De la Virgen de Guadalupe y la de Fátima

Al parecer y según los datos más recientes, la Virgen de Guadalupe nunca se apareció en el Cerro del Tepeyac. Todo fue una treta de los Españoles para aplacar a los nativos Mexicanos. Siguiendo esta misma teoría, tampoco existió Juan Diego. La famosa Capilla Católica que se construyó para supuestamente cumplir con las órdenes de la Virgen, estaba situada precisamente frente al sitio donde los Aztecas tenían un templo para su propia diosa virgen Tonantzin, con este truco, la tradición Católica se injertó dentro de la religión indígena, haciendo lo que se conoce como sincretismo religioso.

De hecho, la historia de la historia de la aparición de la Virgen de Guadalupe en México es muy similar a una leyenda Española anterior que relata que la Virgen se le apareció a un pastor y lo condujo a descubrir una estatua de ella junto a un río conocido como Guadalupe (“canal escondido”).

Hay evidencia de que la imagen Guadalupana misma tomó muchos de sus elementos de las pinturas tradicionales Españolas antiguas. Se ha comprobado con fotografía infrarroja que las manos fueron modificadas, incluso se puede notar que debajo de la pintura, el artista trazó primero el dibujo antes de darle color.

Incluso, durante una investigación formal hecha en 1556, se escribió que “la imagen fue pintada el año pasado por un Indio”, específicamente “el pintor Indio Marcos”, quien probablemente fue el pintor Azteca Marcos Cipac de Aquino quien estaba activo en México al momento de que la imagen de Guadalupe apareció.

Las supuestas figuras dentro de los ojos de la Virgen de Guadalupe no son más que manchas de pintura en donde la imaginación de los muy creyentes perciben imágenes que en realidad no están (Nickell y Fisher 1985).

La revista Mexicana “Proceso” publicó que en 1982 el experto en restauraciones José Sol Rosales examinó el lienzo con un estereomicroscopio y observó que parecía ser una mezcla de lino y cáñamo o fibra de cacto que fue preparado con una capa de base blanca (sulfato de calcio) y luego fue pintada con pintura de temple que consiste en pigmento, agua, y un medio fijador. Sol Rosales dijo que los colores utilizados por Cipac de Aquino fueron muy limitados, consistiendo en negro (hollín de pino), blanco, azul, verde, y varios colores tierras, rojos incluyendo carmín, y dorado. Rosales concluyó que la imagen no se originó sobrenaturalmente sino que fue el trabajo de un artista que utilizó los métodos y materiales del siglo XVI (El Vaticano 2002).

Además, aunque la imagen fue pintada no mucho después de la Conquista Española y se decía que tenía poderes milagrosos, la leyenda pía de la aparición de María a Juan Diego puede ser del siglo siguiente (Brading 2001).

Incluso el mismo guardián de la basílica, Monseñor Guillermo Schulemburg, duda de la existencia histórica de Juan Diego, y dice que su canonización fue el “reconocimiento de un culto” (Nickell 1997).

Pasando a otro de los temas, resulta que después de la revolución den 1910 en Portugal, cuando estaban al borde del totalitarismo, se decretó una marcada separación entre Iglesia y Estado. Pero aunque la clase culta y el centro político ridiculizaban y reprimían a la religión, todavía se podía encontrar una fuerte fe en las comunidades rurales. Es dentro de este contexto que durante un periodo de seis meses, una serie de supuestas apariciones de la Virgen les ocurrieron a tres niñas de la comunidad de Fátima. Las visiones comenzaron en Mayo de 1917 y durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial las niñas luego afirmaron que habían sido visitadas repetidamente por un “Ángel de la Paz”. El asunto fue llevado al máximo cuando en el Otoño de 1914 el Papa Benedict XV imploró a los líderes de Europa que detuvieran la matanza. El Papa entonces emitió una declaró la política de que en las letanías de la Iglesia debería incluirse permanentemente la invocación conocida como “Reina de la Paz, ruega por nosotros” dentro de la oración a María.

Fue en el contexto de escuchar frecuentemente esta invocación durante las misas a las que atendían las niñas de Fátima que tuvieron su primera visión de María. Después María se les apareció el día 13 de cada mes durante seis meses. Sin embargo, estas apariciones tuvieron implicaciones políticas: el alcalde de Fátima, justo antes de la aparición programada para el 13 de Agosto de 1917, arrestó a las niñas y las encerró en la cárcel, donde fueron interrogadas y amenazadas con ejecutarlas. Un resultado de esta acción precipitada fue descrita por varios creyentes locales que afirmaban que ocurrieron varias anormalidades solares como señal divina de descontento divino (Pelletier 1983). Al igual que con las anteriores apariciones de Lourdes y en otros lugares con Medjugorje después, se decía que el Sol “bailaba” en el cielo y también variaba alarmantemente de tonos.

Las apariciones de Fátima reforzaron obviamente la fe de los creyentes rurales, ayudados en buena parte por las acciones del alcalde cuyas tácticas materializaron la vieja doctrina Marxista que dice que “la amenaza externa crea cohesión interna”. Una de las revelaciones de la Virgen de Fátima condenó específicamente a Rusia y predijo desastres mundiales a menos que toda la gente se volviera a la fe Católica (Haffert 1950).