Unos investigadores descubrieron que una forma de una proteína común del cerebro nos hace peores para recordar cosas. Es un primer paso hacia el descubrimiento de los genes de la inteligencia.La inteligencia humana es parcialmente hereditaria – estudios de padres y niños muestran que un cincuenta porciento de nuestra astucia o falta de ella es debida más a los genes que al medio ambiente. Ahora Dominique de Quervain y sus colegas de la Universidad de Zurich en Suiza han encontrado uno de esos genes.

La gente que hereda la forma menos común de un receptor de serotonina tienen peor memoria a corto plazo que la gente con la forma más común. Esto no es por sí mismo un gen de la inteligencia.

Pero los científicos sospechan que eventualmente un grupo de tales genes será identificado como que juntos hacen la diferencia entre un cerebro inteligente y uno, digamos, no tanto. La inteligencia está hecha de muchas cosas incluyendo concentración y razonamiento, pero la memoria es ciertamente importante.

El neurotransmisor de serotonina es mejor conocido por su uso en la depresión, pero se sabe también que las drogas que bloquean un receptor de serotonina particular en el cerebro, como el 5HT2a, bloquean la memoria a corto plazo.

Alrededor del nueve porciento de las personas tienen al menos una copia del gene 5HT2a que llama al aminoácido tirosina en algún momento en la proteína del receptor. El resto pide histamina. La gente con la variante tirosina hace que los receptores sean menos sensibles a la estimulación de la serotonina.

El equpo de De Quervain comparó a 70 personas con la forma tirosina con 279 personas con la forma histamina. El grupo de tirosina fue 21 porciento peor para recordar una lista de cinco palabras o figuras simples cinco minutos después de haberlas visto.

Sus recuerdos inmediatos fueron igualmente buenos, mostrando que su motivación y atención eran la misma, mientras que la diferencia entre los grupos no fué peor un día siguiente, mostrando que la diferencia genética no era un efecto separado a la memoria a largo plazo.

“Esta es la primera vez que esto se ha visto con el sistema de serotonina”, dice Quervain. Pero Daniel Weinberger y sus colegas del US National Institute of Mental Health reportaron un efecto similar en Enero del 2003.

Ellos encontraron que la gente con una variante genética particular de un factor de crecimiento neuronal eran peores en ciertas labores de recuerdos. Durante las pruebas, también observaron menos actividad neuronal en el hipocampo, una región cerebral asociada con la memoria.

Tales estudios ligan la variación genética en la química cerebral a las diferencias cognocitivas reales, y las diferencias en la actividad en el cerebro son solo el principio, dice Joseph Callicott, un colega de Weinberger.

De Quervain sospecha que el efecto de la serotonina también puede ocurrir en el hipocampo. Una manera de rastrearla sería buscar niveles distintos de activación en varias regiones cerebrales con imagen por resonancia magnética mientras los sujetos hacen labores de memoria.

Callicott dice que su grupo ha reunido informaicón genética de un gran número de gente, junto con la información de la función cognocitiva, incluyendo pruebas similares de memoria a aquellos que fueron usados por De Quervain, y las imágenes de la actividad cerebral. “Podemos buscar ese receptor de serotonina en la base de datos genética y ver si correlación con cualquier diferencia en las capacidades cognocitivas o de imagen, dijo.

Referencias: NewScientist y Nature Neuroscience