Zuleima Quintero conoció a Astróbolus en una breve pasantía por una de esas tiendas esotéricas en el centro de Caracas. El carajo le enseñó raudamente a traficar con velas, sahumerios, tabacos, pócimas, cuerno e’ ciervo, polvos, santos, collares y todo ese conjunto de elementos que desatan un “de que vuelan, vuelan” en crédulos e incrédulos.

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