Indígenas chiapanecos son tratados injustamente por profesar una fe diferente.CHIAPAS, México, dic. 25, 2003.- Es el único lugar donde las calles y comercios tienen nombres bíblicos.

La historia de sus pobladores está marcada por la injusticia, la tragedia y la persecución.

“Dejé mi casa, dejé mi terreno, dejé mi familia, me corrieron con palos, con machetes y con cárcel. Yo soy expulsado ya tiene 20 años, me expulsaron por la palabra de Dios”, relata Salvador Díaz, Indígena evangélico expulsado.

Tan sólo en el estado de Chiapas más de 30 mil indígenas tzotziles de San Juan Chamula y otros poblados se han asentado en los alrededores de San Cristóbal de las Casas buscando un lugar seguro donde no ser más perseguidos, encarcelados o torturados por profesar una fe diferente.

“El primer espacio de intolerancia es Chiapas, luego es el estado de Hidalgo, el estado de Guerrero y el estado de Oaxaca. Por ejemplo en Ixmiquilpan, Hidalgo, se les negó todos los servicios eléctricos de drenaje, de agua”, Abner López, Dirigente de la Iglesia Presbiteriana de Mexico.

También de servicios educativos.

“Los niños evangélicos generalmente no son recibidos en las escuelas porque tradicionalmente maestros y la gente de autoridad del pueblo son católicos”, afirma Abner López.

La Iglesia Católica reconoce su responsabilidad.

“La falta de educación es nuestra primera falla en esos derechos humanos. La apertura tiene que venir desde los jerarcas, desde los Obispos porque si no viene esa apertura desde ahí se sigue actuando en una forma intransigente, sin tolerancia sin comprensión”, relata José Jesús Arriaga, Director de Relaciones Interreligiosas de la Arquidiócesis de México.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha emitido varias recomendaciones en contra de escuelas, iglesias o instituciones que trasgreden el respeto de los no católicos.

“En general son un promedio de 50 por año”, señala José Luis Soberanes, Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Sin embargo, la mayor parte de los casos de intolerencia religiosa no son denunciados.

” Llorando estamos, no tenemos trabajo. No hay ley y no hay justicia”, comenta Salvador Díaz, indígena evangélico expulsado.

por: Leonardo Ferrera
Fuente: Noticieros Televisa