, podría considerarse un milagro absoluto si consideramos ese patrón antes de que éste se produzca.

Considere que alguien cierra los ojos por 15 minutos y habla de la escena que está imaginando. No será difícil hallar correlaciones verdaderamente sorprendentes entre esta descripción específica y alguna postal o foto de algún paisaje.

Piense en uno de esos psíquicos que resuelven crímenes o que encuentran los cuerpos de víctimas de criminales que están perdidos. Es inevitable que de pronto el psíquico diga algo que le sea útil a la policía, sobre todo si esto la lleva al cuerpo desaparecido. Si no se tiene una cinta de audio de todo lo que el psíquico le está diciendo a la policía, ¿cómo podemos evaluar su precisión?

Las adivinaciones de psíquicos como Jeane Dixon parecen impresionantes hasta que se conoce la cantidad enorme de errores cometidos. Atrás de todo lo anteriormente dicho es muy simple: no hay que creer en estas cosas ciegamente, incluso aunque hayan sido procesadas con programas de computadora específicos para realzar detalles en imágenes digitales. Quien quiera una colección de las fotos de Cidonia (no sólo la imagen famosa de la cabeza), sino de las otras, en las que se ve claramente que no hay tal rostro, mándeme un correo y a vuelta las recibirá.

Manuel López Michelone es físico por la Universidad nacional Autónoma de México. Tiene estudios de posgrado en Essex, Inglaterra, en las ramas de inteligencia artificial y bases de datos inteligentes. Además, da clases de programación lógica Pascal en la Universidad Iberoamericana y en la UNAM. Su dirección electrónica en Internet es mlopez@sayrols.com.mx